Después de la tregua temporal entre la Alianza y los Rebeldes, la tensión comienza a aumentar. Rumores de que la Alianza está planeando un ataque contra los Rebeldes se extienden rápidamente. Los psíquicos de ambos lados se preparan para lo peor, mientras que Lina intenta encontrar una solución pacífica para evitar la guerra.
Lina se reúne con los líderes de ambas partes y les insta a hablar y a encontrar una solución pacífica. A pesar de sus esfuerzos, las conversaciones fracasan y la guerra parece inevitable.
La batalla comienza en la ciudad principal donde los Rebeldes han estado viviendo en secreto. La Alianza ha movilizado una gran fuerza de soldados y psíquicos para atacarlos. Lina y los Rebeldes intentan defenderse, pero están en desventaja numérica y tecnológica.
En medio del caos de la batalla, Lina recuerda algo que el miembro de la Alianza le dijo en el tercer capítulo: la Alianza ha estado experimentando con habilidades psíquicas en humanos durante años. Ella se da cuenta de que si puede encontrar una manera de utilizar estas habilidades de manera efectiva, los Rebeldes tendrán una oportunidad de ganar.
Lina comienza a buscar psíquicos que puedan ayudarlos y, con suerte, cambiar el curso de la guerra. Finalmente, encuentra un grupo de psíquicos que han sido entrenados por la Alianza y que ahora están dispuestos a ayudar a los Rebeldes a cambio de su libertad.
Con la ayuda de estos nuevos aliados, Lina y los Rebeldes lanzan un contraataque sorpresa y logran repeler a la Alianza. La guerra termina con una victoria de los Rebeldes, pero Lina sabe que aún hay mucho trabajo por hacer para garantizar la paz duradera entre los psíquicos.
Lina se compromete a trabajar con la Alianza para asegurarse de que los experimentos con habilidades psíquicas en humanos se detengan y de que se garantice la igualdad de derechos y oportunidades para todos los psíquicos. Con su perseverancia y dedicación, Lina espera que un futuro pacífico para los psíquicos esté finalmente al alcance.