La Guardiana De Acero

Confianza Bajo Fuego

Capítulo 7: "Confianza Bajo Fuego"

La tensión en el aire era palpable. Desde el ataque en el evento corporativo, Valeria había redoblado las medidas de seguridad en torno a Isaac y la empresa. Aunque el día a día parecía transcurrir con normalidad, ella no podía ignorar la sensación de que algo más grande se estaba gestando. Su instinto, afinado tras años de experiencia, le advertía que los enemigos de Isaac no habían terminado.

Valeria pasaba largas horas revisando protocolos, analizando posibles vulnerabilidades y entrenando al personal de seguridad. Su dedicación era absoluta, pero incluso en medio de su concentración, no podía ignorar la creciente cercanía entre ella e Isaac. Él había cambiado desde aquella noche en la que hablaron de su pasado. Aunque seguía lanzando sus comentarios coquetos, había momentos en los que su actitud se volvía sorprendentemente sincera.

Una tarde, mientras revisaban juntos un informe de seguridad, Isaac se recostó en su silla y la observó con una expresión pensativa.

—Sabes, Valeria, me doy cuenta de que trabajas más duro que nadie aquí —comentó, su voz cargada de una mezcla de admiración y preocupación.

—Es mi trabajo —respondía ella con frialdad, sin apartar la vista del documento frente a ella.

—No, es más que eso —insistió Isaac—. Eres incansable. Pero me pregunto, ¿a qué precio?

Valeria levantó la vista, sus ojos azules brillando con una mezcla de orgullo y desafío.

—Hago lo que sea necesario para asegurarme de que todo esté bajo control. No hay precio demasiado alto cuando se trata de ser la mejor.

Isaac sonrió levemente, inclinándose hacia ella.

—Eso es lo que admiro de ti, Valeria. Tu determinación, tu fuerza. Pero también me preocupa que te olvides de ti misma en el proceso.

Ella frunció el ceño, sintiéndose vulnerable ante su preocupación genuina.

—Estoy bien. No necesito que te preocupes por mí.

—Quizá no lo necesitas, pero eso no significa que no lo haga —replicó Isaac, su voz suave pero firme.

Valeria desvió la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. No podía permitirse pensar en él de esa manera. Su relación debía mantenerse estrictamente profesional, pero cada vez era más difícil ignorar el magnetismo que sentía hacia él.

Esa noche, mientras revisaba las grabaciones de las cámaras de seguridad, Valeria recibió una alerta en su teléfono. Era un correo anónimo con un archivo adjunto. Al abrirlo, encontró un video que mostraba a un grupo de hombres armados entrenando en lo que parecía ser un almacén abandonado. Reconoció a uno de los hombres: era uno de los atacantes que había neutralizado en el evento.

El mensaje que acompañaba al video era claro: "Esto es solo el principio. Prepárense."

Valeria sintió un escalofrío recorrer su columna. Sabía que esto no era una amenaza vacía. Los enemigos de Isaac estaban planeando algo grande, y ella debía estar preparada para enfrentarlo.

Sin perder tiempo, fue directamente a la oficina de Isaac. Él estaba revisando documentos cuando ella entró sin previo aviso.

—Tenemos un problema —dijo, colocando su teléfono sobre el escritorio para mostrarle el video.

Isaac frunció el ceño mientras lo veía, su expresión tornándose grave.

—¿Sabes quiénes son?

—Reconozco a uno de ellos. Estuvo involucrado en el ataque del evento. Esto confirma que no fue un incidente aislado. Están planeando algo más grande.

Isaac asintió, su mente trabajando rápidamente.

—Necesitamos reforzar la seguridad. Y también debemos estar un paso adelante. Si podemos identificar su ubicación, podríamos neutralizar la amenaza antes de que actúen.

—Ya estoy trabajando en eso —respondía Valeria—. Pero necesitaré acceso a todos los recursos disponibles.

—Los tienes. Haz lo que sea necesario.

Durante los días siguientes, Valeria trabajó sin descanso para rastrear la ubicación del grupo. Finalmente, logró identificar el almacén que aparecía en el video. Estaba ubicado en las afueras de la ciudad, en una zona industrial abandonada.

Isaac insistió en acompañarla al lugar, a pesar de las protestas de Valeria.

—Es demasiado peligroso —dijo ella, su tono más severo de lo habitual.

—Y tú eres demasiado valiosa para arriesgarte sola —replicó él—. No voy a quedarme sentado mientras te enfrentas a esto.

Valeria suspiró, sabiendo que no podía convencerlo de lo contrario. Finalmente, accedió, pero bajo la condición de que siguiera sus instrucciones al pie de la letra.

Cuando llegaron al almacén, Valeria lideró la incursión con la precisión de una experta. Neutralizó a los guardias con movimientos rápidos y silenciosos, mientras Isaac la seguía de cerca. Sin embargo, no todo salió como habían planeado. Uno de los hombres logró activar una alarma, alertando al resto del grupo.

En cuestión de segundos, se desató un tiroteo. Valeria y Isaac encontraron cobertura tras unas cajas mientras los disparos resonaban en el almacén.

—¿Estás bien? —preguntó Valeria, su voz firme a pesar del caos.

—He tenido días mejores —respondía Isaac con una sonrisa nerviosa.

Valeria rodó los ojos, pero no pudo evitar sentir una extraña calma al ver que él mantenía la compostura.

Con una combinación de estrategia y pura habilidad, Valeria logró reducir a los atacantes uno por uno. Cuando el último hombre cayó, el silencio llenó el espacio, roto solo por el sonido de su respiración agitada.

Isaac se acercó a ella, su expresión una mezcla de admiración y gratitud.

—Eres increíble —dijo, su voz baja pero cargada de emoción.

Valeria lo miró, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que lo que sentía por él iba más allá de la admiración profesional, pero no estaba lista para admitirlo, ni siquiera a sí misma.

—Solo hago mi trabajo —respondió, su tono firme, aunque su mirada traicionaba una chispa de emoción.

Isaac sonrió, inclinándose ligeramente hacia ella.




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