La Hechicera De Sangre Andaluza

Capítulo 18 : El Asedio Invisible y el Ancla a Prueba

🔮

El Castillo Aerthos era sombrío y vasto. Sus pasillos de piedra absorbían la poca luz que se filtraba, pero Amelia no sentía miedo. El castillo se sentía correcto, un reflejo de la oscuridad antigua que ahora habitaba bajo su control.

Amadeus se dedicó a activar las runas de defensa ancestrales del castillo, reforzándolas con sus propios encantamientos de ilusión. Iván patrullaba los techos, su oído vampírico sintonizado con el silencio de las montañas.

Demir y Amelia estaban en la gran sala de guerra, un lugar circular con un mapa de piedra en el centro.

—Hemos ganado tres días— dijo Demir, apoyándose sobre el mapa—.El castillo es un laberinto de magia vampírica. Sus muros repelen la mayoría de las incursiones mágicas.

—Pero no la rabia pura—respondió Amelia, con los ojos fijos en un punto invisible. El Éter Oscuro anclado le daba una sensibilidad única al odio y la malicia.— Ciro no atacará con fuerza. Intentará rastrearme.

La fortaleza de Aerthos, un gigante de piedra ante el cielo gris, el lugar donde la hechicera y el vampiro planeaban su raíz. Demir había cubierto el castillo con sellos y barreras olvidadas,pero Amelia sentía la quemadura fría en las almas condenadas.La paz era un engaño. Ciro no atacaba con fuego, sino con ponzoña. Su "Sombra del Vacío", un rastreador etéreo, se acercaba a la montaña.El éter de Amelia vibró, un pulso de advertencia, gélido y conciso:La amenaza no venía de fuera, sino de un invasor invisible y sumiso.

A medianoche, mientras Demir y Amelia compartían un momento de vigilia en la sala de guerra, el aire en el pasillo exterior se hizo pesado.

Amadeus, que dormía cerca de la entrada principal, se despertó con un sobresalto. Las runas de defensa externas que había activado estaban parpadeando, no por ser golpeadas, sino por ser evadidas.

—¡Demir!—gritó Amadeus, su voz cortando el silencio. —¡La magia de ocultación está siendo ignorada! ¡No es fuerza, es un rastreo espectral!

Demir y Amelia salieron disparados. Iván, desde las almenas, ya corría hacia el centro del castillo.

—¡La Sombra del Vacío!— siseó Demir, reconociendo la firma energética. —Un espectro puro de Ciro. Está diseñado para atravesar defensas, buscando la firma del Éter anclado.

La Sombra del Vacío no era una criatura de combate; era una entidad hecha de conciencia negativa, arrastrándose por los antiguos pasillos de piedra. Su única directriz era encontrar a Amelia.

La Sombra se deslizaba, inmune a los conjuros de ilusión y engaño.Un fragmento del alma de Ciro, buscando causar un daño. Pasó a través de las trampas de los siglos, sin activar el antiguo sistema.Directo a la sala de guerra, el corazón de la hechicera, el centro del dilema.

Iván, con la velocidad de su linaje, interceptó al espectro en un cruce de pasillos,intentó apuñalarlo con su espada, pero el metal era inútil, solo brillos.

—¡No tiene cuerpo, Iván! ¡Es un pensamiento oscuro!—gritó Demir, frustrado.La Sombra lo ignoró, pasando a través del vampiro, dejando un frío helado.

La criatura oscura ignoró a Demir e Iván, pues no eran su objetivo principal. Su misión era Amelia.

La Sombra del Vacío irrumpió en la sala de guerra. No era más que una masa flotante de vacío concentrado, pero su presencia era asfixiante. Buscó inmediatamente el centro de energía más fuerte: Amelia.

Amelia se mantuvo firme. Sabía que un ataque físico era inútil. Si la Sombra lograba tocarla, el hechizo de Ciro tomaría control de su Éter.

—Es una trampa mental, Amelia. ¡Concentra el Éter!— gritó Amadeus, llegando a la sala.

La Sombra se lanzó hacia Amelia, extendiéndose para envolverla.

La Sombra la envolvió, un velo de desesperación, frío y cruel, intentando romper el control, volviéndola una marioneta de piel.

Amelia cerró los ojos. Sintió el asalto mental, la voz de Ciro riendo,

—No tienes control, niña. El Éter es mío. Te estoy poseyendo.

Pero Amelia recordó a Demir, su tacto, su confesión, el voto de la inmortalidad.El amor era su ancla, su defensa contra la falsa realidad.Ella invocó el Éter, no hacia fuera, sino hacia dentro, purificando el ataque.

El poder anclado repelió la sombra, una explosión de luz violeta y opaca.

La Sombra del Vacío gritó, un sonido que solo existía en la mente, y fue expulsada violentamente del cuerpo de Amelia. Se convirtió en ceniza espectral, desvaneciéndose.

Demir corrió hacia ella. —¡Amelia!

—Estoy bien— jadeó ella, pero sus ojos brillaban con furia. —Pero ahora sabe dónde estamos.

Demir se puso de pie, su rostro endurecido. —Ciro ya no nos enviará rastreadores. Vendrá él mismo, o enviará a su lugarteniente más fuerte. El castillo debe ser sellado. ¡La tregua ha terminado!

Iván, de pie en la entrada, asintió. —Lo prepararemos, Príncipe. No pasarán.

El Castillo Aerthos se convirtió oficialmente en el centro del Juicio Final. Ciro había fallado en su primer intento, pero había confirmado su objetivo. La guerra total era inminente.




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