Después de dejar atrás el templo, el camino se volvió extraño.
Ya no parecía un bosque ni un sendero natural. El cielo se torno gris azulado, como si el mundo entrara en pausa. Las plantas no crecían, pero tampoco morían. El viento soplaba en círculos. La lila pequeña nos dijo que este lugar no existía en los mapas.
Y quizás no exista en este mundo.
-Este sitio... No debería estar aqui- susureo el chico, tocando el suelo con una mezcla de familiaridad y temor.
-¿Que significa eso?- pregunté.
El no respondio. Pero entonces, el aire se quebró.
Si, se quebró. Cómo un vidrio rompiendose. Una grieta flotante en medio del aire.
De allí surgió una mujer encapuchada con ojos completamente blancos. No tenía armas. No tenía expresión. Pero si voz era tan antigua como el trueno:
-¿Has recordado tu nombre, niño del olvido?-
El dió un paso atras. Su sombra temblaba. Su cristal oscuro vibraba como si estuviera a punto de explotar.
-¿Quien eres?- le pregunté, colocándome delante del chico.
-No es a ti a quien busco- dijo la mujer-. El fue uno de los nuestros. Pero eligió olvidar. Eligió... Huir.
La niña pequeña se aferró a mi brazo.
-¿De que estás hablando?- pregunto la niña.
El chico miró a la mujer. Si voz temblo.
-No... No puede ser. Yo no... Yo no era como tu.
La mujer levanto la mano, y una lluvia de imágenes lleno el aire. Visiones. Recuerdos. -fuuste entrenado en las tierras del silencio. Te dieron la misión de proteger la llave del norte. Pero la oscuridad te tengo. Y tú... Abriste el portal. Tu causaste la primera ruptura.
Un frío si apoderó de mi.
-¿Eso es verdad?- pregunté, bajito.
El bajo la mirada. -No lo recuerdo. Pero algo en mi... Sabe que es cierto-.
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El cristal azul colgando de su cuello se partio por completo. No desapareció. Se transformó.
Del interior emegrio una nuevo luz. No blanca. No negra. Sino gris. Un gris perfecto, como el amanecer en equilibrio
-No soy la oscuridad- dijo. Firme-. Fui tentado, si. Pero elegi olvidar por qué no quería herir a nadie mas. Ahora elegí recordar.
Su sombra se alzó detrás de el como un lobo gigante. No era una amenaza. Era una guardiana. La mujer encapuchada dió un paso atrás.
-Entonces, tu redención comienza aquí. Pero el camino será cruel.
Ella desapareció sin más.
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Ms tarde, mientras descansa vamos cerca de un lago de agua plateada. Me senté junto a el.
-¿Cómo te llamas?- le pregunté.
-No lo se. No lo recordaba antes... Pero ahora me viene una palabra a la mente. Una que me dijeron una vez, antes de que todo se apagara.
-¿Cuál?-
-Kael-
-Kael- repetí, probando el peso en mi boca-. Me gusta.
El sonrió, por primera vez sin miedo.
-¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
-bueno, pues mi madre me decía aelira, pero mi padre me decía de otra manera que no recuerdo muy bien-.
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Y entonces, en el reflejo del agua, vimos algo.
Unas figura. No nuestra. No humana.
Tenía ojos como faroles antiguos. Y una corona de ramas retorcidas. Nos observaba desde lejos. Y cuando parpadeamos... Ya no estaba.
Kael se levantó de golpe.
-Eso no era un recuerdo-. Dijo, con los puños apretados-. Era el heredero del caos. El que despierta cuando las llaves se activan. Si el está despierto... El mundo está cambiando.
-Entonces debemos apresurarnos- respondí.
Lla niña se puso de pie, decidida.
-¿A dónde vamos ahora?-
Yo mire la llave dorada que habías obtenido, y note que tenía una marca en el borde: un símbolo de agua.
-Al sur. Dónde las sciudades flotan y los espejos mienten.
El segundo sello nos espera.