Larah corrió por el pasillo cuando escucho un ruido por las escaleras al verificar pudo notar que el ruido venía desde abajo en la cocina con sigilo entra en la cocina al entrar fue como entrar a otro mundo estaba en una especie de cueva oscura y con grandes jaulas que sobresalían del techo.
-Donde estamos-
Pregunto Larah a Pempe.
-Creo que es la guarida de un gran monstruo-
-vean eso es un cíclope-
Dijo Tea escondiéndose atrás de Larah.
Al ver al final estaba la criatura la cual tenía un solo gran ojo negro con grandes venas que brotaban de él, su boca botaba una especia de baba Larah jamás había visto una criatura tan grande.
Larah se acercó poco a poco revisando y mirando bien todo a su alrededor, muy silenciosamente cuando pudo visualizar a su hermano Sebas en una de las jaulas.
-Tu criatura de un solo ojo devuélveme a mi hermano-
Dijo Larah colocándose de frente a este.
La criatura se dio vuelta y se paró frente a ella, tomo la jaula donde estaba Sebas dormido y se la coloco al lado y con una voz muy suave y temerosa dijo.
-Perdón te lo puedes llevar, ese niño decía tantas cosas que me siento muy deprimido-
Larah corre hasta la jaula y busca de abrirla, pero está cerrada con llave.
-Entrégame la llave y nos iremos de inmediato-
-No tan rápido niña fea vamos a hacer un trato-
-Dime que quieres-
-Tranquila pequeña, este será el trato si haces algo que me cause gracia y me logre reír, te daré la llave-
-Un chiste no sé ninguno-
La criatura golpeó el suelo con tanta fuerza que se pudo sentir como todo tembló.
-O una anécdota lo que sea solo quiero reírme-
Dijo gritando el cíclope.
-Está bien, pero me prometes que me das la llave-
-Prometido como mi nombre que es promesa-.
Larah camino pensando unos segundos ¿Qué diré? Que voy a hacer.
-Señor Promesa, le voy a contar un chiste-
Él empezó a brincar de la emoción, todo temblaba, pero la niña se mantuvo firme sin soltar la jaula donde estaba su hermano.
-Dígame ¿Por qué? Esta feliz la escoba-
-No sé ¿Por qué?
Dijo el cíclope acercando su rostro a la niña.
-Porque va arriendo-
Todo se quedó en silencio por unos segundos, cuando de pronto una risa tan fuerte hizo temblar todo, le lanzo la llave a la niña, está la tomó y abrió la jaula.
La cueva temblaba tanto que empezaron a caer rocas, aunque el ruido chillón de la risa del cíclope no dejaba escuchar nada más, Larah al tomar la mano de su hermano sintió una sensación extraña, pero al ver pudo notar que estaba en la cocina normal.
Larah tomo a su hermano por los pies y lo arrastro hasta el cuarto de lavandería donde podría dejarlo hasta que despierte, lo acomodo, tomo unos paños y lo abrigo, le dio un beso y salió corriendo.