El día de encontrarse llegó con rapidez, Rebeca llegaría al castillo de la familia; el carruaje donde se transportaba la joven aparcó en la puerta donde estaría esperándola quien ella estaba deseando tener entre sus brazos, Anthony por su parte estaba muriendo de nervios y de amor, tanto que sentía que el corazón iba a salir de su pecho, salieron de su boca las palabras que su amada tanto estaba esperando -Querida mía, para mí serás más que una princesa, quiero que sepas que desde ahora tú ya eres mi reina, la reina de mis sueños a quien tanto he esperado, pero ¿qué más da un título? ", princesa", "reina", "novia" o "esposa", tú eres mi vida entera, así que déjale tomar tu alma entera a este simple mortal con deseos terrenales que no alcanzan para llenar un solo gramo de ti como te lo mereces, Rebeca mi corazón, mi todo, ¿quisieras casarte conmigo? - estas palabras hicieron que diera un salto a los brazos de su amado repitiendo mil veces "si quiero".
Las siguientes noches aunque dormirían separados, planeaban pasar todo el tiempo posible juntos haciendo distintas cosas que ambos disfrutaban, una simple actividad como era caminar por la plaza del pueblo se convertía en algo que genuinamente esperaban con ansias para estar juntos, no importaba la banalidad de las actividades, mientras estaban juntos nada importaba, charlas sin fin conociendo al otro tomaban una eternidad en terminar, tanto que siempre terminaban regresando al castillo de madrugada, lo cual no les prohibían puesto que en unos días terminarían siendo marido y mujer, los temas de sus pláticas iban desde lo más simple como puede ser un "¿Qué desayunaste?" hasta complicados misterios como lo sería el inicio del universo, las memorias de esas charlas hacían que cada vez sus corazones, almas y pensamientos se unieran hasta hacerse uno, pero tampoco faltaban los besos apasionados, las caricias tiernas y los abrazos cálidos que compartían, su unión era inquebrantable.
Una noche Rebeca escucho un golpe en su ventana, al asomarse notó que había una persona la cual no logró distinguir a la primera, después de unos segundos esa figura habló -Rebeca déjame mostrarte cosas que nadie más ha visto, déjame a mi ser quien tus penas desaparezca, ven conmigo, aunque sea concédeme una noche- Rebeca pudo saber que quien estaba afuera era Veng, el gemelo de cabello blanco, no sabía que hacer o decir, por una parte quería decirle algo que no lo lastimara pero por otra sentía una gran curiosidad de que lo que él le mostraría, -Veng te van a escuchar- al escuchar esas palabras el chico le respondió -Por favor acompáñame esta noche, si después de hoy no me quieres ver estaré de acuerdo, pero déjame mostrarte el mundo desde mi vista, no soy tan bueno expresándome con palabras, así que déjame tratar de conquistar tu corazón a mi manera- Rebeca se conmovió, aunque dudó al inicio bajó al jardín sigilosamente para que nadie la encontrara con las manos en la masa, ahí estaban esos dos, sumidos en la oscuridad de la noche, hasta que él se decidió cortar el silencio -Espero estar a la altura de sus expectativas, prometo que no perderás el tiempo- Rebeca esperó que terminara de hablar y respondió -Vamos, antes de que sea más tarde- la tomó de la mano y comenzó a guiar sus pasos hacia el bosque, mientras se dirigían a lo profundo de los densos árboles comenzaron aparecer luces, podrían ser luciérnagas pero eran de colores demasiado excéntricos como rosa, azul, verde y morado, no solo luz normal aparecía entre las flores y los árboles, era casi como si estuvieran amenizando el momento tenso por parte de Rebeca, ahora siguió con más confianza a Veng ya que sentía curiosidad de entender el comportamiento del bosque, el notó que Rebeca ahora estaba menos tensa entonces su corazón se tornó a cálido, a lo lejos comenzó a verse un lago con un montón de flores y pasto corto casi como si hubieran acomodado exactamente para que ese día se viera mágico, hadas salieron de los árboles, tomaron flores, rodearon a Rebeca comenzaron a ponerlas en su cabello danzando con ella, ese momento generaba música con el viento y el sonido de las hojas de los árboles, todo mientras Veng miraba alejado para poder apreciar el momento, llego el punto donde las hadas se acercaron a él incitándolo a bailar con ella, sus miradas se cruzaron, como si de la luna y el sol se tratase comenzaron a mover sus cuerpos, creando un vals majestuoso que representaba la armonía de almas, cosa que solo se podían imaginar los que nunca han sentido la magia del bosque combinada con almas destinadas a encontrarse, esa noche fue mágica, el lago nunca se vio tan hermoso, el bosque tan iluminado y sus corazones tan cálidos, él no dijo nada pero su mensaje fue claro, no se rendiría al conquistar el corazón de Rebeca, claro si ella accedía a eso; inevitablemente estaba llegando el amanecer así que se apuraron a volver al castillo, cada quien en su cuarto fueron despertados, para el desayuno, ella estaba notablemente cansada, la señora que le fue asignada para servirla en todo momento lo notó -¿Usted está nerviosa por la boda?, pido una disculpa de antemano pero es que me preocupa que no esté descansando bien- Rebeca dio un salto ya que recordó lo de la noche anterior así que respondió a la mujer -No, no, no, solo ayer no pude dormir muy bien, no se preocupe- la mujer no se veía muy convencida de esa respuesta pero decidió no hacer más preguntas, bajaron las dos al comedor principal donde estaban los reyes junto con los dos príncipes, Anthony se levantó para abrazarla y besarla para desearle un buen día, se sentaron juntos, se veían igual de enamorados, Veng estaba de frente a ellos e inevitablemente sintió un poco de celos pero siguió con la frente en alto mientras terminaba de comer, Rebeca al darse cuenta de la incómoda situación comenzó hablar -Ya tenemos fecha posible para la boda, 21 de marzo, queremos saber su opinión majestades- los reyes asintieron con la cabeza, esbozaron una sonrisa mientras se tomaban de la mano, la reina tomo la palabra -Es curioso que hayan escogido esa fecha, nunca lo dijimos pero ese es un día muy especial para nosotros, es la fecha de cuando nos conocimos el rey y yo, así que les damos nuestra bendición para su boda- Rebeca junto Anthony les brillaron los ojos de la emoción por el impacto de las palabras de la reina, pero esto fue suficiente para Veng, el cual ya se notaba decaído, hasta un poco enojado, se levantó de la mesa sin decir nada para luego marcharse, Rebeca sabía lo que estaba pasando pero solo se quedó ahí con su prometido y sus futuros suegros hablando sobre los preparativos para la boda.