—Deja el collar dentro de la caja, sabré si me mientes. —exigió la voz modificada.
—¿Padre? —pregunté con timidez y cortó la llamada— Joseph, mi padre. ¡Mi padre, es Dard!
—¿Qué dices Kolie? Eso no puede ser, Dard es un asesino conocido hace más de 50 años.
—Escúchame, mi padre ve el brillo del collar al igual que Dard. Y existen las espirales de tiempo, mi tío Adam está atrapado en ellas, así que no me extraña que las use para no ser descubierto.
—Kolie, conocí a Korlec, fue un niño difícil, mal humorado, reservado, pero no un asesino.
—Tampoco me gusta la idea de que mi padre sea el asesino más buscado en el mundo mágico. No me agrada pensar que la persona que se supone que nos cuidaría sea quien secuestró a mi hermanita para quitarme el collar. —Agarré con rabia el colgante buscando el broche, le di vueltas alrededor de mi cuello, pero ha desaparecido.
—No lo vas a encontrar. Creo probable que te cortes el cuello rodándolo de esa forma y no logres quitártelo.
—¿Cómo que no está? Y ahora, ¿cómo me quito esto?—volvió a sonar el teléfono.— ¡Basta de bromas pesadas! ¿Eres tú, papá? —exigí.
—Ya se acabó la media hora que te di.
—Espera, no puedo quitarme el collar, te lo quiero dar, pero...
—¡Kolie! —el grito de Kely hizo que soltara el teléfono y corriera a su encuentro. Necesito abrazarla, protegerla de ese asesino, de esa persona que no sé si es mi padre. Y justo detrás de ella, un hombre de traje negro y sombrero, que viene mirando al suelo para que no vea su rostro. Apresuro la marcha atravesando entre la multitud hasta que sostengo la mano de la pequeña.
—Por esta vez, perdonaré la falla porque el amuleto te ha elegido. Ahora es parte de ti. —su voz es grave, firme y potente.
—¿Papá? —pregunté con timidez.
—Papá me llevo al parque, jugamos durante horas, ahora sabes nuestro secreto y debes guardarlo, Kolie. —anuncio Kely emocionada, ella no tiene idea de lo que ocurre en realidad. Él la llevó de paseo y la cuidó. Examino con la mirada su cuerpo y rostro, no tiene ni un rasguño. Esta feliz y sus ojos azules expresan con claridad que está bien.
—¡¿Korlec?! —exclama Joseph al llegar hasta nosotros.
—Josh, ¿puedes llevar a Kely con mi mamá? Necesito... Hablar con él —señalé al hombre de negro.
—Claro —tomó de la mano a mi hermana que se fue divertida con él. Ellos siempre se han llevado bien, desde que se conocieron. Incluso ella dejó de hablarme por una semana cuando terminamos, parece más hermana de él que mía. Fui tonta al pensar que Joseph le haría daño cuando la quiere tanto.
Miré al hombre frente a mí, solo logro verlo de perfil ya que está observando como se alejan mi ex y mi hermana.
—Al parecer las mentiras se heredan —me miró, mis palabras lo molestaron, por primera vez en 10 años logro ver el rostro de mi padre. Ojos color miel, piel blanca, barba fina, su pelo asoma las primeras canas que se notan debajo del sombrero. Lo recordaba más delgado, pero no podemos negar que el tiempo ha pasado.
—Hablemos en un lugar más privado. —pidió, su voz hizo que me erizara.
—Muy... bi... en —tartamudeé.
Comenzó a moverse ágilmente entre la multitud y abrió la primera puerta que encontró. Lo seguí, increíblemente me había teletransportado a algún sitio.
—¿Dónde estamos? —pregunté al ver el hermoso paisaje frente a nosotros. Un valle lleno de plantas, flores, pequeños animalitos que saltaban de un lado a otro. Un pequeño riachuelo cristalino donde se pueden ver a los peces nadando.
—¡Bienvenida a Lyuvov! —exclamó con una cálida sonrisa en el rostro. Me asombra como puede cambiar de personalidad repentinamente.
—Necesito hablar sobre esto, que me expliques... —me interrumpió con un abrazo.
—Kolie, te extrañé tanto. —Estoy estática, no solo porque su fuerte abrazo me aprieta sino porque me siento tan bien a su lado de repente. Unos segundos atrás pensaba que era un asesino, un secuestrador y ahora el sentimiento es diferente, no creo que pueda estar más protegida que con mi padre—. Te debo muchas explicaciones y prometo responder todo. Joseph debe haber llegado con Kely a donde esta tu madre. También le avisé a Gya que te traería conmigo aquí.
—¡¿Cómo?! Mi... ¿Mi madre sabe?
—Bueno, necesitaba ponerte a prueba...
—Espera, espera —respiré profundo— ¿Esto fue una prueba?
—Creí que mi padre te había contado su primera experiencia laboral —me observo dubitativo.
—Me lo contó, pero no pueden jugar con esto. Creí que mi hermana estaba en peligro.
—Solo deseábamos comprobar que aún tenías la capacidad de amar. Los creadores del collar establecieron una maldición, ellos dijeron que solo alguien...
—Incapaz de amar no se corrompería con el alma de Armin —finalicé la frase por él— Mi tío Adam me dijo.
—¡Adam! ¿Lo has visto?
—Sí.
—Supongo que Kely no mentía. Aprenderé a dudar menos de ustedes. Hace tiempo no lo veo. ¿Por dónde quieres que empiece a contarte?
—Lo primero, ¿por qué fingiste tu muerte?
—Adam me salvó la vida cuando me secuestraron, pero tenía que protegerte, a ti, a tu hermana y a Gya. Por eso dejé que mi padre fingiera mi muerte. Aún no comprendo sus motivos, pero eso me ayudo a mudarme aquí y aprender mucho sobre mí.
—¿Cómo te secuestraron?
—Hace diez años, un 14 de febrero, fui a comprar unas bebidas. Una furgoneta negra me interceptó, me suministraron algún tipo de somnífero muy fuerte...
—¿¡Un somnífero!?
—Sí, debía contener algo mágico porque me venció.
—Bueno, yo tengo algo así aquí —le mostré la caja del collar.
—Imagine que nuestra vecina haría algo así, tranquila, no es mala, pero tampoco es de confianza. Por eso dejamos de visitarla antes. La relación se enfrió cuando descubrí su relación con la muerte de mi madre. —una fina capa de lágrimas se reflejó en sus ojos.
—Entonces, ella también tiene que ver, incluso con la muerte de mi abuela. ¿Por qué todos me engañan? —<<Me estoy enojando. No entiendo cómo caigo en una mentira tras otra. ¡Seré estúpida!>> me reprende mi subconsciente cuando un enorme chorro de agua nos empapa a mi padre y a mí.