La Guarida de La Pantera

3- SOBREVIVIR

3

۞

SOBREVIVIR

Hayat miraba los ojos de Asher con una gruesa capa de brillo que opacaba el desprecio de sus pupilas, y entre sus labios temblorosos por el frío de la noche, sus lágrimas finalmente se deslizaron sobre sus mejillas.

—No te atrevas a hablar de mi hermano. —Lo empujó con fuerza, aunque en vano pues no logró moverlo de su sitio.

—Para la Pantera no existe la excepción ni la familia —replicó, convencido de sus palabras—. Tu hermano desobedeció un poco a tu padre y su castigo fue la muerte. Ese es el precio de la traición para la Pantera. Esto no es un juego.

Omer también parecía sorprendido con aquella información, pues sus cejas se habían fruncido levemente.

—No abortaré —aseguró, pese a los multiples intentos de Asher—. No puedo hacerlo.

—¡No podemos casarnos, Hayat, por favor! —intervino Omer—. Si abortas, nadie sabrá que tuvimos algo. Quizás luego abran la ciudad y...

—¿Así de fácil? —preguntó Hayat, acercándose a Omer con la misma mirada repleta de reproches—. ¿Y mi corazón roto? ¿No te importa que tu hijo muera? ¿Seré una más de tus asquerosas amantes? Te dije que siempre quise una familia y dijiste que tú también.

—Hayat, tu padre va a matarnos.

—¡Eso no parecía importarte hace algunos meses! —gritó con impotencia y luego de un silencio agotador, añadió—: Elijo morir con mi hijo. Si mi bebé muere no seré yo quien lo mate. Moriré sabiendo que fui una buena madre y que te amé de verdad, pero tu morirás siendo un cobarde.

El corazón de Asher latió de prisa ante aquella reacción tenaz.

Pensó que lograría manipularla o al menos, intimidarla un poco, pero no resultó de ese modo.

No podía creer que con todo lo que le había dicho, ella seguía aferrada a su decisión, aun sabiendo que lo único seguro sería la muerte.

Finalmente, su experiencia en el mundo de las negociaciones le afirmó que Hayat haría lo que fuese por salvar a su hijo, sin importar el precio que tuviese que pagar o las vidas que tuviera que arrastrar con su tenacidad.

En esos breves y decisivos segundos, imaginó los ojos de su madre impregnados de lágrimas, y también la sonrisa inocente de Sara, quien seguro lo esperaba en casa para platicar sobre su día.

No pudo soportarlo, sintió que le arrancaban el corazón del pecho.

—Tomaré la responsabilidad —pronunció Asher, casi sin voz—. Me casaré contigo.

Omer abrió los ojos tanto como pudo, casi sin entender lo que su hermano planteaba.

—Que miedo le tienes a la muerte, Asher Iskandar —dijo Hayat con una mirada de desprecio—. No eres tan valiente como dicen en las calles. Solo son un par de cobardes.

—Mi vida no me preocupa en absoluto —sujetó el brazo de la pelirroja con fuerza y sostuvo una mirada amenazante—. Solo protejo a mi familia y evito un escándalo en la ciudad. Si de verdad quieres salvar a tu hijo y ser una buena madre como dices, entonces empieza a pensar en él y deja de pensar con egoísmo.

Tener a Asher tan cerca y presionando su brazo, ocasionó en ella un escalofrío y por más intentos que hizo para soltarse de su agarre, no logró moverse.

—¿Y eso que significa?

—Que arreglaremos una boda y nos casaremos. Pediré tu mano formalmente a tu padre, porque yo sí formo parte directa de la organización.

—¿Así de simple? —se apartó finalmente—. Tu hermano se acuesta conmigo y tú me desposas. ¿Y yo debo aceptar y agradecértelo?

—¿Vas a oponerte? —amenazó, con evidente impaciencia—. Ustedes pusieron en riesgo nuestras vidas, jugaron un juego con un final evidente. Así que ahora no vengas con tus reproches y tus niñerías a cuestionar mi manera de solucionar los problemas.

Omer estaba helado en su sitio, como quien esperaba despertar de una pesadilla.

—Tienes dos opciones: la primera es abortar y cerrar la boca para siempre sobre esto y la segunda es fingir la boda —continuó Asher—. Si de verdad quieres proteger al niño que llevas en tu vientre, esta es tu única salida. Tienes está noche para pensarlo, y más vale que empieces a usar tu cerebro.

Arreglar un matrimonio en La Guarida no era difícil, bastaba con seguir las reglas de la organización y acordar un matrimonio beneficioso para la comunidad. Sin embargo, había tradiciones locales establecidas y reglas que respetar.

—Quiero que esto acabe con las menores pérdidas —miró a su hermano con decepción—. Así que recen para que la Pantera me acepte como su yerno.

Se alejó de ellos casi corriendo; se subió a su camioneta y visualizó por el retrovisor como ambos se miraron con reproche, así que supuso que discutirían un poco más.

Se marchó sin esperar por Omer; necesitaba huir de aquel lugar porque sentía que se asfixiaba.

El recorrido fue tan silencioso que Asher no deseo siquiera pensar en lo que había propuesto. Sacó su cadena por debajo de su abrigo grueso y envolvió el anillo que pendía del mismo con su puño. Suspiró e intentó calmarse antes de ingresar a su casa, pues no deseaba que nadie notara que algo sucedía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.