Capítulo 16 : El regreso de la Luz y la Sombra

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Amelia emergió de las ruinas del Osario Abandonado, exhausta pero triunfante. El aire olía a azufre y magia quemada. El Ojo de la Ceniza era solo polvo de obsidiana estelar disperso. El plan había funcionado: Ciro había huido, su Matriz de Almas destruida.

A pesar del agotamiento, el Éter Oscuro, ahora un fiel guardián en su interior, la impulsó a buscar a sus compañeros.A poca distancia, encontró a Iván, tendido en el suelo cerca del acueducto, pálido y temblando por el esfuerzo, pero vivo.

— Iván...— Amelia corrió hacia él.

— Amelia, lo lograste — susurró el vampiro, con una sonrisa de alivio—.El último nexo... cayó.

—Y el Ojo también. Ciro se ha ido—confirmó ella, ayudándolo a levantarse.

En ese momento, la figura imponente de Demir Volkov , apareció entre los árboles, corriendo hacia ellos con una velocidad que la armadura apenas podía disimular. Su rostro, aunque marcado por la tensión, se iluminó al verla.

Demir llegó con la fuerza de un rayo, la máscara del Príncipe se había esfumado, solo el vampiro inmortal, el amante, el hombre que la había anclado.Se abrazaron en medio de las ruinas, un reencuentro más allá del consuelo.El amor consumado era la prueba: habían sobrevivido al peor flagelo.

—¡Lo lograste! Sentí la explosión, la ruptura de la Matriz—exclamó Demir, su voz cargada de emoción.

—Mi visión se ha calmado. El futuro, aunque incierto, ya no es solo destrucción.

Iván observó la escena, sintiendo una punzada de alivio y un orgullo filial. La hechicera y el vampiro príncipe, el corazón de la resistencia global.

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Regresaron al pabellón de caza, donde Amadeus los esperaba. El hechicero examinó a Amelia, asintiendo con aprobación.

—El Éter ahora es tuyo, Amelia— dijo Amadeus. —Tu amor por Demir ha proporcionado la disciplina que la naturaleza te negaba. Eres la primera hechicera en controlar el Éter Oscuro sin caer en la locura.

Demir, sentado cerca del fuego, recuperaba su energía rápidamente. —Ciro no está muerto. Y ahora es más peligroso. Él no puede atacar la Matriz de Almas sin el Ojo, pero nos buscará personalmente. Sabe que Amelia es la clave.

Amelia se sentó a su lado, la estrategia ya formándose en su mente.—El palacio es un riesgo. La capital, también. Necesitamos un santuario, un lugar donde podamos entrenar, investigar y reunir aliados sin que Ciro pueda rastrearnos.

La decisión era crítica, la guerra se había vuelto más personal y fría. El Príncipe, la hechicera, el fiel sirviente vampiro, buscando una guarida.Demir, recordando su larga vida, invocó una memoria ancestral, un refugio olvidado, más antiguo que el reino, más allá del mal real.

—Conozco un lugar—anunció Demir, su voz resonando con autoridad.

—Un castillo de mi linaje vampírico, oculto en las Montañas del Lamento.Lo abandoné hace siglos, convencido de que la soledad era la verdad, pero ahora, ese castillo será nuestra base, nuestro juramento.

Demir explicó que el castillo, llamado Aerthos, estaba protegido no solo por magia de ilusión, sino por los antiguos rituales de su clan vampírico, haciéndolo casi impenetrable a la magia de Ciro.

Iván asintió. —El Castillo Aerthos. Es el lugar más seguro, mi Príncipe. Un lugar donde podemos entrenar sin el peligro de ser rastreados.

Amelia, con su visión Éterica, examinó el plan. Aerthos era el lugar. No solo un escondite, sino un símbolo de la aceptación de Demir de su inmortalidad compartida.

—Iremos a Aerthos— decidió Amelia—.Allí, no solo nos protegeremos. Nos prepararemos. Amadeus, Iván, necesitamos empezar a reclutar aliados: elfos, faes, humanos, que vean la verdad del plan de Ciro. No lucharemos solos.

Demir se puso de pie, su presencia irradiando autoridad y amor. Se acercó a Amelia y la tomó en sus brazos.

—Desde el Osario, mi amor, has forzado a Ciro a una batalla personal. Su arrogancia es su única debilidad. En Aerthos, construiremos el ejército que pondrá fin a su locura—prometió él.

El grupo, ahora una unidad sellada por el amor, el sacrificio y el Éter, se preparó para partir. El pabellón de caza había sido el crisol de la verdad. El Castillo Aerthos sería el nacimiento de la Resistencia.