Ray.
El mensaje da vueltas en mi cabeza, puedo imaginarse miles de escenarios y en todos ellos Lisbeth ya sabe la verdad, sino por qué tomarse la molestia de enviarme un mensaje frío y cortante. ¡Esto no me deja dormir! Que alivio que Aníbal no esté aquí y presencia y mis extraños síntomas de nerviosismo sobre la cama.
—¡Desayuno!
No puede ser por qué tiene que pedir desayuno a esta hora, si aún es de madrug…
La puerta suena estrepitosamente y Bumsu ingresa a mi dormitorio. Eleva la mirada y su gesto se torna burlón—Se te pegaron las sábanas, sabandija. Ya apura, el sol salió los pájaros cantan, y mi estómago gruñe de hambre.
—Sabes que no soy tu sirviente, ¿verdad? ¿Cuándo será el día en que tú prepares el desayuno para todos?
—Es cierto, Susana, quiero probar tu sazón, anda cocina algo para mí —Aníbal comenta desde el suelo. ¿Cuándo llegó? No me di cuenta. Mi sueño estuvo muy inestable.
Ya que va, los dejo conversando y me levanto, al menos ellos siguen tan animados como siempre y la hora de la comida es el único momento en el que todos tratamos de “convivir” como gente civilizada. Hasta parecemos una pandilla de primos locos que se reúne para navidad como vi una vez en una película. Eso me hace desear tener a Marco aquí conmigo.
Dirijo mi mirada hacia Bumsu, te toca lavar hoy a ti bandida. Ella entiende mi expresión recelosa y finge ignorarme. Ya vale, por ser un día desdichado para mí, me daré a la derrota emocional y me castigaré lavando los trastes por ser tan idiota y olvidar un artefacto tan vital como el celular.
Emprendemos el camino silencioso hasta el H.A., ¿eres un hombre o no? ¿por qué tan nervioso?
—No quiero ir…
—¿Qué?
Soy cobarde en estos temas—Que no voy a ir hoy a clases.
Ambos nos detenemos.
—¿Por qué no quieres ir? ¿Estas enfermo o qué? —me pregunta.
—Me siento cansado... Además, hoy no habrá cursos relevantes…
—Uhm… Sí, claro. No te quieras pasar de vago. No puedes darte el lujo de faltar porque te van a rechazar, ándale y enfrenta a las cosas como enfrentas a la maldita matemática. Deja de excusarte y vamos ya.
Bumsu me jala de la manga de mi polera y me lleva consigo. No sé que tanto sabe, pero con esas palabras me ha dejado más que claro que Lisbeth lo sabe y no permitir que esto siga avanzando. Susana por qué tienes que ser tan distraída con lo que dices…
Llegamos al H. A. Ya siento cómo se va a fragmentar mi corazón. Es inevitable, pero no quiero escucharlo.
Bruno y Lisbeth ya están en sus asientos. Saludo y ellos responden normalmente.
Normalmente.
Bien, al menos no tengo que tensarme, pero mis mejillas están calientes. Toma las cosas con calma, calma, calma. Lisbeth no luce enojada, ni alterada; sin embargo, siento que su humor cambia cuando a mitad de la clase me lanza un papelito diciendo: "Tenemos que hablar en el break :) "
Y como si el tiempo me jugará en contra en un santiamén el break llegó.
Bumsu y Bruno fueron a comprar los alimentos y yo me quedé a solas con Lisbeth en la mesa. Frente a frente, con un silencio incómodo acompañándonos y estos latidos retumbando como locos en mis oídos.
—Ray, lo pensé toda la noche. Y ya elegí las palabras adecuadas, así que no deseo que te incomodes ni te sientas mal por saber que estás enamorado de mí.
Sus palabras provocan una risa nerviosa en mí, siento calientes mis mejillas. Qué vergüenza, Lisbeth es una chica muy directa. Demasiado directa. Ya veo por qué Bumsu y tú se llevan tan bien.
—Pero, eres mi amigo —continúa. Su expresión corporal está relajada ni siquiera un rubor está cerca de formarse en sus mejillas. Lis sabe cómo manejar las situaciones bochornosas— ¡Eres como mi mejor amigo y no malograré eso! Además, tengo novio y lo valoro demasiado. Por favor, no te molestes conmigo y toma mis palabras de la mejor manera —ella me sonríe al terminar de hablar y luego me alcanza mi celular—. Aquí está tu celular, sano y salvo.
Pasé toda la noche pensando en este momento y fue tan corto que ni siquiera me brotaron las palabras para responderle apropiadamente. Esto es sentirse derrotado y avergonzado... No, esto fue fríamente calculado. Ella no me ha dado tiempo para reaccionar, quizás ese ha sido su propósito. No quería, bajo ninguna circunstancia, permitirme un espacio para declararme y lucir más patético.
¿Qué decirle ahora? Lisbeth agacha su mirada y mira a su celular con impaciencia. No hablaré, no puedo hablar. He entendido perfectamente.
Escuchamos la voz de Adriano que nos saludaba desde ya unos metros, sin leer el ambiente se sienta junto a mí, seguramente está esperando a Bumsu. Gracias chico, y gracias a tu falta de interés en leer las situaciones de la vida, nos has salvado de hacernos sentir más incómodos de lo que ya estábamos.
Por primera vez me detengo a observar a Adriano y lo entiendo, él también está enamorado de una amiga. Y también se siente como yo: enjaulado, sin poder decir claramente sus sentimientos porque sabe que ella quiere a otro.
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Editado: 16.02.2024