Para empezar quiero decirte que estoy bien, no sucedió nada, no me secuestraron, no voy a decir quien me ayudó, porque él hizo esto a cambio del silencio, me encuentro entre la espada y pared, se que el primero que me va a buscar eres tu Eros, el primero y quizás único que se de cuenta de que desapareci a mitad de la madrugada.
Todos tenemos dos opciones y yo acabe de tomar la mía, no me siento lista para reinar, papá lo sabía pero se esforzó por hacerme quedar como la otra hija que iba a dejar a un lado su deber, no soy así y tú más que nadie lo sabe.
No estoy huyendo, pedí tiempo pero mi padre no me lo quiso dar así que lo tome, me hubiera gustado que fueras tu el que me ayudara pero tu lealtad siempre va a estar para papá, te pediría que no le mostraras esto pero te agradeceria que le dijeras el porqué lo hice, cuando me salgan a buscar ya no voy a estar en este plano terrenal.
Athena Bane
Dios, esto definitivamente no estaba bien, en cuanto escribí esa carta salí casi corriendo de mi cuarto, no llevaba maletas, apenas y llevaba dinero que me había dado Agramon cuando salía de este lugar, mi celular estaba a punto de caerse de mi bolsillo y mi aliento está apurado, baje las escaleras hasta la cocina corriendo, pero intentando hacer el menor ruido posible.
Cuando iba saliendo de casa mi celular empezó a sonar, sin pensarlo conteste, si era mi padre me iba a gritar, pero si era Eros me iba a rogar que me detuviera, que le diera alguna explicación, aunque hubiera leído la carta.
Me dolió dejar a los dos hombres más importantes de mi vida asi, sabia que iban a estar defraudados y eso me dolia aun mas, con solo pensar lo que mi padre diría el corazón se me estrujaba, iba a sentir cólera e iba a querer matarme pero luego, iba a creer que hice lo mismo que Magnus, abandonarlo.
Amaba mi reino, a mi padre y a Eros, pero hacer esto era una necesidad, era una manera de dejar mi mente clara y saber si de verdad estaba lista para gobernar, aun me senti una niña, incapaz de cuidarme si quiera, lo que me asustaba más era que un tiempo después de tomar el trono tendría que formar una familia.
Las luces del castillo se empezaron a prender aclarandome que ya se habían dado cuenta, fui por Daka y me dirigí al Laberinto Espiral, desde el aire soltaba todos mis problemas y preocupaciones, solo eramos Daka y yo, confiando la una en la otra.
El aterrizaje me sacó de mis pensamientos, al bajar estaba un poco desubicada, nunca había estado en las fosas, era un lugar oscuro donde lanzaban los cadáveres de personas o demonios que desobedecen a mi padre.
Al fondo del lugar pude notar que había alguien con una gabardina roja, me exaltó un poco, la persona al notar mi presencia se volteo y me miró.
—Sinceramente no pensé que fueras a venir —Lucifer, estaba mas serio de lo normal, se podía notar nervioso —Espero que no le hayas dicho a nadie en donde estas, sabes que me traería muchos problemas.
—Tranquilo Lu, solo le dejé una carta a Eros en la que no se menciona tu nombre.
—Dejando todo claro qué te parece si nos vamos de este feo lugar, te voy a mostrar el lugar donde me quedo algunas veces —Luego de decir esto sonrió de una manera perversa y de su gabardina salieron unas hermosas alas blancas, en ellas se podía notar la esencia del ángel que aún le quedaba.
De lo último que recuerdo es pasar más arriba de lo que subía con Eros en los dragones, no se distinguía nada y de un minuto a otro ya estábamos en la tierr, la diferencia e impacto que se sintió al entrar en esa atmósfera fue muy diferente, fria y rara.
Luego de estar conciente o mejor dicho dentro de mi eje, me quede impactada con la casa que tenía al frente, era hermosa, su color no era muy llamativo y el frente era muy privado.
—Bienvenida a España y a tu nuevo hogar, mi antigua casa —El lugar era tal para cual con lucifer, era moderno, elegante y alejado de otras casas —No he venido en un par de años pero está intacta —Dijo abriendo la puerta principal.
—Esta hermoso este lugar, hace un poco de frío pero es perfecto.
—Te va a costar un par de días climatizarse, esa fue una de las razones para traerte aquí ya que puede hacer un clima un poco tropical y va a acostumbrar a tu cuerpo al calor y humedad, la segunda razón es porque acá están las llaves de otros lugares que tengo, se que puede ser aburrido estar en un solo lugar mucho tiempo.
Lucifer me mostró todo el lugar y era una mansión, muy diferente a lo que estaba acostumbrada, era luminoso, acogedor, limpio y muy mundano, tenia unos toques infernales que le daban un aire perfecto, nadie imaginaría que el mismísimo diablo vivía ahí.
—Diviértete Athena, pero ten cuidado tu padre no se demorara en traer a sus secuaces a la tierra —Dijo Lucifer tomando un semblante más serio, mi padre podía estar muy enojado pero él siempre pensaba antes de actuar y su siguiente paso iba a ser mandarme a buscar.
—Tranquilo Lu, se utilizar mis poderes y crear portales, necesito estar lo más lejos posible de todo lo que me ligue a el trono, incluyendo a Eros y a mi padre —Antes de irse me dejó dinero para comprar ropa y lo que necesitara.
Fui a la que era su anterior habitación, abrí el closet y había una que otra cosa de Lucifer, me puse una de sus sudaderas y una camisa que me quedaba gigante, volví a bajar a la cocina y me prepare un café, con mucho esfuerzo prendí la tv y vi lo que fuera que estuvieran transmitiendo.
La televisión mundana es aburrida y rara, solo se culpan los unos a los otros acerca del desastre que hicieron juntos, a eso lo llaman noticias, personas raras besándose o tratando mal a niños malcriados, lo llaman series o telenovelas.
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Editado: 04.05.2021