El inicio de una decisión

ATHENA BANE

—Athena Madrik Bane, abre la maldita puerta —Dijo mi papá desde el otro lado en un tono enojado y cansado, el sabia que odiaba que me llamaran así, entonces escogió el momento perfecto para decirme por mi nombre completo.

—Callate y vete, no quiero hablar contigo —Llevábamos un buen rato peleando en la sala sobre el porqué Eros tenía que dejar de ser mi niñera y el porque mi papá no quería que eso sucediera, luego de gritos, pataletas y regaños decidí irme a mi cuarto, pero como era de esperar mi padre me siguió.

—Esta conversación no se ha acabado y en algún momento tendrás que salir de tu cuarto, me vas a oír quieras o no —Luego de decir esto, no volví a escuchar nada así que supuse que se había ido.

Me lancé en mi cama y tomé un libro de mi mesa de noche, estuve alrededor de una hora leyendo pie de bruja, de un momento a otro mi puerta se abrió de manera apresurada, creí que era mi padre y ya estaba lista para gritarle, pero me di cuenta de que el que había entrado era Eros.

—Así que, ¿tengo trabajo o no? —Dijo con una vibra relajada que era normal en él, se sentó en la esquina de mi cama y me miró.

—Sabes que no es personal, eres como mi mejor amigo, pero ya es hora de admitir que estoy grande para un niñero —Aunque Eros y yo nos llevamos muy bien, no me gustaba que me estuviera siguiendo a todas partes, protegiéndome de una guerra que aún no inicia.

—Sé que no es personal, pero gracias a tu padre me tendrás que aguantar otros 100 años, sino es que más —Nos quedamos todo el rato hablando y molestandonos, siempre pasamos un buen rato cuando estábamos juntos, nos entendíamos y divertiamos. 

Cuando llegó la hora de comer no tenía ganas de ir a la sala, ya que las cosas con mi papá estaban bastante turbias, pero Eros me obligó a salir de mi habitación para comer algo, como era de costumbre mi padre ya estaba en la mesa con toda la comida en ella, junto con dos sillas más, yo me senté al frente de él y Eros al lado de mi padre un poco lejos de mi.

—Sabes que no tienes opción, como tu padre te pido que no discutamos mas el tema y como tu superior te ordeno seguir con Eros y no hacer lo contrario, él es el único que te puede cuidar —Su forma de hablar me obligo a verlo a los ojos.

—Podríamos tener esta conversación luego, aunque bueno, sabemos que tu vas a terminar haciendo lo que te plazca —Sabía que esa conversación iba a tomar otro rumbo, así que me puse comoda.

—No te voy a permitir que sigas desobedeciendo y al final termines como tu hermano —Odiaba que él lo mencionara, no había conocido a Magnus como mi hermano, lo había conocido como el hijo que renunció a su legado.

—Magnus Bane, no es más que el tipo con el que comparto apellido y que te esté pidiendo más tiempo para pensar sobre mi coronación, no significa que vaya a dejar todo por lo que he luchado tirado —Dije parandome y subiendo la voz a lo que Eros reaccionó de inmediato poniéndome una mano en el hombro.

—No te puedo dar más tiempo, no importa cuanto te quieran los miembros del laberinto espiral, si tu no tomas el trono, se lo van a dar a Derek —Esa mirada seria en mi padre no era para nada nueva estaba decepcionado y asustado, pero no estaba decepcionado de mi sino de lo que yo iba a decir.

—No soy Magnus, papá, ya es hora de que lo entiendas.

Salí corriendo, subí las escaleras y entré a mi cuarto, mi padre nunca me había dicho que tenía miedo de que me convirtiera en Magnus, no me lo iba a decir, pero en sus ojos se veía, eso me daba demasiada rabia porque yo nunca le e dado ningun motivo para que le tema a esto, mi hermano y yo éramos muy diferentes, a mi si me importaba nuestro padre y nuestro reino. Luego de unos dos minutos alguien tocó a mi puerta y yo ya sabía quién era.

—Eros, es mejor que te vayas no estoy de humor —Volvieron a tocar —Eros largate.

—No soy Eros, pero ¿Puedo pasar? —Dijo una voz demasiado familiar entrando como Pedro por su casa.

—¿Qué haces aquí Lucifer? —Me senté en mi cama y me organice un poco el cabello.

—Pues Agramon no esta y necesitaba decirte algo, asi que decidi venir en persona a hablar contigo Athena —Lucifer y yo nos llevábamos muy bien, era como un hermano, pero no era normal que viniera a estas horas —Sabes, yo tambien tuve muchas dudas cuando me convertí en el demonio más peligroso de todos, en el señor de las tinieblas —Dijo siendo sarcástico y con un poco de diversión, me saco una sonrisa la cual el me devolvio.

—No solo tengo dudas, tengo miedo —Dije agachando la cabeza.

—Lo se, se que necesitas tiempo, espacio y a alguien con quien hablar, no apartes a Eros, el te quiere y quiere lo mejor para ti —No pude reconocer nada en su voz, estaba tan neutro y tan calmado que no sabía si tomarlo en serio o no —Te puedo ayudar, solo si quieres —Dijo mirándome directo a los ojos lo cual me intimido.

—¿Que tipo de ayuda? —De parte de lucifer me podía esperar cualquier cosa, humanos para torturar, dinero, caprichos, etc.

—Te puedo dar un viaje, si tu me das tu silencio —Esto no tenía sentido, nunca había visto hacer a lucifer algo lo suficientemente malo como para que me tenga que sobornar con esta oferta, la cara que puse fue de completa confusión y nerviosismo —Se lo que estás pensando y no, no es por eso que quiero tu silencio, el viaje va a ser directamente a la tierra, te vas a hacer pasar por una mundana.

—Y necesitas mi silencio, porque si mi padre se entera de que fuiste tu, te va a matar —Lo dije sin siquiera pensar en lo que lucifer me había propuesto —Primero, ¿de que me va a servir convertirme en una de esas aburridas hormigas? y segundo, ¿que tiene de interesante este jueguito? —Dije con sarcasmo, era imposible que Lucifer me estuviera proponiendo algo tan ridículo.

—Cuando quería escapar de todas mis responsabilidades fui, no es tan aburrido a como creemos, nos podemos divertir con ellos y jugarles una que otra broma para que peleen entre sí —Se quedó en silencio un rato como meditando algo y luego habló —Piensatelo, si aceptas te estaré esperando mañana en la noche, cerca de el laberinto espiral, ahí nadie te buscará.