Ha llegado el día del juicio, estoy nerviosa y tengo miedo de que Fabio pueda entrar de nuevo a mi mente. Mis recuerdos aún no se han restablecido por completo.
Llevo un mes como reina de Lyuvov, no ha sido tan difícil como imaginé que sería. Poco a poco me he adaptado al pueblo y ellos a mí. He viajado por todo el mundo Armin conociendo criaturas de todo tipo. El mundo mágico es fenomenal, tan perfecto que no entiendo por qué Claus y mi madre querían que desapareciera.
Con respecto a mi madre, las cosas siguen igual, ella y Kely regresaron al mundo no mágico. Mi padre se quedó a apoyarme, pero visita a mi hermana todos los fines de semana. La relación de mis padres tampoco es la misma, él está herido y ella solo busca el perdón.
Me miro al espejo, ya me he acostumbrado al peso de la corona, ahora es como un todo con mi cuerpo. Mi pelo ha crecido bastante, ya me llega a media espalda.
He entablado una bonita amistad con Gabriela y su madre, son personas nobles y buenas. Ellas me han mostrado todo lo que conocen del reino y aclaran todas mis dudas.
El director se ha tomado vacaciones, dejó a cargo de la escuela a la profesora Gluf. Ella ha desempeñado el cargo de maravilla.
Ya no vivo en la academia, me trasladé al castillo de la familia real, junto a Armin y Joseph.
Ellos dos se han vuelto muy unidos, decidí dejar a Armin vivir, no puedo hacerle ese daño a Josh. Suficiente con reiniciar su vida otra vez.
Kate, Andrea y Marie son mis guardianas reales. Aunque no doy mi entera con fianza sé que ellas por protegerme darían la vida. El mal se ha erradicado, o tal vez solo se ha escondido por un tiempo.
El esplendor de Lyuvov está aparentemente restablecido, pero algo en mi interior no me permite confiarme. Siento que una parte de mí, continua sin aceptar
lo que ha ocurrido.
Termino de alistarme y salgo a paso firme a buscar a mis amigas. Las veo sentadas en el jardín mirando un árbol de manzanas.
—Buenos días —saludo sonriendo.
—Buenos días, su majestad —las tres hacen una reverencia.
—¿No les he pedido que no hagan eso?
—Eres la reina, hay que hacerlo —responde Kate y me abraza.
—Hoy será un día difícil, requerirás de toda tu fuerza para no ser manipulada —Andrea se coloca a mi derecha.
—Sí, es duro saber que Fabio al final también era un traidor —añade Marie indignada.
—Yo solo quiero saber si se arrepiente, si está conforme con lo que hizo...
(...)
Llevo un mes sin verlo, este tiempo en prisión lo ha demacrado. Tiene enormes ojeras, su piel tiene un tono grisáceo, y su cabello está desgreñado. Mi corazón se oprime, nuestras miradas chocan y lo siento. Levanto enormes muros para que no entre a mi mente. Parpadeo varias veces y evito volver a mirar en su dirección.
—El juicio ha comenzado —anuncia el Juez Mágico.
—Fabio Brown, te declaras culpable o inocente de ser el autor intelectual del asesinato de tus padres.
—Inocente —la voz de Fabio se alza y retumba en las paredes del lugar.
—Hay pruebas contundentes ofrecidas por la reina...
—La reina no estuvo allí —interrumpe al juez—, ella no sabe qué fue lo que ocurrió.
—Su majestad —el juez llama mi atención, siento que debo intervenir, pero no sé que decir, mi garganta está seca.
—La parte acusada ha traído varios testigos —grita Fabio.
—Muy bien, que pasen los testigos.
Veo a una señora mayor y regordeta que mira a Fabio con lástima y ternura entrar a la sala, seguida del director, un joven delgado y alto que le dedica una mirada amenazadora a Andrea y esta se vuelve pequeña en asiento, y una joven de pelo castaño claro, se parece mucho a Fabio.
—Testigos, preséntense, por favor —pide el Juez.
—Soy Xiala Grantel, cuidé al joven Fabio cuando sus padres murieron. Él sufrió mucho la pérdida de sus padres, es inadmisible que lo planeara todo siendo tan pequeño —dijo la mujer regordeta.
—Mi nombre es Doglin Brow, tío de Fabio. Él vivió bajo mi tutela desde que mi hermano fue asesinado, también considero una locura la acusación de que un niño de seis años contratara a un asesino para matar a su familia. Soy fiel testigo de que mi sobrino es un hechicero asombroso, domina los cuatro elementos desde muy pequeño y jamás los ha usado para mal —testificó el director.
—Me llamo Jimmy Musnet, soy compañero de la Academia Kusmet. Conozco a Fabio desde que tiene siete años y comenzó a entrenar allí. Es simplemente un ser muy poderoso y hábil. Amaba a sus padres y ningún asesino puede decir lo contrario. Dard solo buscaba una excusa para inculpar a mi compañero —añadió el joven.
Es Jimmy, supongo que por eso Andrea se sintió intimidada con su presencia. Estas personas defienden a Fabio, para muchos él fue y continúa siendo un héroe, un ser poderoso que no le haría daño ni a una mosca.
Armin no jugaría con un tema así de serio, Joseph tampoco, y Fabio atacó a Armin sin motivos. La voz de la última joven me trajo de vuelta al juicio.
—Soy Franchesca Brown, hermana mayor de Fabio. Durante el acontecimiento yo estaba en la academia Kusmet entrenando y mejorando mis habilidades. No creo que mi hermano mandara a matar nuestros padres. En primer lugar era un niño de seis años, en segundo lugar los amaba como a su propia vida, y en tercer lugar, tengo pruebas y conozco el nombre del verdadero asesino de mi familia.
El cuchicheo entre los presentes si hizo notar, todos están confundidos y yo también.
—Presente la evidencia, señorita Brown.
La chica sacó un estuche negro, parecido al del collar, del bolsillo interior de su chaqueta. Mis sentidos se activaron, la alarma interior de mi cuerpo comenzó a hacer ruido en mi mente. Fui demasiado lenta para reaccionar, la chica abrió el estuche y una nube blanca se extendió por la habitación. Fabio se cubrió la nariz con su camisa, al igual que su hermana. De un segundo a otro cada uno de los presentes comenzó a caer inconsciente. Todos excepto yo, mi padre creó un conjuro para evitar el efecto de ese gas.