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Armin vuela a toda velocidad directo a las montañas Jyglet. Un lugar sagrado y protegido por un campo de energía que solo permite pasar a la familia real. Allí descansan sus padres y su hermana, en una tumba eterna y solitaria. Las aves vuelan a su alrededor y cantan en armonía, mientras las nubes abren paso a la hechicera como si de un desfile se tratara.
«He regresado» piensa y apresura la marcha. «Luego de saludarlos iré a buscar a Ather, sigue siendo el mismo malcriado que anda buscando todo tipo de problemas» sonríe y mira a la tierra, desde esa altura divisa varios árboles a los lados de una carretera solitaria. Un vehículo grande y gris roba su atención.
Lo sigue con la mirada, hasta que este se detiene. Un hombre viejo y canoso, de más de sesenta años, se baja del asiento del conductor. Armin desciende, su instinto le dice que es importante saber la identidad del hombre.
Por el otro lado se baja una mujer, pero no cualquier mujer, Gya la madre de Kolie, sale del lado del pasajero y se encuentra con el hombre justo delante de la cajuela. Lo abraza con fuerza y él le devuelve el abrazo y acaricia su pelo.
Armin se acerca sigilosamente y se oculta tras algunos árboles que hay a los lados de la carretera.
—Padre —solloza Gya—, ¿prometes que mi niña estará bien? Si algo le ocurre jamás podré perdonarte.
—Tranquila, cuidaré a mi nieta para que se deshaga de Armin. Seca esas lágrimas, vamos, ayúdame con Kate.
—No piensas dejarla aquí, ¿verdad?
—Gya, hija, Kate va a ser un estorbo si la llevamos con nosotros. Kolie debe creer ahora que la volvió a traicionar. No querrá saber de ella.
—Mi hermana te odiaría por esto.
—Tu hermana tomó sus decisiones, pensó que sellar los poderes de su hija iba a ocultar el gran monstruo en el que se convertiría. Lleva solo un año en la academia y ya domina a la perfección los cuatro elementos. Es una amenaza para el mundo que queremos hacer querida.
—Lo sé, dudo que deje sus poderes a un lado. Korlec tampoco ha podido dejarlos. Finge que no los usa, pero se la pasa escribiendo conjuros.
—Si supiera —sorie con malicia—, si supiera que él mismo creó el conjuro que me permitió adoptar el rostro de Dyarlec.
—¡Cállate, papá! Era un niño y lo traumaste. ¡Mataste a su madre frente a sus ojos!
—Esa maldita se lo merecía. Me robó y yo no tolero que me quiten lo que es mío.
Armin se escabulle entre las plantas para ver mejor el rostro del desconocido, siente que su voz le suena familiar. También le extraña que Aurora robara algo, de todos sus guardianes fue la única con las veinte piedras. Sin secretos, pura y única.
—¿Y Korlec? ¿También merecía los golpes que le diste durante el secuestro?
—No te quejes, tu misma pediste que me deshiciera de él.
—Eso fue antes de saber que estaba embarazada de Kely. Mi segunda hija nos unió demasiado.
—Bueno, deja la charla, ayúdame con Kate que está pesada. Ya no soy tan joven, mis huesos lo sienten todo.
Abren la cajuela del auto y extraen el cuerpo inconsciente de Kate, atado de brazos y piernas. La arrastran hacia un costado de la carretera y cubren su cuerpo con hojas.
—¿Qué haremos con Joseph?
—Nada, aún. Si lo matamos renacerá y le contará a todos quién soy. El idiota me reconoció al instante, sentí como si los años no hubiesen pasado y fuera mi profesor —forzó una risa escandalosa con un toque amargura en el fondo.
—Deja atrás todo ese rencor. Cuando Kolie regrese a la normalidad...
—Queda menos de una hora para el encuentro —la interrumpió— Dejemos a Joseph aquí también. Iré disfrazado de Dyarlec y no conviene que despierte y lo estropeé todo.
Realizaron la misma acción con el cuerpo de Joseph dejándolo al lado de Kate.
—¿Crees que ella te quite el anillo?
—No importa si muero, tú y él lo harán bien sin mí.
—¡Él es un niño por dios!
—Pero está destinado a mi nieta, el espejo así lo decidió.
—¿Confías en el espejo? —Gya alzó una ceja— La persona que se suponía que debías amar fue la culpable de todos tus males.
—No seamos negativos, se equivocó solo conmigo —sentenció y se marcharon en el vehículo.
Armin no logró ver el rostro del hombre, su cuerpo tensó tardó unos segundos en recuperarse de toda la información que acababa de escuchar.
Incluso Fabio está a punto de traicionar a Kolie, aunque Armin siempre supo su único secreto. El chico intentó vivir su vida transparente, pero no es un santo, a decir verdad es tan o peor monstruo que Dard.
Con ayuda del aire Armin levanto los cuerpos, olvidó que deseaba visitar la tumba porque lo que se avecina es más importante. Se había prometido a sí misma ser una mejor hermana y lo haría. Poco importaba si luego no tendría tiempo de despedirse de su familia.
Kolie está rodeada de traidores, no podrá recuperarse cuando sepa que su madre siempre fue parte del plan y para colmos es hija de Dard.
Al parecer el gemelo de Dyado, Dyarlec, sobrevivió a la caída desde el precipicio y se transformó en el primer Dard. Así mató al que consideraba lo había dejado morir, Adam. La única pieza que falta es ¿quién es Dard ahora? ¿Por qué Armin siente familiar su voz? ¿Cuál es el verdadero motivo de la venganza?
Armin pensó que sabía todo, pero descubrir una nueva verdad le añade una piedra vacía al collar. Si el conjuro inicial no falla, decidieron darle veinte piedras a los guardianes porque una más los destrozaría y no se equivocaron.