La Habitación Roja

La Habitación Roja

Había una mansión en las afueras de la ciudad, rodeada de un jardín descuidado y un enorme portón de hierro forjado. La casa había pertenecido a una familia adinerada, pero luego de un trágico incidente, se rumoraba que la mansión estaba embrujada y que cualquier persona que se atreviera a entrar en ella jamás volvería a salir.

Un grupo de amigos, aventureros y curiosos, decidió explorar la mansión. Armados con linternas y valentía, entraron a la mansión y comenzaron a explorar sus vastas habitaciones. Las paredes estaban cubiertas de polvo y los muebles eran antiguos y desgastados por el tiempo.

Uno de los amigos, llamado Tom, se separó del grupo y comenzó a buscar en solitario. A medida que avanzaba por los pasillos, notó una puerta cerrada con un enorme candado. Tom tenía un martillo y decidió romper el candado para ver lo que había detrás.

Al abrir la puerta, Tom encontró una habitación roja, iluminada por velas en candelabros dorados. En el centro de la habitación había una mesa larga y elegante, cubierta de platos de plata y copas de cristal. En las paredes colgaban pinturas de bellas mujeres y hermosos paisajes.

Había estanterías llenas de libros antiguos, encuadernados en piel y cubiertos de polvo. Tom también notó una cama grande y cómoda, con sábanas de seda roja. La habitación estaba llena de objetos lujosos y extravagantes que parecían sacados de un sueño.

Tom se acercó a la mesa y notó que estaba llena de comida y bebida. El aroma de la carne asada y los pasteles recién horneados llenó su nariz. Tom probó un poco de todo y se sorprendió de lo delicioso que estaba.

De repente, una voz suave habló detrás de él:

— ¿Qué es lo que deseas? —preguntó la voz. Tom se dio vuelta, pero no vio a nadie.

— ¿Quién eres? —preguntó Tom, confundido.

—Soy el espíritu de la habitación roja. Todos los que entran aquí pueden pedir un deseo, y se les cumplirá.

Tom no podía creer lo que estaba escuchando. Pensó en todo lo que siempre había deseado: riqueza, fama, amor. Decidió pedir un millón de dólares.

De repente, la habitación se llenó de luz y la mesa se cubrió con billetes verdes. Tom estaba asombrado y emocionado.

Pero después de unos minutos, Tom comenzó a sentir un dolor intenso en su pecho. Cayó al suelo y se dio cuenta de que estaba teniendo un ataque al corazón. El espíritu de la habitación roja había cumplido su deseo, pero le había costado la vida.

Los demás amigos encontraron a Tom muerto en la habitación roja. Desde entonces, nunca más se atrevieron a entrar en la mansión, temerosos de lo que podría pasar si se acercaban.

Pero a pesar de la muerte de Tom, uno de los amigos, llamado Sarah, no podía resistirse a la tentación de entrar a la habitación roja y pedir su propio deseo.

Ella había estado pensando en su deseo desde que entraron a la mansión. Ella quería encontrar a su hermano, quien había desaparecido hace varios años. Así que, armada con una linterna, se dirigió hacia la habitación roja.

Al entrar, Sarah vio la misma mesa larga y elegante, pero esta vez estaba cubierta de mapas y fotos de personas desaparecidas. Sarah buscó entre ellos hasta que encontró una foto de su hermano. En ese momento, la voz del espíritu de la habitación roja se hizo presente.

— ¿Qué es lo que deseas? —preguntó la voz.

— ¡Quiero encontrar a mi hermano! —respondió Sarah.

De repente, la habitación comenzó a temblar y se llenó de una luz cegadora. Cuando la luz se desvaneció, Sarah se encontró de pie frente a la casa de su hermano. La habitación roja había cumplido su deseo.

Pero Sarah pronto se dio cuenta de que algo estaba mal. Su hermano la recibió con una expresión fría y distante, y ella notó que estaba rodeado de extrañas figuras oscuras que parecían acecharlo. Desesperada, Sarah intentó sacar a su hermano de la casa, pero él se negó a irse.

Sarah pronto descubrió que su hermano había sido víctima de una secta peligrosa y que estaba bajo el control mental de su líder. La habitación roja había cumplido su deseo, pero le había dado una solución a medias. Sarah se dio cuenta de que había jugado con fuerzas más allá de su comprensión y que ahora su vida y la de su hermano estaban en peligro.

Aterrorizada, Sarah corrió de regreso a la mansión, pero se encontró con que la puerta estaba bloqueada desde el exterior. Se dio cuenta de que estaba atrapada allí y que tendría que enfrentar las consecuencias de su deseo.

La habitación roja había concedido sus deseos, pero a un terrible costo. Ahora, Sarah tendría que encontrar una manera de salir de la mansión y salvar a su hermano antes de que fuera demasiado tarde.




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