🔮 Amelia 🔮
Mucho ruido se escucha afuera, voces por doquier, el aire era pesado, tenso. La servidumbre gritaban y corrían a donde esconderse. Era un caos y yo era la responsable. Mi vida no había tan mala, de hecho, a pesar que no conocí a mi madre, mi tía Martha se aseguró de que tuviera una infancia llena de calor y libros. Crecí en un hogar lleno de amor, aunque la sombra de mi orfandad siempre estuvo presente. Solía recibir burlas crueles en el mercado y de parte de algunos nobles por ser la "niña sin linaje", la "huérfana que vive de la caridad". Pero el amor de Martha siempre fue mi escudo.
El aire se hizo denso, no por el humo, sino por la condensación de una magia putrefacta. El Gran Salón crujió cuando las puertas de roble volaron en astillas. Entró Ciro Drago, su silueta alta vestida de terciopelo oscuro, seguida por sus espectros y .... Knyaz keznikov.
Demir rugió una orden de carga. Las espadas chocaron, pero la ventaja era de Ciro. Esto era por mí, por el poder que poseía.
Demir se materializó a mi lado, su presencia una fortaleza. Me sujetó por los hombros, y vi el pánico en sus ojos.
—Amelia, escúchame. Este es el plan. Escóndete. Ahora.— su voz era grave. —Corre a las criptas bajo el ala este. La trampa allí puede darte minutos cruciales.
—¡No te dejaré! ¡La tía Martha está allí! ¡Luchando por mi!— Grité, la frustración me desgarraba.
—¡No hay opción!— Me sostuvo con fuerza—.Tú eres la llave de todo. Si te captura, el destino de todas las especies está sellado. Confía en mí, aunque mi orden te parezca una traición. ¡Huye!.
Antes de que pudiera obedecer o resistir, un rayo de magia negra impactó a mi tía Martha.Ella se desplomó. Iván gritó.La desesperación me superó. No iba a permitir que le hicieran daño a la única persona que me había dado un hogar, la única que había sanado las heridas de las burlas.La vida de mi tía, mi protectora, pendía de un hilo de seda roto.Y el dolor se fundió con la rabia en un golpe devoto.La voz prohibida, el susurro del Éter Oscuro, tronó en mi interior: "No huyas,úsame.Soy tu escudo. Soy la ausencia de temor."
Abrí mi mente al flujo, al conocimiento que es veneno y poder. Y un vacío negro surgió del suelo, la luz se negó a ver. No fue un rayo, sino una cúpula de ébano pulsante que nos envolvió a los tres. Un campo de fuerza impenetrable que resistió el ataque de Ciro, volviendo al revés.
Ciro detuvo su avance, su sonrisa de desprecio se desdibujó en ira fría. Había reconocido la energía, el potencial que en mí florecía.Había salvado a Iván y mi tía. Pero la verdad me quemó con un tizón:Este poder no era mío. Yo era la vasija, el inicio de una perdición.
Mientras mantenía el escudo de éter, observaba la lucha. Demir, brillante en su armadura plateada, cubría la retirada de los heridos.Entonces lo vi.Un secuaz, una criatura reptiliana de Ciro, se deslizó por el lateral. Se concentró en Demir, quien estaba distraído, cubriendo a un guardia caído.La criatura alzó una daga de obsidiana, un arma hecha de sombras solidificadas.
Mi grito de advertencia fue solo un susurro ahogado por el éter.
La daga se hundió con un sonido sordo y húmedo en el costado de Demir. Él se desplomó, su rostro contraído en una mueca de agonía y fracaso. Su espada se apagó y cayó de rodillas.La vista de la sangre de mi guardián, tan roja, tan pura en el suelo.Fue la chispa final que rompió el dique, el último pañuelo.Mi corazón se hizo ceniza. La pena se transformó en una cólera brutal, un incendio púrpura y negro que se elevó hasta el techo real, sin igual. El éter oscuro rugió a través de mis labios con una voz gutural.El secuaz se vaporizó, disuelto en la ola de mi furia elemental.
Ascendí en el aire. Mis ojos eran vórtices. La mente ya no tenía el control.El poder me había poseído, usándome, robándome mi rol.Flotaba en un espacio sin tiempo, envuelta en el éter. La realidad se había difuminado. Estaba en un trance hipnótico, y la voz de Ciro Drago resonó en mi mente, burlona y poderosa.
"¡Mira, Amelia! Mira el futuro que te ofrezco como mi socia".
Me mostró una verdad que no era de reinos, sino de esencias y designios.Un tapiz cósmico tejido con hilos de cien mil destinos.
“Tú eres el puente. Tu sangre y el Éter Oscuro son el nexo final. No busco solo tu reino, ¡ quiero la llave del control universal! Mi plan es la Fusión de Especies: usar tu poder para anclar voluntad. De los faes , de los humanos a las bestias, toda la entidad. Crearé una 'Matriz del Alma' ,una prisión psiquíca forjada con tu Éter. Donde todas las criaturas serán marionetas silenciosas de mi placer."
La maldad de Ciro era absoluta, la destrucción de la libre voluntad, la esencia de la vida.Y entonces, la verdad de Demir se hizo clara, sin piedad, ni mentira:Sí, él me usó, para salvar a su gente de la peste que los hacía morir.Pero esa fue una traición pequeña, una noble mentira que debía encubrir.La peste era el pasado; Ciro era la aniquilación del futuro, la muerte cósmica.Demir me protegió del destino de ser la herramienta de esta entidad abismal.Su traición fue un acto de amor desesperado. Su puñalada, mi despertar.
La revelación rompió el trance. Mi mente se centró. Estaba lista para pelear.
El éter oscuro se contrajo de golpe, dejando de ser una niebla para convertirse en una armadura espectral que me cubrió completamente. Aterricé de nuevo, con la suavidad de una sombra, mirando fijamente a Ciro Drago. —La ambición de un rey es patética— dije, y mi voz era ahora grave, fría, resonando con el poder recién aceptado. —Pero la de un destructor de almas... debe ser aniquilada.
—No voy a huir, Ciro. Voy a matarte.
Ciro Drago soltó una carcajada seca, sin humor. —¡Qué espectáculo tan predecible! La marioneta enloquece al sentir los hilos. Pero no eres tú quien habla, niña. Es el Éter, gritando por su amo.
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Editado: 03.11.2025