Tres de la mañana me despierto seca de la garganta, tenía un poco de sed, cansada y pasos flojos bajo las escaleras de mi casa para dirigirme al refrigerador por un vaso con agua, siento como mi garganta se refresca a medida que aquel liquido translucido recorre mi boca cerrando los ojos disfrutando de dicha situación, puedo observar dos sobras del otro lado de la mesa de la cocina en el momento en el que termino aquel líquido, me paralizo.
-hey-susurro temblorosa, puedo observar con cautela ambas sombras diminutas, son dos niños gemelos no pasan de los nueve años delgados con playeras de manga larga de colores chillantes y overoles de mezclilla, me observan ambos mi cuerpo tiembla y puedo escuchar los fuertes latidos de mi corazón. Escucho leves risas y estos corren escaleras arriba, mi habitación.
A pasos temblorosos pero firmes me acerco a las escaleras, y aunque todo es sombrío por la falta de luz decido dirigirme a los interruptores más cercamos y toda esperanza se va cuando noto que no enciende.
Hace menos de cinco segundos el refrigerador encendió, esto me hace temblar.
Con pasos lentos subo los escalones estos están parados al terminar las escaleras, pareciera que me esperan, una vez más ríen, corren a mi habitación.
¿Quieren algo?
Siento que me quedo sin aire, tengo los ojos llorosos, ¿qué está pasando?, ¿qué es esto? Estoy asustada.
Atravieso la puerta de mi habitación, y veo a esto en las esquinas de la ventana, delante de mi cama, escucho de nuevo sus risas, logro distinguir como sus extremidades se alargan a lo largo de la ventana.
Dios, sácame de aquí.
Siento mis piernas temblar y hormigas en todo el alrededor de estas, necesito correr, pero mis piernas se entumen y tardo poco cuando ya no las siento y se hace notar a lo que caigo torpemente delante de ambos niños. Noto como estos me observan curiosos y sonríen macabramente donde yo puedo notar que lagrimas salen de mis ojos, y con la respiración entrecortada trato de arrastrarme de regreso a la planta baja de mi casa, necesito salir.
Logro tocar la punta de la puerta al arrastrarme con los brazos estoy cansada y aunque no lo siento noto como me jalan de regreso, a lo que cubro mi rostro gritando, no quiero ver.
poco a poco pierdo la conciencia y no veo más que obscuridad.
C.V.