La guardiana de la luna.

CAPITULO 6: RECUERDOS

1

Hace un año.

Thomas y Nat estaban en una parte oculta de unos de los bosques más tenebrosos de Estados Unidos era el Hoia-Baciu que estaba ubicado por transilvania, sus árboles tenían ramas gruesas y ondeadas. Los mortales tenían miedo de entrar al lugar ya que eran muchas leyendas he historias que rodeaban al lugar y era el lugar perfecto para ocultar a Death, sin embargo siempre hay algún curioso que se adentra al bosque.

Thomas debía darle parte de la energía que había acumulado por un año. Cada vez que lo hacía se sentía más débil — ¿Estas bien? — le pregunto Nat a Thomas, verlo hacer esto cada año desde hace más de 150 años era difíci.

— No — dijo. El aliento le faltaba y apenas podía sostenerse.

Nat sirvió de apoyo — Debes escoger a alguien porque esto te está matando, no puedes hacer esto solo y cuando tu energía no sea suficiente para Death no podrás protegernos.

— Ya lo se — los rayos del sol llegaron a Thomas y eso le dio energía y vio huellas que habían salido de la cueva de Death. — Al parecer está despertando y la energía humana no es suficiente para el.

— Deberíamos moverlo, los humanos son más arriesgados y lo verán.

— Si lo hacemos los primeros lo sabrán y lo despertarán — se arrimo a unos de los árboles que estaban entrecruzados. — Pero si, debo elegirla.

Thomas cayó al piso y Nat abrió un portal hacia su casa, arrastro a Thomas atravez del portal y le dio una bebida que provenía del extracto de la flor del lobo, eso lo ayudó.

— ¿Hablaste con Scott? — pregunto Nat.

— Si pero al igual que tu insiste en que debo encontrarla o sino el vendrá.

— Debemos irnos, volver a casa, Olivia estará bien.

— Creí que era tu mejor amiga.

— Eres la persona con la que he convivido los últimos cien, doscientos o trecientos años, eres mi mejor amigo y no quiero que nada te pase.

— Nos iremos después de la graduación — se abrazaron y en ese abrazo Nat le dio un poco de su magia sin que el lo supiera, así es como ha sobrevivido los últimos cincuenta años.

2

En el mundo normal son las aves quienes te despiertan pero en este mundo es cualquier cosa que pueda volar o en caso las aves mitad león que entran por tu ventana y que son el doble de tamaño que tu, eso es lo que pensaba Olivia. Olivia era muy curiosa pero de pequeña aprendió lo que pudo sobre estos seres mitológicos pero nunca creyó que podría tocar uno.

Al parecer estos seres eran tranquilos pero odiaban que les dieran ordenes, eso lo aprendió cuando quiso echar a uno de su habitación y este casi la ataca pero había llegado a la persona que menos esperaba para ayuntarlo — Error de novato— era Ciro, quien ahora llevaba un aspecto totalmente diferente. — ¿Estas bien?.

Olivia siempre recordaba la primera vez que tuvo con Ciro o la vez que descubrió que era vampiro o la primera que lo conoció y no fue exactamente en su adolescencia, tiene un vago recuerdo de él salvándola de una bestia cuando tenía ocho años.

Pero su primera vez no fue algo que una virgen disfrutaría, más bien, nadie disfruta su primera vez, lo que la hace recordar esa primera vez fue el dolor, la sensación, la brusquedad pero sobre todo, la mirada de lujuria de Ciro con la que la miraba.

Nunca fue amable y no esperaba que lo fuera aquella vez pero no quería morir virgen y Ciro era perfecto para dejar de serlo, sin embargo, ella cree que el momento en el que se obsesionaron con el otro fue el después de aquella primera vez.

Trato de mostrarse valiente pero su cuerpo no mentía, estaba aterrada al estar cerca de él.

— ¿Qué haces aquí? creí que tu familia no podía tocarme— Thomas y Nat le habian contado la historia de los DeLucca.

— ¿Ya lo sabes? — Ciro cerro las cortinas y miro a Olivia de la misma manera en la que la vio esa noche oscura — Solo yo puedo entrar pero con reglas y ahora tú, eres una de ella — Ciro quiso tocarla pero Olivia lo esquivo.

— Y yo que creí que no te volvería a ver.

— Pero estoy aquí y te daré la oportunidad de que veas como soy realmente — Ciro tomo su mentón pero Olivia reacciono antes y se movió hacia el otro lado de la habitación.

— Vete — le exigio Olivia y le abrio la puerta pero Ciro la cerro abruptamente.

— Eres nueva pero debes saber que soy uno de los mayores y también uno de los maestros y tu por mas guardiana que seas eres una novata y los novatos son en el nivel mas bajo de la academia — los ojos de Ciro se volvieron negros y luego volvieron a la normalidad — Asi que ten cuidado como me hablas — volvio a abrir la puerta — Debes estar en el patio en diez minutos y solo soy compresivo en la cama y tu lo sabes bien — se despidió con un giño.

.3

Pedir que el verano en Kendelltar fuera cálido como en otros lugares era como pedir un milagro o era un echo que pasaba rara vez y aquel día en el que los Jones volvieron a toparse con las llamas infernales no fue la excepción.

Ambos disfrutaban tomando una limonada cerca de la piscina de su casa, ya que suponían que muy pronto recuperarían a su hijo y se habían liberado de Olivia.

— Este calor me hace extrañar un poco el infierno — escucharon aquella voz que tanto les atemorizaba y lo vieron sentado en una de las sillas de piscina sin haberse dado cuenta que había estado ahí desde hace unos minutos con sus lentes de sol negros, su pie pálida y un abrigo largo de cuero rojo.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Estefanía Jones — ¿Cumpliste con tu parte del trato? ¿Tienes a nuestro hijo?

— Evidentemente no porque no tengo lo que pedí cambio de eso.

Liam Jones se puso de pie y con ello boto la silla en la que estaba a la piscina. — ¿De que hablas? tienes a Olivia, dijiste que te la llevarías cuando se graduara y no ha venido a casa desde anoche.

— Ella tiene una sangre deliciosa, solo pensar en ella hace que la boca se me haga agua, la quería como mi bolsa de sangre pero gracias a su incompetencia como padres ella esta al otro lado de este pueblo.




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