La guardiana de las almas perdidas

19 * Un hechizo

Cuando entré en mi despacho, Ewan y Blair estaban ahí, de pie junto a la mesa, como siempre esperando mis órdenes. Pero había algo diferente en sus expresiones. Podía sentirlo sin necesidad de que me lo dijeran.

—¿Tienen algo que decirme? —les pregunté, dejando la puerta cerrada tras de mí. Mi voz era firme, pero los dos sabían que algo había cambiado.

Ewan me miró primero, con una ligera sonrisa burlona, pero algo en sus ojos me dijo que ya sabían lo que había ocurrido. Blair, por otro lado, estaba más serio, como siempre, pero también había una chispa de curiosidad en él.

—Caelan —dijo Ewan con una sonrisa traviesa, dando un paso hacia mí y olfateándome—. Apestas a loba.

Blair soltó una risa baja, pero no fue más que un susurro. Sin embargo, la siguiente broma de Ewan hizo que me tensara más de lo que querría admitir.

—Ya te han puesto el lazo, ¿eh? —dijo, esta vez mirando la expresión en mi rostro, como si estuviera leyéndome.

Por un momento, estuve tentado de dejar que la broma siguiera. Pero no era el momento para eso. La tensión en mis hombros, el nudo que sentía en mi estómago, me decía que necesitaba tomar el control de la situación.

—Estoy feliz —respondí, sin mostrar más emoción que la necesaria. Pero sabía que no podían seguir con las bromas. Había algo mucho más serio detrás de lo que había sucedido.

Me senté detrás de mi escritorio, dejándoles que se acomodaran frente a mí. Ewan y Blair intercambiaron una mirada, sabían que mis palabras tenían mucho significado.

—Nuestro vínculo se ha sellado, llevamos nuestras marcas—comencé, mis palabras cargadas de una mezcla de alegría contenida y una preocupación palpable. La atmósfera cambió de inmediato, volviéndose más densa—. Ella es mi Luna. Ya no hay vuelta atrás.

Ambos me miraron, sorprendidos, pero no de la manera que esperaba. Era claro que ellos ya sospechaban lo que estaba ocurriendo, pero nadie quería preguntar antes de que yo hablara.

—¿Cómo? —preguntó Blair, con un tono grave —¿No se suponía que ella todavía no... ha despertado?

Asentí lentamente, sintiendo que la frustración me comenzaba a consumir. Eilidh aún no entendía completamente su poder, y el hecho de que nos hubiéramos marcado tan pronto me tenía desbordado.

—Eso no debería haber pasado —dije, respirando profundamente para calmarme—. Ella no tiene control sobre su loba, no ha despertado del todo. Y aún así, ella me marcó.

Ewan y Blair intercambiaron una mirada, sorprendidos, conscientes de la magnitud de lo que eso implicaba. La Loba Emperatriz, aún dormida en su interior, ya había sido capaz de marcarme, algo que nunca esperábamos, dado que su loba no había despertado aún. Esto solo significaba una cosa: su poder es más grande de lo que pensábamos.

—Pero, Caelan... —dijo Blair, con el tono de quien ya ha entendido parte de la situación—. ¿No es eso una señal de que su poder está despierto?

Sí, pensé. Eso es lo que me tiene tan confundido y no sé qué consecuencias podría tener esto.

— Su vínculo conmigo está sellado, sí, pero aún no lo comprende. —Me tomé un momento para pensar en lo siguiente que tenía que explicarles—. Nadie puede saberlo. Nadie puede enterarse de este vínculo aún.

Ewan y Blair asintieron con seriedad. Ambos sabían que, si esto salía a la luz antes de que estuviéramos preparados, todo lo que habíamos trabajado podría desmoronarse. La manada, las alianzas... todo.

—Eilidh, Nyx y Ailsa trabajarán en un conjuro que ocultará el vínculo. Algo que mantendrá este lazo invisible para todos hasta que su loba despierte por completo. Es la única forma de asegurar que nuestra unión no sea percibida como una amenaza, ni como un desafío para las otras manadas.

—¿Y si alguien lo descubre antes de que lo ocultemos? —preguntó Ewan, su mirada penetrante, como si estuviera pensando en todas las posibles amenazas que podrían aparecer.

—Lo evitaremos. —Dije, con firmeza, sabiendo que no había opción. Nadie debe enterarse de esto, ni siquiera la manada. Cuando la loba de Eilidh despierte por completo, no habrá vuelta atrás.

Miré a Blair y Ewan, los miembros más leales de mi manada. Sabía que podía confiar en ellos, que guardarían este secreto hasta el final. Pero el peso de todo lo que acababa de suceder me agobiaba. No solo por Eilidh, sino por lo que nuestra unión significaba para todos los alfa y el futuro de la manada.

—Debemos prepararnos para lo que viene. —Mi voz se volvió aún más grave, como una advertencia. —Esto es solo el principio.

Ambos me miraron con una comprensión silenciosa, y aunque ninguno dijo una palabra, su compromiso estaba claro. La manada, nuestra familia, nuestro futuro... todo dependería de lo que hiciéramos a partir de ahora.




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