La Habitacion Embrujada

02- ENCADENADO

me dirijo a la parada de autobús el cielo esta obscuro, aun es muy temprano y aunque dicho lugar se encuentra a un par de cuadras de mi hogar el trayecto se hace largo al notar que las lámparas de las calles están fundidas y que por más que me sepa el camino de memoria y pueda recorrerlo a ojos vendados escojo irme por el camino largo, solo hay tres lámparas que iluminan dicho camino pero mi instinto de supervivencia me dice que pasar por calles a oscuras con casas abandonadas y solares baldíos no es buena idea.

En el momento en el que decido empezar a recorrer dicho camino puedo sentir miradas alrededor de mi cuerpo y el canto de búhos y pajarracos, no quiero mirar a mi alrededor, mi cuerpo tiembla y se pone en alerta.

Al llegar a donde está la primera lampara decido voltear a mi alrededor, no hay ningún ser humano solo una masa de niebla que hace que abrace mi cuerpo y este tiemble, decido caminar un par de metros más y puedo sentir grandes pisadas detrás de mí, me estoy poniendo paranoica, vuelvo a voltear ahora hacia el piso viendo mi sombra por los luminarios de la calle, solo está la mía, solo pudo verme a mí misma, pero el saber esto no logra calmar la sudoración de las palmas de mis manos ni el juego sin fin de mi corazón. No estoy tranquila.

Observo mi sombra un par de metros mientras camino, mis ojos se empañan y mi boca se seca cuando veo una pequeña sombra en forma de cabeza asomándose detrás de mi sombra que al pestañar se vuelve a ocultar detrás de mí.

Mierda.

Camino más rápido, tratando de alejarme de esto, la sombra desapareció puedo ver que quedan pocas calles para llegar a mi destino, tomo un poco de aire paro un momento para voltear a mi alrededor, y del otro lado de la calle se encuentra una cabina de camión abandonada escucho un ruido fuerte de metales haciendo fricción, observo la entrada de esta y me quedo paralizada al ver que de dentro de la cabina se acerca una silueta alta y con la baja luz de las calles logro distinguir unas patas de cabra blancas que se van obscureciendo a cómo voy subiendo mi vista, el cuerpo cubierto de pelo obscuro con cadenas gruesas en la cintura lo suficientemente largas para que se pierden en la obscuridad pero no para que dicha maravilla salga de tal lugar, un pecho marcado y una cabeza de cabra con unos grandes cuernos adornando su cabeza.

Y corrí, corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, y mientras corro por mi vida puedo observar tres bolas de luz blanca flotando delante de mí, poco me importo comparado con lo que acababa de observar, necesitaba llegar rápido, y con lágrimas en mis ojos, no pare ni voltee atrás hasta que llegue a mi destino y en el primer transporte que llego, me subí lo más rápido posible, dejando todo atrás.

C.V.




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