La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z

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Al día siguiente, muy temprano, el grupo entero comenzó a escalar la Torre Karin, con las miradas y gritos de ánimo de Lunch y Upa debajo de ellos. Subieron uno detrás del otro, yendo primero Yajirobe a la cabeza, seguido por Yamcha, Tenshinhan, Chaoz y Krilin. Y al final de la fila vertical, iba Milk.

Todos le habían advertido bastante lo complicado que sería aquella travesía, directa e indirectamente indicándole que lo mejor era que no lo intentara. Pero su resolución era absoluta, y no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer ante ninguna dificultad. Sin embargo, aunque durante las primeras horas le resultó hasta cierto punto sencillo seguirles el ritmo a los demás, conforme pasó el tiempo y la cima de la torre seguía sin verse en lo absoluto en la distancia, su cuerpo comenzó a resentir no sólo el agotamiento de tan pesada tarea, sino encima el dolor de sus heridas aún no curadas del todo.

Se forzó a sí misma a sobreponerse al dolor y al agotamiento para no quedarse atrás; o aún peor, precipitarse al suelo, pues desde la altura en la que ya se encontraba muy seguramente no sobreviviría; no se atrevía a mirar hacia abajo, pero lo tenía bastante claro. Lo único que le daba cierta seguridad era saber que si cualquier cosa pasaba, siempre podía contar con llamar a la Nube Voladora para no terminar siendo una plasta en la tierra. Aunque claro, siempre que no cayera inconsciente antes de poder hacerlo.

El tiempo pasó, y el grupo simplemente seguía y seguía escalando, sin seña alguna de que el final estuviera siquiera cerca. Ya habían incluso alcanzado las nubes, una vista que a Milk le hubiera resultado maravillosa, sino fuera por lo cansada que se sentía.

«No puede ser, ¿quién rayos construyó esto?» pensó sorprendida, y quizás un poco horrorizada. Y todavía se suponía que el Templo Sagrado se encontraba aún más alto que eso.

Irremediablemente le fue imposible seguir el ritmo de los chicos, y poco a poco se fue quedando atrás. Le resultaba inaudito que Tenshinhan y los otros parecían tener aún bastantes energías; no se habían detenido ni un instante, ni tampoco reducido su velocidad de ascenso. Era increíble que en serio tuvieran tanta fuerza y resistencia, y aun así se suponía que todos eran menos fuertes que el propio Goku. Siempre supo que había un gran margen entre su esposo y ella, pero el saber que ni siquiera estaba a la par de sus demás compañero, hacía sentir que se margen era aún más grande de lo que pensaba.

«¿Qué estoy haciendo aquí?» se cuestionó con pesar, ya en esos momentos resultándole difícil pensar por el agotamiento. «Yo no soy una guerrera, no como ellos, no como Goku… ¿por qué creí que podría hacerlo? Debí haberlos escuchado, debí de haberme quedado en casa, recuperándome de mis heridas. Soy una tonta, debería regresar en este instante antes de que ya no pueda…»

Mientras todos aquellos pensamientos inundaban su mente, uno de sus pies se colocó mal en una de las salientes de la torre, resbalándose y precipitándose hacia abajo. El cuerpo de Milk se tambaleó, se jaloneó hacia abajo, y estuvo a nada de precipitarse al suelo, justo como había temido. Por suerte aquella sacudida bastó para despertarla, lo suficiente para extender ambas manos y sujetarse firmemente de una de las orillas, con sus dedos tensos y adoloridos. Sus cuerpo entero quedó colgado, incluso siendo mecido ligeramente por el viento frío que soplaba a esa altura.

—¿Estás bien, Milk? —escuchó que la voz de Krilin pronunciaba con fuerza encima de ella. Alzó como pudo la mirada, y pudo ver como el joven guerrero de cabeza rapada bajaba rápidamente hacia ella. Se detuvo un poco por encima de ella, y extendió una mano, ofreciéndosela para que la tomara—. Permíteme…

—Krilin —pronunció con fuerza la voz de Tenshinhan en las alturas, como un trueno. Todos se habían detenido más arriba, y miraban hacia abajo. En la voz del guerrero de tres ojos se notó de inmediato la desaprobación—. Si en verdad está tan decidida a hacer esto, tiene que hacerlo por su cuenta —sentenció con dureza—. Sino, será mejor que vuelva de una vez.

Aquella duras palabras parecieron alterar un poco a los demás, pero nadie dijo nada para contradecirlo; ni siquiera el propio Krilin. Milk miró a Tenshinhan con molestia desde su difícil posición, por supuesto nada conforme con lo que decía. Sin embargo, en el fondo sabía que tenía razón; él más que nadie se lo había advertido desde el inicio. Y ahora que habían llegado hasta ahí y veía más claramente la gran diferencia entre ellos y ella, no podía más que aceptarlo.

Pero, pese a sus pensamientos y miedos de hace un momento, aún se rehusaba a retroceder. Quizás no fuera tan fuerte como ellos, pero tenía una motivación mucho más grande. Y alimentada por ella, escalaría esa torre endemoniada hasta que en verdad ya no pudiera más. Era lo mínimo que podía hacer por su hijo…

Rápidamente dobló sus piernas, y acomodó las puntas de sus pies en otra cornisa, restándole peso a sus dedos. Se tomó un instante, quedándose ahí quieta, y sorprendentemente pese a lo incomoda que resultaba la posición, detenerse sólo un poco resultaba al menos un poco relajante para sus cansadas extremidades.

—No te preocupes, Krilin —le indicó con voz seria—. Sigue adelante, no te retrases por mí.

Krilin vaciló un momento, pero luego asintió levemente.

—Por favor, no te fuerces de más. Si en verdad ya no puedes, llama a la Nube Voladora y baja  a salvo a tierra. ¿Me lo prometes?



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En el texto hay: peleas, dragon ball z, universoalterno

Editado: 06.04.2024

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