La Guía del Corazón

La Niña Extraña

P.D.V Cecil.

Mi nombre es Cecil Meitzen y tengo 6 años, nací como el Príncipe Heredero del Reino Kanatlar.

Me considero a mi mismo alguien inteligente y observador, puedo distinguir fácilmente las intenciones de las personas que se me acercan, dado que soy un Príncipe y se, perfectamente, que hay muchos adultos que quieren ganarse mi simpatía porque algún día yo gobernaré este Reino, por eso traen a sus hijos he hijas para que algunos se ganen mi amistad y en el caso de las chicas, para que alguna se convierta en mi prometida.

Siendo honesto ya estaba cansado de pasar tiempo con esos niños que se creían el mejor de todos, al punto de que algunos me exigían que me convirtiera en su amigo, y las niñas que pensaban en ser mi princesa, diciendo cómo se imaginaban su boda o cosas de chicas, que yo en lo personal, encontraba aburrido, no ayudaba mucho de que creo que las chicas son horribles...Eso si, hace ya algunos meses, mi opinión cambio un poco a lo que se refiere a las niñas.

Mi Madre, la Reina Susana, es amiga de la infancia de la Duquesa Étoile, mi Madre me dijo que su amiga tiene una hija unos meses menor que yo, ella en lo personal no conocía a la niña pero organizo una pequeña reunión para que ella y su amiga conversara y yo pudiera conocer a la chica...En ese momento pensé que tendría que escuchar a otra estúpida chica hablando de sus fantasías de convertirse en una princesa y de su boda, algo de lo que yo ya estaba harto.

Llegó el día en que la Duquesa Étoile y su hija vendrían a tomar el té, quería tardarme todo el tiempo posible para evitar conocer a la hija de la amiga de mi Madre, pero no pude y antes de darme cuenta me estaba presentando ante la Duquesa Étoile y su hija.

La primera impresión que tuve de la hija de la Duquesa Étoile, fue irritación de mi parte, aunque no voy a desmentir que me pareció linda, su cabello  rosado y sus ojos verdes, vestida con un vestido azul pastel la hacían parecer un hada del cielo, ella se presentó a si misma como Rinne Étoile.

En la conversación que mantenían nuestras Madres pude escuchar como mi Madre hablaban del futuro de nosotros dos, que seríamos una pareja encantadora, con ese comentario me enoje internamente ¡Apenas conozco a esta tonta y mi Madre ya dice que seremos una pareja hecha por el cielo! En ese momento le pedí a mi Madre si podía llevar a la Señorita Rinne a otro lugar, por lo cual mi Madre acepto, lleve a la chica a un lugar alejado de nuestras Madres y la ofendí, le dije que su color de ojos eran como sapos y su cabello estaba mal cuidado, además de que le dije que no soñara en que casarse conmigo.

Normalmente eso haría llorar a las chicas  pero esta niña no lloro, al contrario, se enojo conmigo y me devolvió el insulto además de darme una cachetada, la cual personalmente creía que me merecía, ella me insulto llamándome “Princeso", con eso ella se fue enojada a dónde su Madre, la cual ya se estaba retirando de la fiesta de té.

Nunca creí que alguien pudiera ofenderme a mi, que era el Príncipe del Reino, en mi cara además de golpearme, me parecía insólito ese  hecho pero tanto la Señorita Rinne y yo nos llevamos una pésima impresión del otro, pero buen punto de que fui yo el que la ofendió primero. Lo malo es que mi Madre, le encantó ver a su amiga y a la hija de esta, por lo cual comenzó a invitarlas con mucha frecuencia, para gran consternación mía.

La Señorita Rinne y yo no nos llevamos bien, ella me trataba de “Princeso" y yo la trataba de “Violenta" , ambos pasábamos discutiendo entre nosotros, pero siendo honesto, esas discusiones me divertían ya que era la primera vez que se podría decir que conversaba con alguien de mi edad sin la necesidad de hablar del futuro.

Entre una,de nuestras tantas discusiones, la Señorita Rinne me dijo algo que realmente me dolió mucho pero al mismo tiempo hizo que me diera una nueva meta.

“Yo solo te tengo un poco de respeto porque eres un Principe, pero como persona, basta con saber de qué respeto más a una hormiga o al pasto que a tí"  Fueron sus palabras, me hirieron mucho pero me hicieron darme cuenta de que yo no tenía una meta o algo a alcanzar para esforzarme, sabia que debía ,algún día, convertirme en el Rey pero ¿ Por qué?.

Desde ese momento, me puse la meta, de ganarme el respeto de la Violenta, solo ella podía insultarme en la cara, solo ella podía golpearme importandole un reverendo comino mi status social, solo ella estaba viéndome como “Cecil Meitzen” no como el “Príncipe Cecil”.

Aunque odie admitirlo, en estos 3 meses que conozco a la Violenta, ella se ha convertido en una especie de amiga, rival y al mismo tiempo mi enemiga, quiero decir ¿Cuantas niñas de la alta sociedad quieren aprender a usar una espada? O ¿Cuantas niñas nobles se han convertido en Aprendiz de un Alquimista? Creo que ninguna, a excepción de la Violenta, ella quiso aprender a usar la espada, la Violenta es, sinceramente, mejor que yo con el uso de la espada, cada vez que nos batimos a duelo ella me gana. Fue a ella la que le causó curiosidad la Alquimia y se convirtio en Aprendiz de Alquimista.

- ¡Ciel cariño! ¡Vámonos o llegaremos tarde!- me dice mi Madre, hoy es el Cumpleaños de la Violenta, ella cumple 6 años, por lo cual la Duquesa Étoile nos invitó a celebrar la ocasión, mi Madre le está regalando un par de vestidos con sus respectivos zapatos y accesorios, pero yo que la he conocido y discutido con ella, le estoy regalando una cucharada apta para revolver las cosas del caldero cuando haga Alquimia, eso la hará más feliz.




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