Mientras iban caminando dentro del camping las tres empezaron a hacerle preguntas mientras que Milenia no contestaba a ninguna.
—Pero, pero Melania, ¿que ha sido eso?
—Melania, dinos que pasa—Le cogió del brazo. —¡Se que tú lo sabes!—Gritó mientras sacudía el brazo de su prima.
—¡Aigh! Sois muy pesadas las tres—Se soltó.
—Es lo que tiene tener una hermana—Se señaló. —Y dos primas muy curiosas—Las señaló.
—Vosotras no sois curiosas, sois pesadas y cotillas, es muy diferente.
—Porfa—Dijo Bianca.
—Porfa—Dijo Sabrina.
—Porfa—Dijo Lily.
—Porfa, porfa, porfa, porfa, porfaaa—Dijeron a la vez.
—Vale, vale, dejad de hacer eso que la gente nos mira, os lo diré…
—¡Bieeen!—Las tres saltaron de alegría.
—Pero con una condición—Las tres pararon de golpe. —Como se lo digáis a alguien, os juro que os lanzaré un hechizo que lamentareis haberlo dicho—Las tres tragaron saliva. —¿Está claro?
—¡Si señora!—Gritaron las tres.
El día estaba completo, no pudieron hablar ya que vinieron sus padres de comprar, jugaron a juegos en familia, junto con sus tíos, los padres de Sabrina y Lily. Así que lo dejaron para el día siguiente a primera hora. El día seguía gris, no tenía pinta de llover, aun…
—¡Qué bien! ¡Hoy toca saber el secreto de mi hermana!—Bianca estaba en la puerta de su caravana.
—Grita más y lo va a saber todo el camping—Dijo Lily quien estaba terminando de desayunar junto con Sabrina. Las tres estaban dentro del avance. Esta vez Bianca optó por hacerse una pequeña cola dejando el resto de su cabello suelto, al igual que su prima Lily y su hermana Melania. Mientras que su prima Sabrina seguía con el cabello suelto.
—Parece que el sol quiera salir pero las nubes no lo dejan—Dijo Sabrina apartando las cortinas para ver el exterior. Había rayos de sol en algunos lugares.
—¿Donde están mis padres?—Preguntó Bianca bajando de la caravana.
—Los adultos se han ido a dar una vuelta por la playa y Melania nos está esperando en otra parcela—Dijo Lily recogiendo su taza de leche y el bote de galletas.
—¿Pues vamos a que esperamos?
—No has desayunado ¿verdad?
—Qué más da, además no tengo hambre—Dijo saliendo del avance. —Vamos está ahí.
—Es lo que he dicho yo.
Melania estaba sentada, con su móvil mientras esperaba, su mirada no parecía muy contenta, más bien, parecía preocupada.
—¡Melania!—Alzó su mirada y vio como su hermana se tiró encima de ella haciendo que ambas se tumbaran al suelo.
—Bianca, que energía tienes de buena mañana—Se volvió a sentar. —¿Me puedes dejar el móvil ahí encima?—Le preguntó a Sabrina. Ella lo puso encima de una mesa cerca de ellas mientras todas se sentaban formando un círculo entre las cuatro.
—Bueno, explica, explica—Dijo Lily emocionada.
—Primero que nada, soy una hechicera.
—No me digas—La interrumpió. —Perdón—Dijo Bianca.
—Soy una hechicera de magia negra.
—¿Magia negra? Satanás—Dijo Sabrina haciendo una X con sus dedos.
—Bueno, ha sido divertido, hasta aquí la lección—Se intentaba levantar.
—No, no, no, porfa—Estiró su brazo para que no se levantar. —Ya está, no lo volverán a hacer. ¿A qué no?—Miró a su hermana Sabrina y a su prima Bianca. Ambas negaron con la cabeza. —¿Ves? Sigue porfa.
Melania veía realmente que estaban muy intrigadas, bueno, su prima Lily mucho más que las demás, pero les explicó lo que les iba a explicar.
—Está bien, soy una hechicera de magia negra, no os confundáis, magia negra no es lo mismo que magia oscura.
—¿Qué diferencia hay?—Preguntó Bianca.
—Con la magia oscura puedes invocar a los espíritus, sean buenos o malos, pero con la magia negra no puedes, además, si tienes magia oscura siempre te va a salir mal, es decir, aunque la utilices para ayudar, siempre pasará algo que te impedirá ayudar, y con la magia negra no, no sé si me he explicado bien.
—Sí, yo más o menos lo he entendido—Dijo Lily.
—Osea ¿si tienes magia oscura no puedes ayudar aunque te lo propongas?—Preguntó Bianca.
—Exacto.
—Pues que mal.
—¿Y tú eliges la magia que quieres o te la eligen al azar?—Preguntó Sabrina.
—A ver como lo digo, la magia esta en ti desde que naces, y al iniciar el primer curso, el destino te dice la magia que tienes.
—¿Más o menos como Harry Potter?—Dijo Lily.
—Más o menos, si, pero no hay ningún sombrero.
—¡Que guay! ¿Y qué poder tenemos nosotras?—Preguntó Bianca.