La heredera de Lyuvov (libro 1)

Capítulo 1: Falsas promesas.

Viernes, 7 de diciembre de 2018.
 

Siempre quise ser adulta para poder tomar las riendas de mi vida. Justamente hoy cumplí dieciocho años, sin embargo, continúo siendo dominada por los demás. Entro enojada a la biblioteca de la casa de mi abuelo, pongo el seguro, estoy molesta y a punto de explotar por la rabia que hierve en mi interior. 
 

«Mi madre no me entiende» repito varias veces para mis adentros y me siento en el escritorio, apoyo la cabeza en una de mis manos y una lágrima se escurre por mi rostro, la seco rápidamente. Odio verme débil y llorar por estas pequeñeces, pero la impotencia me supera.
 

«Ella simplemente no me entiende, no comprende que lo que me gusta es escribir. ¡No estoy interesada en ser la nueva directora de la compañía! Claro, sé que por el momento no gano dinero escribiendo ¿Será posible que el dinero lo sea todo en esta vida? ¿Nadie conoce los placeres de ser escritor? No existe nada más espléndido que volar entre las líneas de mi imaginación y ser el personaje que yo desee. Estoy segura de que algún día podré demostrarle que la magia que hay dentro de mis novelas también puede ser parte de este mundo materialista donde ganar dinero es lo principal»
 

Continúo maquinando la discusión que acabamos de tener en el salón luego de que me entregó mi regalo, si es que a eso se le puede llamar así.
 

(...)
 

Mi pequeña hermana Kely estaba sentada junto a mí en el sofá, con unos jeans claros y una blusa azul de la misma tonalidad que sus ojos, tenía su cabello castaño recogido en una coleta y sus cachetones colorados. El abuelo ocupaba la butaca de la derecha, vestido con un traje de gala para la ocasión, sus ojos grises centellaban y su cabello plateado brillaba más que nunca. Mi madre ocupaba el asiento de la izquierda, usando un vestido negro largo, un poco ajustado y con un escote sencillo. Su cabello castaño oscuro caía a ambos lados de su rostro, y sus pendientes de diamante resaltaban entre estos, sus ojos oscuros como la noche, inexpresivos como siempre, le dan un aire peculiar. 
 

Decidimos quedarnos esta noche aquí luego de la grata cena que tuvimos con algunos amigos y socios de la compañía. El abuelo me extendió una caja rectangular, envuelta en papel de regalo rojo brillante, él sabe que es mi color favorito y cada año me entrega sus obsequios de esa forma. Lo abrí ansiosa, en el interior había un libro, mejor dicho, un diario. Páginas en blanco esperando ser llenadas con mis experiencias y tal vez, incluso, con mis ilusiones.
 

La pequeña revoltosa también tenía algo para mí, estaba dentro de una bolsa de cartulina colorida, adornada con globos dibujados a mano, letras de revista recortadas perfectamente y rociadas con brillantina que forman un hermoso: ¡Feliz Cumpleaños! Extraje el contenido y una amplia sonrisa invadió mi rostro, esa niña siempre sabe cómo robarme una de esas. Me regaló un brazalete con una cita inscrita en el interior: "Deja que tu corazón te guíe entre esos males que te asechan", la frase que siempre nos dice el abuelo cuando atravesamos malos momentos. Abrazo a mi hermana con toda la fuerza que la emoción me permite y ella finge asfixiarse, luego ambas comenzamos una guerra de cosquillas interrumpida únicamente por mi madre y su regalo.
 

Me entregó un sobre blanco, con el sello de la compañía "Lyuvov". Me incitó a abrirlo con la mano y había una carta dentro. Mis ojos viajaron con asombro de ella hasta el abuelo, ellos comparten una mirada de complicidad. Leí con rapidez el contenido de esta: 
 

"Estimada señorita Kolie Zavet, nos complace informarle por este medio que ha adquirido un 30% de las acciones de la Compañía Comercializadora Lyuvov. Puede comenzar sus funciones como Directora General, en sustitución de su abuelo Dyado Zavet, el próximo lunes. Su equipo de trabajo la esperamos."
 

Luego de esta nota, adjunto hay un documento oficial que me coloca como accionista.
 

—¿Y? —preguntó mi madre sin poder ocultar la emoción.
 

—¿Y? —Repliqué con ironía—. ¿Qué pasa con mis sueños de convertirme en escritora profesional? ¿Quién dijo que quería continuar con el negocio familiar?
 

—Kolie, no seas infantil —se quejó restándole importancia a mis palabras, siempre lo hace, y dando un sorbo a su copa de vino tinto.
 

—¡No soy infantil! Lucho por mis sueños —aclaré en tono serio.
 

—Exacto, luchas por un simple sueño —admite y mueve el vino en círculos dentro de la copa—. ¿Quién ha valorado lo que escribes? ¿Cómo sabes que tendrás éxito en ese mundo? Lo que tú quieres es arriesgar tu futuro pensando que toda esa fantasía que escribes puede llegar a ser parte de tu vida. Entiéndelo de una buena vez, la magia solo existe en los libros y en tu imaginación. Pon los pies en la tierra y asume tus responsabilidades. ¿No querías ser una adulta?
 

(...)
 

Tocan a la puerta y me devuelven al presente. Hay veces que siento como si reviviera los recuerdos con solo pensarlos. 
 

—¡Quiero estar sola! —grito de mala gana.
 

Me acomodo en el asiento cruzando los brazos, en este instante puedo parecer infantil, una niña mimada que está haciendo un berrinche. Es demasiado incómodo tener atados brazos y pies, solo poder hacer lo que a los mayores se les antoja. ¡Se supone que ahora soy adulta también! Quiero tener la oportunidad de tomar mis propias decisiones. 
 

—Soy yo —reconozco la voz de mi abuelo, me pongo de pie de un brinco y abro sin pensarlo dos veces. 
 

Lo abrazo fuertemente y empiezo a llorar aferrada a su cuello como cuando tenía diez años.
 

—Abuelo... —murmuro entre sollozos.
 

—Hija mía —dice acariciando mi pelo.
 

—Abuelo, tú sí me entiendes, ¿verdad? ¿Por qué no puedo ser feliz y hacer lo que me gusta? ¿Mi madre no se puede encargar sola de la compañía? ¿Por qué debo ser yo quien te sustituya?
 



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En el texto hay: magia poderes y secretos

Editado: 27.12.2021

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