La Heredera

Capítulo 5.

Me desperté a las doce de la mañana con un dolor de cabeza que parecía que me había pasado un camión por encima. La última vez que bebía.

Lo primero que hice fue coger mi móvil. Tenía más de cincuenta notificaciones, no sé como mi móvil no explotó mientras dormía.
Me puse una sudadera y bajé al comedor a ver si Ryan y Mariah estaban despiertos

— Dios mío Ryan necesito una pastilla para el dolor de cabeza.

— A eso le llamo yo resaca de la buena. Menuda noche la de ayer. ¿Te acuerdas de algo?.

— Pues sinceramente tengo algunos flashback's de la noche. Sé que jugamos al beer-pong que por cierto; sois malísimos. Y que perdimos.

— ¿No te acuerdas cuándo estuvimos bailando con todo el mundo y eras el centro de atención? Era increíble Farah, todos alrededor tuyo se volvieron locos. Luego cuando nos fuimos nos cruzamos con Dastan y Lara y si las miradas matasen creo que estarías muerta desde ayer.

— ¿Lara? Yo prefiero llamarle la novia loca de Dastan. 

— Uy Farah, eso huele a celos. Es muy borde esa chica. Vive enfadada con todo el mundo y es súper protectora con Dastan.

— ¿Celos? Me da absolutamente igual la relación de esos dos. ¿Viste la foto de ayer noche?

Cuando entré a ver la foto me dí cuenta que tenía un mensaje privado pendiente, cosa que me extrañó bastante ya que quién iba a mandarme un mensaje tan tarde por la noche. Era una cuenta privada, sin foto y no teníamos seguidores en común.

"Eras la sirena más guapa de la noche"

Si. El mensaje era turbio de cojones. Pero la curiosidad es demasiado grande y no le tengo miedo a nada, así que me lancé y le pregunté.

¿Quién eres? Gracias por el cumplido.

— Si te lo digo tendré muchos problemas. ¿Mucha resaca? Ayer no soltabas la copa.

— Un poco. ¿De verdad no vas a decirme quién eres?.

— Tendrás que quedarte con las ganas.

Dejé de contestarle porque ya se me hacía demasiado turbio. Aunque a mi este rollo del anonimato no me disgusta del todo, tiene su morbo.

Estábamos completamente agotados así que cuando comimos yo me tiré toda la tarde en la habitación, con el móvil. Ayer me siguieron casi todos los de la fiesta, incluso Josh, David y Mike, menos Dastan lo cuál era de esperar. 

¡Mierda! La matrícula del instituto.

Bajé las escaleras corriendo y le dije a Ryan que me acercase al instituto un momento para poder matricularme, ya que queda un mes justo para empezar el instituto y cómo no tenga plaza me muero, bueno más bien mi padre me mataría.

Mi padre no iba a permitir que fuese cualquier instituto, así que hizo que me matriculase en uno de los mejores institutos del condado de Orange Country. Entramos por una puerta gigante hecha de madera, parecía antigua pero no era así. Al entrar te encontrabas con un despacho pequeño con una ventana y una secretaría con cara de tener muy pocos amigos. Siempre he pensado que las secretarías y los conserjes de los institutos están siempre de mal humor.

— ¡Hola! Soy Farah Hernández y vengo a matricularme.

— Perfecto, ahora llamo a la directora, pueden esperar en los bancos que hay detrás vuestro.

Nunca he sido una chica que le fascine ir al instituto pero este año realmente tengo ganas de empezar, de saber cómo serán mis compañeros, las clases y los profesores. No me cruzaré mucho con mis primos ya que ellos van unos cursos más adelantados que yo, por lo tanto, les veré poco.

— ¿Farah Hernández?. Preguntó una mujer alta, morena y con muy buena presencia. Se notaba que tenía dinero.

— Sí, soy yo.

— Encantada, soy Vicky la directora del instituto. Te estaba esperando. ¿Te importa si vamos a mi despacho y hablamos?.

¿Cómo que me estaba esperando? No te extrañe que mi padre la llamase días antes porque sabe que su hija es una despistada y llegaría tarde a la matriculación.

Estuvimos en su despacho hablando sobre mi experiencia en otros institutos, mi cambio de aires y mis brillantes calificaciones académicas. Mi objetivo es conseguir una beca y entrar en la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, está en la otra punta del país, a unas cinco horas en avión, pero es una de las mejores universidades que hay. 

Salí del despacho muy contenta pero con ganas de irme a casa porque, no olvidemos, que estaba de resaca. 

Una vez llegamos a casa cené pizza y me fuí directamente a la cama. Me encontraba somnolienta, a punto de dormirme, cuando sentí que mi teléfono vibraba. Recibí un mensaje de mi romántico acosador. Así lo voy a bautizar.


"Buenas noches preciosa, que descanses."

Lo que quedaba de verano pasó rápido. Entre comidas, tardes en la playa que se convertían en cenas y fiestas, fue uno de los mejores veranos que había pasado nunca. Conseguí conectar mucho más con mis primos e hice algún que otro amigo de verano, pero por desgracia ya no iba a volver a verlos hasta el año que viene.

Era mi primer día de instituto, y la noche anterior ya había preparado todo mi uniforme y lo había dejado colocado en la silla, así no me tendría que preocupar en buscar las cosas que me hiciesen falta. No me disgusta el tema del uniforme ya que en mi antiguo instituto solía llevar también. Es un punto a favor ya que me ahorro pelearme con el armario todas las mañanas y mi única preocupación es que hacerme en el pelo y cómo maquillarme.


El uniforme de las chicas consistía en una camisa blanca, encima un polo negro y una especie de americana con el escudo del instutito bordado en ella. Una corbata negra por dentro del polo y una falda de cuadros azules oscuros. Las medias llegaban hasta las rodillas y eran de color azul marino y en los pies teníamos que llevar unos mocasines negros.

[...]

— ¡Dios mío voy a llegar tarde! No me ha sonado la maldita alarma. Y encima en mi primer día de instituto.



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En el texto hay: mafia, adolescente, amor

Editado: 10.05.2024

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