Todo iba normal en Kendelltar, pero como esta historia va con nuestros protagonistas pues, empecemos con Olivia, que iba de camino a casa después de su cita con la psicóloga y en el trayecto le gustaba repetir la cesión en su cabeza y lo que en realidad le hubiera dicho.
Una hora antes.
— ¿Cómo te ha ido Olivia? — pregunto la psicóloga sentada en su silla con una libreta.
— Como estuve la semana pasada y la semana antes de esa.
— Parece que te gusta la constancia — la psicóloga cruzo las piernas — Pero... ¿Cómo te va en tus clases? ¿Te uniste al club de arte?.
— No, no creo tener talento para eso, solo haría el ridículo — en ese momento Olivia recordó la discusión que había tenido con sus padres cuando la habían visto con cosas de dibujo. "No tienes talento", "Solo das pena al tratar de dibujar", " Mejor ponte a estudiar haber si así mejoras tus calificaciones".
Esas palabras le causaban una angustia en el pecho, pero era un dolor que estaba acabando con sus ganas de hacer algo.
— Apuesto a que no ¿podrías mostrarme?.
— No
— ¿Por qué no?
— Porque los queme y tire sus cenizas al basurero, así como todos mis sueños.
— Nadie puede tirar tus sueños, si tienes talento, hazlo.
Olivia no supo que decir y solo miro fijamente a la psicóloga — ¿Me puedo ir? — dijo al ver el reloj de la ella que había marcado el final de la sesión. Su psicóloga asentó y ella salió a paso a veloz, ya estando afuera del consultorio empezó a caminar, pero esa caminata se convirtió en un trote que iba aumentando su velocidad hasta que se convirtió en una carrera con ella misma, empezó a correr para alejarse de sus problemas.
Si algo era seguro, era que Olivia Jones corría más rápido que cualquiera en ese lado de Kendelltar.
Hora actual.
Olivia no podía evitar pasar por aquel bosque donde había perdido a la única persona que realmente la apoyaba, su hermano, si quería ir casa debía pasar al frente de ese lugar.
Fue mi culpa.
Se decía a sí misma, una y otra y otra vez. Sus padres pasaban trabajando la mayoría de tiempo y eso no le molestaba a ella ya que desde aquel día le echaron la culpa de la muerte de su hermano, no lo hacía directamente pero con sus miradas y gestos ella lo sabía.
La terapia durante los últimos tres años no le había ayudado y las marcas en sus brazos y en el resto de su cuerpo eran prueba de eso.
Corre, corre, para escapar de tus problemas.
Correr es mejor terapia que la señorita Thompson.
Al llegar a casa sudorosa y casi sin aliento, había subido al ático para sentarse al frente de la gran ventana redonda. Al pasar el rato estaba quedándose dormida debido a que no había podido dormir la noche anterior, además el cansancio de haber corrido todos esos kilómetros la habían dejado agotada.
Daba una que otra cabezadita y varias veces choco con el vidrio, eso tampoco le molestaba ya que eso la ayudaba a mantenerse despierta y alerta para cuando llegara el.
No pudo resistir y había quedado en un profundo sueño pegada a la ventana de su ático.
"Los mellizos Jones solían caminar por el bosque de camino a casa. No lo hacian seguido pero lo hacian toda la semana previa a su cumpleaños, era su lugar mágico y misterioso, siempre esperaban encontrarse con algo sobrenatural como hadas o un lobo, incluso soñaban con descubrir un asesinato. Eran raros, pero esas cosas les emocionaba
Ambos jugaban con ramas que tomaban del suelo y solían imaginar que eran baritas o espadas, o lo que su imaginación les permitirá imaginar. Con el tiempo y como estaban en la pre-pubertad empezaban a pensar que nunca encontrarían algo así y que sería mejor dejar todas esas ideas.
Además, si caminabas quince minutos en línea recta podías encontrar un puente en forma de arco, nadie sabía para qué era o porque estaba ahí, ni siquiera había un lago o algo parecido solo estaba ahí cubierto de hojas, moo y raíces.
Ese no era el único misterio de ese grande y profundo bosque ya que caminado otros 10 minutos se podían topar con lo que parecía los alrededores de una casa que había sido destruida hace mucho tiempo, y solo se conservaba los cuatro medios muros con una que otra división de la casa, pero lo que llamaba más la atención era esa puerta de la casa que seguía de pie. Ellos trataron de averiguarlo pero crecieron y se habían olvidado de aquello.
En contraste, los mellizos Jones debían estar en casa antes del atardecer, pero el tiempo se les había ido rápido y era más de las seis. Aceleraron el paso pero no fue hasta que ambos vieron una sombra moviéndose rápidamente de un lado a otro. Ambos se asustaron, a pesar de que habían esperado esto desde la primera vez que explotaron el amplio bosque de Kendalltar.
La sombra los había rodeado. — Corre — dijo Matthew Jones. — ¡Corre! — le grito a Olivia.
La sombra se convirtió en la persona que la poseía, Matthew había empujado a Olivia, quien cayó sobre un montón de hojas. La sombra era un hombre, un hombre muy alto o eso creía ella, pues al empujarla sus lentes habían caído y sin ellos no podía ni distinguir las cosas.
Pero aún podía distinguir como el hombre alto agarraba del cuello a su hermano y lo alzaba hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo y escuchaba como estrujaba su cuello".
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Ese mal recuerdo la había despertado y cada vez que lo hacía tocaba su cuello, su pecho bajaba y subía rápidamente. El clapso de un auto la había sacado de ese casi ataque de pánico, volteo a ver por la ventana y noto que a la persona que estaba esperando al fin había llegado.
El lindo europeo DeLuca, él había llegado en su auto negro y con sus lentes de sol puestos —. Esto es otro estúpido cliché — se dijo a sí misma. Olivia era una chica tímida y realista, tenía sus ideas pero no lo decía en voz alta, ella sabía que esto de enamorarse de su vecino era otro cliché.
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Editado: 31.10.2024