La Heredera

6. Hermanitos

Ray.

El sonido de la alarma me despierta, sacudo mi cabeza y trato de levantarme; tengo adormecido el brazo y eso es por la culpa de mi bello hermanito que se apoyó en él toda la noche. Me deslizo cuidadosamente para no despertarlo, pero igual creo que no se hubiese despertado (a él ni la alarma lo despierta). Miro el reloj 9:55 am. ¡¿9:55 am? ¿Qué ya son casi las diez?! Hoy tengo que ir a ayudar, al señor Jason para arreglar el tejado de Doña Amelia. Me cambio al instante. Y voy a la cocina a preparar rápidamente el desayuno para Marco. ¡Qué suerte que las pequeñas vacaciones aún terminan este lunes! Faltan dos días. Le dejo escrita una nota y solo debo un vaso de leche.

Estoy caminando en dirección a la casa de Doña Amelia y por el camino saludo a algunos vecinos, más bien ellos me saludan a mí ya que yo estaba ocupado divagando en mi mente.

Marco debe regresar al colegio... necesitaré más dinero. Tal vez deba volver a trabajar en la carpintería del señor Jason, se lo preguntaré hoy; además, puedo trabajar también en la granja del señor Edú. Miro al cielo, hermoso como siempre y como de costumbre imaginaba la cara de mi madre sonriendo en él. Lo olvidaba, debo lavar la ropa también comenzando por esta chaqueta, ya necesita una lavada.

Diviso que Aníbal está en la puerta de la entrada de Doña Amelia fumando un cigarrillo. Mis ojos no pueden evitar mirar ese lujoso auto, será grandioso manejarlo, yo a las justas he conducido la vieja camioneta  del señor Edú para llevar mercancía. No debo pensar así de Oded (así se llama la camioneta), muchas veces ya se nos ha querido ir, pero la viejita aún le da para el trabajo, el señor Edú la cuida como tesoro.

—¿Qué hay, hermano? —Me saluda Aníbal mientras me ofrece un apretón de manos. Que genial es este chico, hoy lleva puesto un gorro de invierno color negro y una casaca de cuero y polar color beige. Y yo... pues yo... No debo compararme.

—Bien, como siempre —respondo sonriendo al saludo. Él arroja la colilla del cigarrillo y me invita a entrar.

—Prepárate para el drama, mi amigo —dice con diversión. Solo le muestro mi cara de desconcierto ante lo que dijo.

Pero ya me imaginaba algo, seguro debe estar relacionado con la Bumsu. Dentro de la sala hay algunas maletas y, sentadas en el mueble mirando su celular, se encuentran la señora Kate y Soraya, quién está con lentes de sol negros a pesar de que no hay rastro de luz solar. «Buenos días», les saludo y ellas responden lo mismo y nuevamente dirigen su atención a sus celulares. «Ven, sígueme», me dice Aníbal, yo le hago caso. Nos dirigimos al granero.

—¿Y cómo está tu hermanito? —pregunta mientras se quita su gorro y lo enrolla para guardarlo dentro de sus bolsillos, su cabello queda levemente desordenado, pero no le queda mal. Cada vez que vuelva a fijarme en su aspecto personal me daré una cachetada de verdad, ¿cómo voy a estar pensando en que si un hombre se ve mal o bien? Creo que es la envidia.

—Él está bien, se quedó durmiendo y no quise despertarlo, el lunes debe comenzar a estudiar así que no está mal que duerma de más, por ahora.

—Eso es genial—sonríe.

—¿Oye porqué dijiste eso del "prepárate para el drama"? —le pregunto tratando de imitar su voz, pero con un poco más de gracia. Él suelta una carcajada y me cuenta que ayer en la noche, Bumsu y Soraya pelearon, y Bumsu le arrojó un líquido anti-pulgas, que le cayó en los ojos a su novia haciendo que se irritasen y enrojecieran. Ella gritó y todos subieron, empezó una discusión entre ellas. Me dijo que su novia lloraba porque le ardían los ojos, la llevaron en su auto al médico más cercano (me imagino que el señor Meléndez), pero, a las finales, Susana no se disculpó. Y como castigo su padre le dijo que mañana mismo, osea, hoy, regresarían a la capital y no en dos días más como era lo planeado porque la boda sería en tres semanas. Ya imagino la rabieta que dio esa loca.

Mientras Aníbal me contaba todo ello no pude evitar reírme porque las justificaciones de Bumsu eran: "No fue a propósito, ¿ella por qué tiene que tener los ojos tan grandes?, por eso se metió el líquido allí", "Ya ves, por ser ojona". No le veo nada de ojona a Soraya, sus ojos van bien con su rostro, seguro la loca le tiene envidia. También dijo: "Yo le echaba a mi cama, para prevenir. Solo eso ¿Papá, acaso no me dices que es importante la prevención?" ¿Prevenir? ¿Prevenir qué? ¡Qué estúpida!

El señor Fred y Susana están montando a Apolo. Ella está detrás de su padre abrazándolo y riendo juntos. Creo que el señor Fred no puede enojarse con su hija. Hice una sonrisa extraña seguramente, ya que Aníbal me queda viendo sorprendido. Es que... pensé en mamá.

Doña Amelia está sentada en una porción de pasto verde. Me acerco a ella y la saludo.

—¿Ya vino el señor Jason?­ —le pregunto. Aníbal se sienta a su lado viendo a Susana.

—No hijo aún no, me llamó y dijo que demorará ya que se ofreció a ayudar con los demás vecinos a arreglar los cables de la corriente para la luz pública.

—Ya veo, entonces...

—Puedes quedarte, si quieres. Y puedes traer a Marco para almorzar aquí. Hoy al parecer después de ello, la visita se irá.




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