La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z

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Los días siguientes, Milk apenas y se levantó de la cama. Pasaba gran parte del tiempo recostada, pero no dormía. Sólo permanecía ahí quieta, con su cabeza contra almohada, su mirada fija en la pared, y su pijama para dormir como único cambio.

A pesar de que le había insistido a su padre para que se fuera y la dejara sola, Ox-Satan se rehusó y se quedó todo ese tiempo ahí para cuidarla. No había mucho que el viejo rey podía hacer por ella, además de prepararle de comer e intentar incitarla a levantarse; en eso último no había tenido tanta suerte. Milk en efecto sólo se levantaba a comer, pero no a la hora en que su padre le servía la comida, sino prácticamente hasta que el temblor de sus entrañas provocado por el hambre se volvía insoportable. Y aun así, sólo comía unos cuántos bocados en silencio, y luego volvía a tirarse en la cama.

Ox-Satan se sentía destrozado de ver a su hija en ese estado. Él entendía el sufrimiento por el que pasaba, pero sabía bien que esa rutina no sería nada sano para ella a la larga.

¿Qué debía hacer? ¿Forzarla a levantarse y seguir adelante? ¿O darle tiempo y esperar a que ella sola recupere su brío? No tenía idea, y eso lo hacía sentir casi un fracaso como padre. Tal vez si él fuera más fuerte habría podido hacer algo para salvar a su nieto, y ahorrarle todo ese sufrimiento a su hija. Pero la realidad era que toda esa situación los superaba a ambos.

Sólo les quedaba esperar a Goku…

Una mañana, al igual que en las anteriores, Ox-Satan preparó temprano el desayuno: huevos, salchichas, arroz, carne… La casa entera de impregnó con el delicioso aroma de los alimentos, y eso de alguna forma alejaba las malas energías; al menos un poco.

—Milk, el desayuno ya está listo —indicó con fuerza mientras llamaba con sus grandes nudillos a la puerta de Milk. No recibió ninguna respuesta del otro lado, pero eso ciertamente no le sorprendió.

Ox-Satan suspiró con resignación y se dirigió él mismo a la mesa para comer. Sin embargo, se acababa de sentar y de dar el primer bocado de su plato cuando escuchó que la puerta de la habitación se abría. Se puso de pie por mero reflejo, algo alarmado, pero sintió un pequeño destello de júbilo en cuanto notó la silueta de su hija asomándose al comedor.

Milk tenía su pelo totalmente suelto y desalineado, y dos marcadas ojeras decoraban sus ojos. Su pijama estaba desacomodada, con la parte superior cayendo un poco hacia un lado y dejando a la vista parte de su hombro; ni siquiera parecía estar bien abotonada. Se veía muy mal… pero al menos estaba levantada. Y que lo hubiera hecho justo cuando le llamó debía ser una buena señal.

—Milk —pronunció Ox-Satan con emoción—. Ven, siéntate a comer, por favor.

Ella avanzó con paso lento y la mirada distraída hacia su silla.

—Gracias, papá —pronunció despacio mientras se sentaba. Comenzó entonces a servirse de los diferentes complementos, pero sintiéndose casi como si sus manos lo hicieran en automático, y en realidad su mente estuviera en otro sitio.

Una vez que tuvo todo servido en su plato justo delante de ella, tomó ambos cubiertos y se dispuso a comer. No obstante, se detuvo al último momento y alzó su mirada precavida hacia las dos sillas vacías de la mesa; la silla en dónde Goku usualmente se sentaba, y la otra que le pertenecía a Gohan.

Casi pudo ver por un instante la silueta de ambos ahí sentados, comiendo animosamente, sonriendo y alabando lo buena cocinera que era. Podía aún escuchar sus risas, incluso percibir sus aromas, mezclándose con la comida.

Sintió una vez más que el llanto amenazaban con apoderarse de sus ojos, pero fue la mera sensación pues estos permanecieron secos. Había llorado ya tanto que no le quedaban más lágrimas que derramar. Así que se forzó a simplemente comer en silencio. Su padre intentó sacarle un poco de plática, como siempre, pero ella se limitó a sólo responder con pequeños movimientos de su cabeza, o gruñidos que apenas lograban identificarse como palabras.

Cuando estaba por terminar, todo indicaba que se repetiría lo mismo de las veces anteriores: se pondría de pie, se dirigiría a su cuarto, y no saldría de él hasta varias horas después, sino es que hasta la noche. Por fortuna, algo ocurrió antes de eso que hizo que ese plan cambiara un poco.

El sonido de un motor y un propulsor aproximándose en la distancia captó su atención, e hizo que ambos miraran al mismo tiempo en dirección a la ventana. Ox-Satan se levantó y se asomó para ver hacia afuera. En el cielo logró ver la forma de una nave que se dirigía rápidamente hacia ellos.

—Oh, parece que alguien viene —indicó Ox-Satan —. Quizás sea uno de los amigos de Goku.

Aquello pareció encender algo en el interior de Milk y sacudirla de su letargo. ¿Venían a informarles de algo? ¿Sobre Goku? ¿Sobre Gohan, quizás? Ese pensamiento la forzó a sobreponerse, pararse rápidamente y dirigirse a la puerta. Poco le importó que fuera vestida en pijamas y con los pies descalzos. Ox-Satan se apresuró a alcanzarla.

La nave de color amarillo con el logo de la Corporación Cápsula a un costado no tardó mucho en llegar hasta las inmediaciones de la casa, y descender lentamente desde el cielo hasta estacionarse delante de ésta. Milk y Ox-Satan observaron atentos mientras bajaba. Cuando estuvo a la altura suficiente, pudieron notar por el cristal de la cabina que el vehículo estaba siendo piloteado por Bulma.



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En el texto hay: peleas, dragon ball z, universoalterno

Editado: 06.04.2024

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