La heredera de Edom

Nuevos aliados

La historia no es tan sencilla como parece y ustedes ya se dieron cuenta de esto, le quería contar todo y eso iba a hacer, bueno, tal vez evitando uno que otro detalle, tal vez a mi mejor amigo se le ocurrían los mejores planes pero no es muy inteligente, era fácil de engañar.

—Supongo que te refieres a que quieres saber como logré escapar de Edom y termine aqui, en España sin dejar rastros —¿Quería jugar con el? si ¿Lo estaba logrando? No, me espere una mirada confundida, en vez de eso me encontré con una sonrisa cómplice.

—Athena, no soy tonto, te estoy siguiendo desde que senti que te fuiste de Edom y desde que logre localizarte, la casa en la que pasaste es de Lucifer, aparte Eros me mostro la carta que le dejaste, ahora, me vas a contar todo, no te vas a saltar nada, ni siquiera la parte en la que Lucifer te ayudo, se que te pidio silencio, es lo que siempre hace, pero confia en mi no le dire a nadie —Este pequeño discurso que me dio lo dijo con total calma y tranquilidad, bebiendo de su cafe, en su mirada se podia notar sinceridad y cariño.

Le conté todo de inicio a fin, como me sentía y la situacion con mi padre, habían pasado alrededor de 2 horas, en este tiempo pedimos unos 5 cafés, lo cual dejó atónita a la camarera, ya se estaba haciendo tarde, lo sabía por el sol, el tiempo aquí pasa muy lento, cuando termine la historia, Agra  me acompaño a comprar ropa lo cual fue un completo error, lo que yo quería eran unos zapatos, camisas anchas y sudaderas, lo que él quería, corsets, faldas, jeans, camisas cortas y uno que otro pantalón grande, tal vez era un demonio, pero uno al que le interesaba verse bien, es un egocéntrico y un narcisista, quería que nos viéramos iguales, elegantes, informales y con un look digno del infierno.

El dia se paso lo mas lento posible, no puedo negar que probablemente tenga traumas después de escucharlo hablando de ropa todo el tiempo y de cómo debía verse mi cuerpo, que camisas me favorecen, accesorios y zapatos, literalmente estaba en una pesadilla, en la que mi mejor amigo me tenia irritada y las mujeres que le coqueteaban me tenían asqueada.

—Por favor dime que terminamos o sino te voy a mandar de vuelta al infierno —Dije con un tono de voz ácido lo cual provocó que Agramon pusiera los ojos en blanco y suspirara.

—Tranquila damisela, ya es tarde, deberíamos regresar —Dijo queriendo molestarme y con una pequeña sonrisa victoriosa.

—Te juro que a veces no te aguanto.

—¿Solo a veces?  —Dijo para emprender camino a casa de lucifer, mientras hablábamos de cosas triviales me comentó que iba a pedir comida desde una aplicación, lo  cual no entendí pero deje pasar, cuando pasamos tres cuadras del lugar donde estábamos nos metimos a un callejón, algo que enserio se asimilaba con el infierno, frío, oscuro y tenebroso, hermoso, como era de esperarse Agramón y yo pasamos con la mayor tranquilidad del mundo, no le teníamos miedo a un poco de oscuridad o a las ratas.

Un pequeño ruido se escuchó detrás de nosotros y pude notar que Agramon se tenso, apretó su mandíbula y cerró sus manos en puños. Cuando voltee habían dos hombres con una capucha que les tapaba la cara y cada uno con una pistola en mano, mi cara de confusión le dijo todo a mi mejor amigo el cual se volteo y encaró a los tipos.

—Les recomiendo que se vayan mientras puedan, amigos —Esto último lo dijo con un tono de sarcasmo, estaba serio, demasiado.

—Callate, te recuerdo quien tiene el arma —Dijo uno de los tipos, el más alto al parecer mostrando la pistola —Ahora, si son tan amables, entreguen todo lo que traigan joyas, teléfonos, dinero y documentos —Solté una fuerte carcajada, en serio estos tipos creen que nos pueden robar, era demasiado divertida la situación, pero Agramon no lo veia asi.

En el momento en que analice la situación supe el porqué de la seriedad de Agra, tenía que hacer una de las cosas que menos le gustaba y más asco le daba.

—Sabes que no lo tienes que hacer, les podemos dar una paliza —Dije intentando alentar lo, él me respondió con una media sonrisa para que no me preocupara, con respecto a los ladrones, sus ojos derrochaban furia y confusión.

En el instante en que el tipo más bajo me apunto, Agramon le agarró la muñeca y le quitó el arma en un ágil movimiento, las manos del atacante comenzaron a temblar, cuando me gire para ver Agramon ya estaba en su estado natural, los dos tipos soltaron un grito de pavor, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas y salieron corriendo, sabía que Agramon no querría hablar de lo ocurrido así que solo le agarre la mano para que soltara el arma.

—Gracias —Fue lo único que salió de sus labios haciendo que apretara su mano, la mía se veía diminuta entre sus dedos como siempre había sido.

El resto del camino lo pasamos en un silencio, no era incómodo, era un silencio que los dos necesitábamos desde hace mucho tiempo.

 



#11841 en Fantasía
#4700 en Personajes sobrenaturales
#16731 en Otros
#2087 en Aventura

En el texto hay: tronos, mundanos, infierno

Editado: 04.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.