La Heredera

14. Mudanza

Ray.

—Por favor, no digas algo tan... tan... estúpido. ¿Cómo crees que me voy a ir a vivir al mismo lugar que tú? ¡Estás demente! ¡No quiero! —chilla Bumsu caminando sobre el largo sillón en el cual hace un segundo estaba sentada.

—¿Crees que eso esté bien? —pregunto con inseguridad.

—Yo tampoco tengo opción, Bruce así lo quiere. Por una parte, estarán cerca de su academia, y por otra, podré observar, aunque sea un poco, lo que hacen —dice Graham dejando salir un ahogado suspiro—. ¿Alguna objeción, señorita? —pregunta mirando a una loca Bumsu.

—¡Sí! —grita con todas sus fuerzas— ¡Llama a Bruce! ¡Ahora!

—Como quiera —Graham marca en su celular el número del señor Bruce y lo coloca en altavoz. Apenas se escucha un "Aló" y Bumsu salta del mueble y lanza toda una corriente de palabras -tan rápidas- que fueron inteligibles. Lo que me sorprende es que a esta hora el señor Bruce aún se mantiene despierto, ese casi anciano tiene muchas energías.

—¡Así que no! ¡No quiero! Bruceeeee... —chilla frente al celular que está en la mano de Graham que es samaqueada como la de un títere. Él se reincorpora y se le aleja de Bumsu. Un «Susana, sino le diré tu abuela Ann Mery de tu comportamiento. No será problema si vas a vivir con ellos, tu abuela estará gustosa de tenerte a su lado y educarte como se debe. Además, la casa de ellos solo está a media hora en auto».

Bumsu retrocede como derrotada, creo que la idea de vivir con su abuela paterna no debe ser nada comparada a vivir con un desconocido como Graham.

—¿Cuándo nos vamos? —al fin habla.

—Ahora mismo —dice Graham, guardando en su saco su genial celular —. Y antes de volver a escuchar tus quejas, esto es porque mañana deben llegar temprano. Así que empaquen todo lo necesario.

—¿Y hasta cuando nos quedaremos? —miro al joven de cabellera brillante quien ya se estaba retirando, seguramente, a esperarnos en su auto.

—Hasta que ingresen a la universidad.

Bumsu da largas zancadas en el piso para que se note su enojo. Sube las escaleras y yo la sigo. Antes de entrar cada uno a nuestros cuartos me dice: «¡Oye, dile a Flavio que meta las bolsas de las compras al auto del Gelado y no se te ocurra llevar nada de tu ropa del pasado! ¡Solo alista lo necesario de aquí!».

Voy a mi cuarto... extrañaré este cuarto que ni siquiera he disfrutado en su totalidad. Comienzo a guardar mis cuadernos en una maleta que encuentro en el armario. Coloco la laptop, yo ya la considero mía, es tan linda; algunas de mis camisas y mis recuerdos de la granja que consisten en solo una fotografía junto a mi hermano. Guardo con cuidado mi celular pequeño y de teclitas en mi mochila, y me cercioro de no dejar alguna otra cosilla importante o que pueda necesitar. En total, si logré llenar una maleta. Bajo a la sala y le pido a Mirna que me sirva algo para cenar, ya que yo también tengo hambre y debo aprovechar que Bumsu aún no termina de guardar sus cosas.

Luego de media hora de espera, casi a la una de la madrugada, Graham entra de nuevo por la demora. Bumsu baja con siete maletas con rueditas ayudada por Flavio y Mirna.

—Mujeres... —escucho susurrar a Graham.

El interior de su auto tiene un olor agradable y hasta parece que va acorde a su elegancia. Bumsu rápidamente se queda dormida y al rato yo me uno.

**

—¡Ya levántense! —grita Graham. Mi cuerpo se siente pesado y tuve que soportar la cabeza de Bumsu apoyada en mi hombro. Además, fuimos apretados por las maletas que no entraron en la maletera.

El edificio es de diez pisos, de color índigo y en él hay cuatro grandes estrellas al lado del nombre "Royal". Los señores del hotel ayudaron con el equipaje y nos condujeron al tercer piso. Bumsu prácticamente camina como una zombi, es graciosa. Graham pasa una tarjeta por la puerta y esta se abre al instante. Por fuera parecía una simple habitación como las otras, esta es la "101".

Amplia, iluminada por algunos pequeños candelabros con un estilo muy, pero muy sencillo; no obstante, desborda elegancia y paz, esa es la primera impresión que tuve de ese departamento. Los muebles son color blanco cenizo y la amplia sala está compartida por un comedor. ¡Sala comedor! ¡Wow! La gran televisión frente a los muebles y el equipo de sonido llamaban a mí para que los toque y juegue con ellos. Al extremo derecho, justo al costado de la mesa, está una amplia ventana circular y hay una puerta que comunicaba con un espacioso hall. La cocina se observaba a simple vista, parece como el despacho de un bar pequeño, pero genial; en el cabía el refrigerador, cocina, microondas ¡todo lo que había en la casa de Bumsu pero en mini! ¡Está es una casa de soltero! Al fondo se apreciaba un pasillo con dos puertas blancas una frente a la otra y al final del pasillo una puerta más.

—Estas serán sus habitaciones y la última es la mía. Por favor, no se les ocurra entrar, jamás. Desafortunadamente, las habitaciones no tienen baño incorporado; así que, espero que no haya problemas con él. Hasta mañana —dice y camina hasta la última habitación con su maletín en mano.

—Runin, ayúdame a meter las maletas a mi cuarto —me ordena Bumsu, yo decido ayudarla y, luego de terminar y sin oír un gracias, me retiro de allí.




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