La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z

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—Creo que sí podrás subir —le había respondido su amado Goku aquella primera vez que se vieron, en cuánto ella le preguntó si acaso ella podría montar a su extraña nube dorada—. Siempre y cuando tengas un corazón puro.

—Entonces no debe haber problema —añadió con emoción la linda jovencita—. Mi corazón es tan puro y limpio como el agua de los manantiales que usamos para beber…

Y su afirmación fue cierta. Pudo montar la Nube Voladora en aquella ocasión sin ningún problema, y lo hizo igual en todas las siguientes, gracias a haber podido mantener la pureza de su corazón.

Hasta ese momento, en el que ahora se encontraba cayendo a toda velocidad y sin ningún freno de la Torre Karin, en dirección directa a tierra. Su cuerpo había traspasado la Nube Voladora como si se tratara justo de simple gas y vapor. Y eso sólo podría significar una cosa…

«¡No puede ser! ¡No puede ser!» repitió varias veces en su cabeza, incapaz de creer que eso en verdad estuviera sucediendo.

Giró su cuerpo en el aire como pudo para mirar hacia abajo. El suelo aún no se veía, pero se precipitaba con demasiada rapidez. A ese ritmo, no tardaría mucho en estrellarse, e irremediablemente terminar como una pasta de carne, sangre y huesos embarrada al pie de la torre. Y lo único que podía salvarla, la había abandonado.

Lágrimas surgieron de sus ojos, y estás volaron por el aire hacia arriba mientras caía.

Iba a morir; en verdad iba a morir, y de una forma espantosa y sin haber logrado nada. No había salvado a su hijo, no había podido vengar a su esposo, no había logrado obtener el agua… Y ahora con las cosas horribles que acababa de hacer, quizás ni siquiera se mereciera ir al cielo tras su muerte. Todo había sido para nada…

—¡No! —gritó con todas sus fuerzas como un potente rugido—. ¡Aún no! ¡Aún no!

No podía dejarse doblegar por la desesperación. Si tenía poco tiempo, tenía que usarlo para pensar en algo, hacer cualquier cosa. Con el viento golpeándole la cara, se giró en dirección a la torre que se desplazaba a su costado, y extendió inútilmente sus manos en su dirección, intentando desesperadamente agarrarse de ella. Sin embargo, se encontraba demasiado lejos.

En su desesperación agitó sus manos y pies como si quisiera nadar en el aire con tal de acercarse, pero su cuerpo no se movió ni un poco, salvo hacia abajo. Estaba tan cerca, si tan sólo pudiera estirar sus dedos unos centímetros más, o volar como lo hacían los otros, o de alguna forma impulsarse hacia adelante, sólo un poco…

Y entonces algo le cruzó la cabeza repentinamente. Una idea, y un recuerdo.

La realidad era que al estar estudiando sus lecciones con Gohan, pocas veces lograba entender por completo varios de esos textos que resultaban tan avanzados para ella. Pero había algo que se le había quedado grabado, una lección sobre física que decía: “Para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto.” A eso se le llamaba “Principio de acción y reacción.” El libro lo explicaba con varios ejemplos. Entre ellos, el de un hombre empujando con fuerza a otro de peso y tamaño similar, de tal forma que no sólo el hombre empujado se movía hacia atrás, sino también el que empuja siente que su cuero se mueve en la dirección contraria por impulso del mismo empujón. O cuando en una piscina te empujas con los pies contra la pared para darte impulso, o la forma en la que una aeronave se impulsaba hacia adelante por la acción de la turbina, que soltaba su energía empujando en la dirección contraria…

—Ah, como cuando atacas con ki, ¿no? —había pronunciado Goku de pronto desde el otro lado de la mesa del comedor, a medio bocado de su cena. Milk y Gohan, que repasaban la lección lado a lado en la mesa mientras éste último terminaba de comer, levantaron al mismo tiempo sus miradas del libro hacia él.

—¿Cómo dices? —preguntó Milk, un tanto destanteada. No estaba segura de que aquel comentario hubiera sido hacia ellos, pues en general Goku no solía prestar mucha atención a las lecciones de Gohan.

El guerrero terminó rápidamente su plato, lo colocó sobre la mesa y se pasó la servilleta por los labios para limpiarse los rastros de arroz y salsa.

—Es como cuando arrojo un Kame Hame Ha —añadió con entusiasmo, al tiempo que se ponía de pie. Caminó entonces hacia un área más despejada de la sala, mientras Milk y Gohan lo seguían con la mirada—. Lanzar un ataque como el Kame Hame Ha, es igual a lanzar un golpe: la energía sale disparada hacia adelante —explicó con inusual seriedad, mientras adoptaba la pose distintiva de su técnica, separando sus piernas, juntando las manos a sus costados, y luego extendiéndolas juntas hacia el frente. Aunque claro, para efectos de la demostración, sólo había hecho los movimientos más no invocado su energía—. Sin embargo, siempre siento como una fuerza parecida me empuja a mí hacia atrás. Es por eso que además de ejecutar la técnica con precisión, debes también hacer un esfuerzo para mantener tu cuerpo firme en su posición. De otra forma, éste termina siendo lanzado hacia atrás, y no siempre es lo que deseado. Aunque a veces es útil si quieres impulsarte usando esa misma fuerza. Pero no sabía que se trataba de algo científico —añadió con tono risueño, colocando una mano atrás de su cabeza.

—Sí, Goku —masculló Milk con ligero fastidio—. Todo es… científico. Pero por favor, no confundas a Gohan con…



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En el texto hay: peleas, dragon ball z, universoalterno

Editado: 06.04.2024

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