La heredera de Lyuvov (libro 1)

Capítulo 3: Antes de la tormenta.

"🎼 ...Ahí va, un capítulo de tu vida, un susurro de despedida, una historia para recordar. Ahí va, no te rindas y mira adelante, que tus pasos se sientan bien alto, juntos vamos a continuar. Toma mi mano, despeja el futuro, no vas a estar sola aquí estaré. No te rindas y limpia tus lágrimas, vamos a cantar una canción más. Ahí va, un capítulo de tu vida... 🎼"

 

«Ahí va», es una canción de la banda Cinco Melodías, mi favorita. La he escuchado alrededor de cinco veces mientras la policía examina la casa de mi abuelo buscando pistas. Descubrieron que no habían forzado la entrada ni las ventanas, así que suponían que mi abuelo le permitió entrar a su atacante o que este tenía la llave.

 

Ambas opciones me parecieron absurdas, en primer lugar, solo tenemos la llave mi tía, mi madre y yo. En segundo lugar, mi abuelo jamás abre la puerta una vez que oscurece a nadie. Sé que fue de noche porque había hablado con él por teléfono alrededor de las nueve de la noche para despedirnos.

 

Si fuese a tener en cuenta la opción de que mi abuelo por primera vez rompiera sus propias reglas y le abriera la puerta alguien, sin duda debía ser un conocido. Repasé en mi mente sus personas de confianza, pero no podía concluir quien lo visitaría y peor aún, alguien que le querría hacer daño.

 

El reguero que me encontré tampoco encajaba, ¿qué podría buscar la persona que entró? Todos saben que él no guarda nada de valor en casa, para ser más exacta, no tiene ni un cuadro o un búcaro valioso. Él vive de forma tranquila, sin ningún exceso, con excepción del enorme televisor que aún se encuentra en la pared de su habitación. En caja fuerte, ahí podría haber algo de valor, pero por cierto estaba inmutable cuando la vi, además de que posee una clave. Recordé el sonido extraño que provenía de su interior y negué con la cabeza, ya había empezado a escuchar cosas por los nervios.

 

En mi mente descarté la idea del robo, el desorden podía estar dado por algún tipo de forcejeo entre mi abuelo y su agresor. Me ericé de solo pensar que le podrían haber hecho daño. ¿Por qué se lo habrán llevado? ¿Querrán pedir un rescate? No es un secreto que a nuestra compañía le ha ido bien estos años. La única interrogante que queda es: ¿quién lo hizo?

 

Mi madre y la tía Ryalin llegaron corriendo desconcertadas. La tía está diferente, más delgada, con ojeras y su ropa se ve bastante desgastada. Lleva su cabello rubio recogido y sus ojos verdes transmiten preocupación, nunca antes la había visto en ese estado. También tiene un rasguño en el cuello, no debió hacérselo hace mucho porque está rojizo.

 

—Kol, ¿qué ocurrió? Dime que es una broma de mal gusto —dijo histérica—. ¿Dónde está mi padre? —de repente empezó a llorar y gritar como loca.

 

—Tía, debes calmarte. La policía ya está trabajando, encontraremos al abuelo.

 

—Ay cariño —continúo llorando y se sentó en un peldaño de la escalera—. ¿Sabes? Jamás pensé que pudiese ocurrir algo como esto. ¿Ves por qué digo que no puede vivir solo?

 

—El abuelo desea vivir solo, tiene sus costumbres y necesita su espacio. Yo tampoco quiero que sea así para evitar incidentes como este, pero si lo raptaron pedirán algún rescate.

 

—No les vamos a pagar nada a nadie —se secó las lágrimas y me agarró fuertemente las manos—. Kolie no podemos pagar un rescate, nos van a coger la baja y lo van a raptar una vez por semana hasta dejarnos sin un centavo.

 

—Ryalin, estás paranoica —intervino mi madre—. Si piden un rescate por Dyado hay que dárselo o buscar orientación de la policía. No sabemos quién lo rapto, ni qué intenciones tiene. Tampoco podemos permitir que maten a mi suegro por un poco de dinero.

 

—¿Por qué no? —chilló mi tía.

 

—Oye, creo que deberías calmarte —dije al escuchar su absurda pregunta—. Estás muy nerviosa, iré a comprar agua para ti porque no creo que sea seguro entrar a la casa a cogerla —me volteé, pero su pregunta carcomía mi cerebro dejándome mal. No puedo quedarme callada ni dejarlo pasar—. Recuerda que no serás tú quien pague el rescate.

 

—De seguro lo vas a pagar con dinero de la compañía y para tu información ese también es mi dinero.

 

—¿Tu dinero? Para empezar la compañía es de Dyado Zavet, ¿escuchaste? DYADO ZAVET —repetí haciendo énfasis en cada sílaba—, y si él necesita que le paguen un rescate será pagado con SU DINERO. ¿Entendido? —le di la espalda y me fui de su lado a comprar el agua.

 

Mi tía puede ser parte de mi familia, pero es demasiado ambiciosa. Primero llega desesperada por tener noticias de su padre y ahora ya quiere heredarlo. ¡Es una maldita bruja! Por eso mi abuelo no le dio la compañía a ella, la hubiese llevado a la quiebra en cuestión de semanas.

 

—¡Cuidado! —una voz masculina y desagradablemente familiar me grita.

 

Como no estoy atendiendo al camino crucé la calle sin mirar y casi Joseph me atropella.

 

—Estoy bien —dije completamente seria.

 

—¡Kol! Cariño, ¿cuánto tiempo sin vernos? —preguntó bajándose de su bicicleta.

 

Usa ropa deportiva, tal vez está haciendo ejercicios. Sigue tan guapo como siempre, sus ojos color miel brillan, su cabello está húmedo por el sudor y su cuerpo cada vez está más definido. Mi corazón se estruja, se hace pequeñito y duele.

 

—Hola, Joseph —saludo evitando su mirada.

 

«Ya lo superé», repito en mi mente.

 

—¿Segura de que estás bien? ¿En qué pensabas al cruzar de esa forma?

 

—Son mis problemas, no te interesan. Ahora me tengo que ir, estoy ocupada.

 

—Oye, quiero que sepas... —lo interrumpí, escuchar su asquerosa voz me da náuseas.

 

—Dije que estoy ocupada.

 

—Terminé con ella —gritó mientras me alejaba, pero no volteé a mirarlo.

 

Supongo que ya no debo preocuparme por mi dignidad si no están juntos. Una estúpida sonrisa se dibujó en mi rostro inconscientemente, la cordura me hizo reaccionar y continué mi camino. Cuando llegué al centro comercial fui directo a una nevera y agarré unos cinco pomos de agua, pagué con mi tarjeta y regresé a la casa. La dependiente me los envolvió en una bolsa, la conozco hace bastante igual que al dueño del lugar, hemos hecho varios negocios con este establecimiento. A unos metros de la casa divisé a la tía y a mi madre hablando con un oficial así que apresuré el paso.



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En el texto hay: magia poderes y secretos

Editado: 27.12.2021

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