—¿Quien era?—Preguntó Bianca al verla llegar.
—Nadie, se había confundido. Bueno—Suspiró. —Os voy a enseñar dos cosas sumamente importantes.
—¿Cuáles?—Preguntó Bianca.
—Os voy a enseñar a bloquear y desbloquear…
—¿El qué? ¿Puertas?—Interrumpió.
—Sabrina, como vuelvas a interrumpir…
—Vale, vale, tranquila, ya paro.
—Gracias. Bueno, os voy a enseñar a bloquear y desbloquear vuestra energía espiritual, así no os podrán hacer daño… y la segunda cosa que os voy a enseñar es telequinesis.
—¡Que guay! ¡Telequinesis! ¿Y eso que es?—Preguntó Lily.
—Es controlar objetos con tu mentalidad, cosa que tú no tienes—Dijo Bianca. Lily sacó la lengua y como era de esperar, Bianco se lo devolvió sacándole la lengua igual. Se empezaron a pelear.
—¡Basta ya!—Melania las separó con dos cúpulas, una para cada una.
—¡Melania!—Gritaron las dos.
—Sácame de aquí—Dijo Bianca.
—A mi también.
—Si quieres puedes dejarla ahí.
—Esto va a ser más difícil de lo que pensaba…—Dijo Melania mientras que Sabrina tenía los brazos cruzados.
—¿El qué?—Preguntaron ambas.
—Nada, nada… seguid vosotras como estabais, bueno, no, no, mejor que no, que no quiero que os peleéis.
Comieron en un restaurante con la familia, esta vez vinieron sus abuelos maternos a pasar el día, así que mientras que estaban con la familia no podían hablar de nada relacionado con la magia y los poderes, para protegerlos.
Llegó la noche y las cuatro se fueron a dar una vuelta, las cuatro tenían sus chaquetas y sus cabellos sueltos, aunque no hacía mucho frio ni viento, eso extrañó a Melania ya que habían dicho en las noticias, que esa noche haría más viento que por la mañana.