La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z

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Milk pasó tres días yendo sobre la pista de Piccolo, usando como guía los escasos flashazos de su ki que logra captar y que le ayudaban a trazar un posible rumbo. Aunque al inicio parecía que estaba yendo prácticamente a ciegas, hubo un momento en que dicha presencia comenzó a volverse más tangible, y lograba percibirla por mayor tiempo.

«Me estoy acercando» concluyó con seguridad, lo que la motivó a seguir avanzando.

Pasó en su camino por un par de pueblos, en los que aprovechó para tomar algo de comida y descansar. Eso le ayudó a reponerse un poco de sus heridas y recuperar fuerzas. También preguntaba a las personas si habían visto a un hombre de piel verde y a un niño pequeño de cabellos negros por los alrededores, pero nadie podía darle ninguna información. Era de esperarse; Piccolo Daimaku había pasado cinco años sin ser visto por nadie, así que de seguro se mantenía alejado de las ciudades y pueblos en general. Pero si era el caso, ¿de dónde obtenía el alimento para Gohan? ¿O lo estaba alimentando siquiera?

Cada día que pasaba la angustia por su hijo aumentaba más y más.

La mañana del tercer día, luego de una noche irregular de sueño bajo las estrellas, emprendió temprano su viaje. Al intentar enfocarse en volver a sentir la presencia que había estado siguiendo hasta ese momento, le sorprendió de hecho ser capaz de percibirla mucho más clara que antes. Aún la sentía lejana, pero estaba ahí, y no se desvaneció luego de un tiempo.

«¡Es él! ¡Está muy cerca!»

Motivada por ese pensamiento, emprendió el viaje sobre la Nube Voladora a toda velocidad en la dirección que aquella presencia le marcaba. No se detuvo en todo el día; sólo siguió y siguió recto y sin desvío. A mitad del camino la presencia iba y venía, pero no importaba. El camino ya estaba marcado claramente en su cabeza como un mapa.

Cuando ya se encontraba cerca, comenzó a considerar la posibilidad de que eso que había estado siguiendo todos esos días no fuera Piccolo. Por un lado era una presencia bastante grande, tanto como la de Goku, y no había otro guerrero en la Tierra que se le pudiera equiparar de esa forma. El maestro Roshi bien lo había mencionado el otro día; ambos eran los guerreros más fuertes del mundo.

Sin embargo, teniendo ya su presencia tan constante delante de ella, pudo darse cuenta de que no sentía temor o desosiego como esperaba que se sentiría al percibir un ki malvado. Recordaba a Goku mencionar ese término en alguna ocasión: “ki malvado.” Pero si en verdad existía algo como eso, no estaba segura que lo que sentía encajara en esa descripción.

Si no era Piccolo, habría estado siguiendo una pista errónea todo ese tiempo, y lo peor era que ya no tendría idea de dónde dirigirse a continuación. Pero era mejor que ya no pensara en eso. Descubriría dentro de poco si se trataba de él o no.

Justo cuando comenzaba el atardecer de tercer día, Milk y la Nube Voladora arribaron al punto justo en el que había percibido aquella presencia. Era al parecer un valle semidesértico, con altos riscos alrededor, pero en general parecía ser una gran planicie de tierra, con sólo algunas esporádicas muestras de verde. El lugar además parecía totalmente solo; desde las alturas, no veía en lo absoluto a una sola persona, ni siquiera de algún animal.

Y lo que más le inquietaba era que esa presencia que había estado siguiendo hasta ahí, extrañamente se había desparecido abruptamente de sus sentidos un par de minutos antes de que arribara, como si de repente apagaran una bombilla y la dejaran a oscuras.

Su primera idea fue que se había movido a otro sitio, pero pensó que no debía haber ido muy lejos. Comenzó entonces a enfocarse de nuevo, inspeccionando el entorno que la rodeaba en busca de esa presencia… pero no encontró nada. Todo ese espacio parecía abrumadoramente vacío.

—¿A dónde fue? —cuestionó con frustración y rabia. No podía ser que lo hubiera perdido por completo así. Tenía que estar por ahí, tenía que…

—Con que eres tú, Esposa de Goku —escuchó que pronunciaban a sus espaldas, tomándola por sorpresa.

Milk se sobresaltó, y rápidamente se giró con todo y la Nube Voladora, contemplando de inmediato para su asombro la silueta de justo la persona que estaba buscando, levitando en el aire a menos de un metro de ella, con su turbante y capa, y ésta última siendo agitada levemente por el aire. Aquel ser de piel verde la observaba fijamente con expresión aburrida, como vería a una simple alimaña en el suelo.

Milk creyó estar más que lista para encararlo, pero en cuanto lo vio ahí delante de ella… sintió que todo su cuerpo se paralizaba.

—Sentí que un poder insignificante se acercaba, aunque lo hacía con rapidez —indicó Piccolo con seriedad—. Supuse que era alguno de los estúpidos amigos de Goku que venía a darme problemas. Pero no creí que fueras tú.

«¿Sintió que me acercaba?» pensó Milk sorprendida, aunque al instante se reprendió a sí misma en silencio. Por supuesto que la había sentido acercarse; él también podía sentir el ki como Goku, era lógico que la sentiría cuando se aproximara. ¿Cómo había sido tan descuidada?

—¿A qué has venido? —exigió saber Piccolo brusquedad, cruzándose de brazos—. No tengo tiempo que perder con basuras como ustedes. ¿No deberían estar reuniendo las Esferas del Dragón?



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En el texto hay: peleas, dragon ball z, universoalterno

Editado: 06.04.2024

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