27
Milk observó absorta la mano que le extendía, pero sobre todo esos ojos tan sinceros y cándidos que la miraban, expectantes. Goku, su Goku, se aparecía ante ella como respondiendo a su suplica. ¿O era acaso que en verdad había muerto al fin y su amado esposo venía en persona a llevarla con él al otro mundo? Aquella idea no le provocó miedo o tristeza, sino de hecho una gran paz y alegría.
Sus ojos se cubrieron poco a poco de lágrimas que amenazaban con desbordarse como cataratas. Alzó por mero reflejo una mano para extenderla y aceptar la que él le ofrecía. Estiró los dedos hacia él, pero se detuvo abruptamente en el instante en el que una punzada de dolor que comenzó en su hombro le recorrió el cuerpo entero. Esto provocó además que su mirada se virara en ese instante del rostro de su amado, hacia su propia mano. Las marcas de golpes, quemaduras y rasguños a causa de su propio entrenamiento seguían ahí, junto con ese hormigueo incómodo que los acompañaba.
No estaba muerta; si podía sentir todo aquello tan notoriamente, era porque su cuerpo estaba muy vivo. Y si eso no era suficiente, con sólo mirar un poco más allá del rostro de Goku, divisó de nuevo la blancura absoluta del cielo sobre ella, indicativo infalible que seguía en la Habitación del Tiempo; atrapada y perdida…
Milk bajó su mano, alejándola de la de Goku. Se giró para quedar de costado, y así poder apoyarse en sus manos y pies para intentar alzarse. De momento, su mayor logró fue sentarse en el suelo, y hasta ahí llegó.
—No eres real —murmuró Milk con amargura. Y aunque sus palabras iban dirigidas a Goku, o lo que fuera esa visión ante ella, sus ojos se encontraban posados en el suelo blanco debajo de ella.
—¿Tú crees? —masculló la voz de Goku con una combinación de inocencia y confusión—. Bueno, si tú lo dices debe ser así. Siempre fuiste más lista que yo para esas cosas.
Milk no pudo evitar sonreír sólo un poco ante ese comentario tan propio de su amado esposo, pero es todo lo que se permitió. No le respondió nada, y haciendo de cuenta que Goku no estaba ahí (y así era), reanudó su intento de levantarse por su cuenta. Resultó complicado, pero al final lo logró. Se paró en sus dos pies lo mejor que pudo, y aferró su mano libre contra el brazo lastimado. Y así comenzó a avanzar hacia ninguna dirección en específica, con paso pausado, casi arrastrando los pies.
—¿Segura que es por ahí? —le preguntó Goku, comenzando a caminar detrás de ella, con bastante más soltura.
—Da igual —masculló Milk por lo bajo—. Cualquier dirección es mejor que quedarme aquí y morir de hambre o sed…
—Supongo que sí. Pero si deambulas sin rumbo, terminarás perdiéndote más.
—¡¿Y qué hago entonces?! —exclamó Milk en alto, deteniéndose de golpe—. Todo este sitio es exactamente igual. Está totalmente vacío a donde quiera que vea. No hay nada en lo absoluto, nada que me dé una indicación de dónde estoy, o hacia dónde ir.
—Eso pareciera —señaló Goku, mirando pensativo a su alrededor—. Pero no está totalmente vacío. Recuerda que sí hay algo aquí dentro.
Milk bufó, irónica.
—Sí, la maldita puerta. Justo lo que estoy buscando, pero que no sé en dónde está. Me alejé tanto que ya no la puedo ver, ¿no es evidente?
Se hizo el silencio por un largo rato luego de aquel comentario; tanto que Milk pensó por un momento que quizás su alucinación había desaparecido. Pero al girarse al ver sobre su hombro, Goku seguía ahí de pie, con sus ojos bien abiertos puestos en ella, como esperando que hiciera o dijera algo más.
Milk soltó un chasquido de molestia y volvió a avanzar, renqueando como antes. No avanzó mucho antes de que la voz de Goku volviera a hacerse presente:
—Que no puedas ver algo, no significa que no puedas sentirlo.
La guerrera se detuvo de nuevo. Se quedó quieta un instante mientras su mente procesaba aquello, y luego se giró lentamente para mirar de nuevo a aquella imagen falsa de su esposo.
—¿Qué?
Goku llevó sus manos a su cintura y giró su rostro hacia la distancia, como si pudiera ver algo que ella no.
—Aquí es muy silencioso, ¿no crees? Eso es lo que más me volvió loco cuando estuve aquí. Pero descubrí también que ni siquiera aquí ese silencio podía ser total.
—¿De qué estás hablando? —masculló Milk, confundida. Aunque de inmediato añadió—. ¿Por qué estoy hablando contigo? ¡No eres real!
Agitó su cabeza con fuerza y se dispuso a girarse de nuevo hacia el frente para reanudar su marcha, e ignorar de una buena vez a esa alucinación. Sin embargo, ésta parecía tener otra intención. Antes de que Milk pudiera darse la vuelta por completo, todo su cuerpo se puso en alerta al percibir un peligro cercano: un puño que se aproximaba justo hacia ella desde detrás.
A pesar del dolor y el agotamiento, sus músculos reaccionaron, logrando moverse rápidamente en el momento justo para esquivar el golpe, y además desviarlo hacia un lado con sus manos. Fue doloroso, pero menos que haber recibido el golpe de frente… ¿o no?
Alzó su mirada, aún con sus manos en alto tras desviar el ataque. Se encontró de frente con el rostro de Goku, que había adoptado una expresión bastante más seria, mientras tenía su brazo extendido hacia ella tras haber errado su golpe.