Capítulo 7.

Era sábado, me estaba duchando y arreglándome para la comida de hoy. Tenía muchas ganas de pasar tiempo con todos, sobre todo con Sofía ya que sólo la veía en el instituto y hacer planes con ella que no fuesen ir a clase o al comedor, me hacía ilusión.

Me asomé por la ventana y pude observar que hoy el día estaba triste, y no había ni un rayo de sol que asomase entre las nubes, así que opté por una falda de cuero negra junto a unas medias del mismo color, una blusa azul cielo de entre tiempo, y unas botas Dr. Martens negras.

— ¿Dónde vas Farah? —Dijo Ryan. Mi primo es una de las personas más madrugadoras que conozco, admiro su fuerza de voluntad para hacerlo todos los días. Yo madrugué una vez para pasear con Galleta y no volví a hacerlo más. Nací para dormir, no para madrugar.

— He quedado con Sofía y los chicos para comer en Newport, ¿podrías acercarme?

— Sé que ha pasado mucho tiempo desde el incidente del restaurante y por mucho que en la fiesta de disfraces estuvieramos genial, aún no me fío de esos chicos, no me hace gracia el plan —suspiró, parecía preocupado— Pero si, te acerco en un momento que no me cuesta nada, pero ya sabes que cualquier cosa que necesites sólo tienes que llamarme.

— No te preocupes Ryan, desde que empezó el colegio y después de la fiesta me han tratado muy bien, encima Sofía es mi mejor amiga y encima es novia de David.

El trayecto en coche hasta Newport no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Consistió en una charla de Ryan cómo si fuese mi padre. Preocupándose, advirtiéndome y aconsejándome. Por mucho que Sofía fuera la novia de David yo en verdad no pintaba nada ahí, por mucho que me hayan tratado bien la única relación que tengo con los chicos es de vernos en el instituto y poco más.

Cuando llegamos a Newport me estaban todos esperando, llegar tarde era un talento y lo tenía yo. Fuimos a dar un paseo por la zona del puerto, de golpe hacía un día maravilloso, incluso hacía calor, si lo llego a saber me llevo una camiseta de manga corta porque empecé a sudar como si hubiera estado haciendo veinte vueltas a la pista en clase de educación física.

Noté como alguien estiraba de mi brazo, era Sofía.

— Bueno bueno querida Farah, ¿le has echado un ojo a alguno de los chicos?

—¡Sofía! ¡Si hombre! A parte la mayoría tienen novias, yo estoy muy bien y muy tranquila sola. Seré la futura loca de los gatos, con mi mansión de tres plantas y cincuenta gatos corriendo por toda la casa.

O eso creía.

— ¿En serio? ¿No te parece ninguno guapo? ¿ni Josh? ¿Mike? ¿Dastan? Mira que eres rara eres amiga —Suspiró

— No digo que sean feos pero están muy lejos de mi alcance, es más, Dastan tiene a su loca novia Lara, a ver quién tiene cojones a mirarle, porque como se entere te desmenuza como a un pobre pollo. Suerte que no ha venido, porqué a parte, no la soporto.

— Por algo será —Se rió mientras se iba.

Sofía me echó una mirada, creo que había pillado que uno de ellos me parecía el más guapo de todos con diferencia, pero con lo rubia que es seguro que no se había dado cuenta.

Entramos al restaurante y me tocó sentarme al lado de Dastan. Después de lo que pasó ayer no sabía cómo reaccionar, si comportarme como siempre o estar distante con él. Aunque creo que elegiré esa opción y me limitaré a ignorarlo. Su olor a esa maldita colonia cara, lo guapo que iba y su típico pelo despeinado, no sé qué manía tenía mi cabeza, pero no podía sacarlo de ahí.

Pedimos para beber unas copas de vino para ir calentando el ambiente y animarnos un poco mientras esperábamos la comida.

— ¿Jugamos a yo nunca? Vamos a calentar el ambiente y encima sé que a alguien de aquí le gusta mucho jugar —Propuso David mientras le daba un leve codazo a Dastan y le guiñaba el ojo.

No me podía creer lo que iba a pasar. Con lo mal que me sienta el alcohol y encima me hacen jugar a ese juego, para colmo soy una persona que le cuesta muchísimo mentir a parte de que no me gusta nada.

— ¡Empiezo yo! —Exclamó David alzando su copa— Yo nunca me he emborrachado.

Nos reímos todos por la pregunta tan absurda que había hecho, pero la verdad es que eso hizo que nos animasemos más. Pasaron unos minutos y el alcohol estaba empezando a hacer efecto, todos estábamos sonrojados por culpa del alcohol, Sofía y David no paraban de besarse, Josh y Mike se reían sin parar vete tú a saber de qué, el alcohol supongo. Y Dastan y yo no habíamos hablado aún, había demasiada tensión en el ambiente.

— ¡Me toca! —Gritó Sofía— Yo nunca me he sentido atraído/a por alguien de esta mesa. —Se acercó a mi y me susurró al oido— Venga Farah, que te estoy haciendo un favor.

— Te voy a matar Sofía.

A raíz de esa pregunta bebieron Sofía, David, Mike, Dastan y yo. Dastan bebió mientras me miraba, con esos ojos marrones tan penetrantes, y dejó una leve sonrisa entre sus labios. No sé si es por los efectos del alcohol o que tenían la calefacción al máximo, pero me estaba empezando a morir de calor.

— ¿Quién es esa persona que tanto te gusta? —Noté el aliento de Dastan detrás de mi oreja cosa que hizo que se me erizaran todos los pelos por completo, provocando en mí una sensación de calor extrema.

— ¿A ti que te importa? —Estaba sonrojada e incluso un poco, demasiado, borracha, no iba a ser consciente de mis actos, pero sé que había un acto del cual me iba a acordar perfectamente y no me iba a arrepentir.

Noté una mano caliente en mi muslo, que acariciaba mi pierna con una delicadeza extrema. Nunca antes había sentido esa sensación, y eso que ya tuve pareja una vez, pero no me hizo sentir eso jamás. 

— Necesito ir al baño —Me sobresalte de golpe, levantándome corriendo de la mesa.

— ¿Estás bien Farah? —Preguntó Sofía mientras me acompañaba al baño.

— Te lo diré porque voy borracha, eres mi mejor amiga y las mejores amigas se lo cuentan todo ¿verdad? Pero prométeme que esta conversación no saldrá de aquí, no se lo puedes decir ni a David.