El Santuario de los Ecos brillaba con una luz que no pertenecía a ningún plano conocido.
Las lunas compartidas giraban en espiral invertida. Las rutas entre mundos se multiplicaban sin control. Y en el centro, Aelira caminaba como si el universo la siguiera.
Pero no todos la seguían.
El Consejo comenzó a fracturarse.
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🌒 División entre los líderes mágicos
Los líderes de los clanes se reunieron en el Valle del Silencio. Por primera vez en siglos, no hubo acuerdo.
- El líder de Umbrae temía que Aelira estuviera desatando sombras que no podían ser contenidas.
- El líder de Solari creía que su fuego estaba siendo absorbido por rutas que no obedecían la voluntad.
- El líder de Noctis soñaba con futuros donde los clanes ya no existían.
- El líder de Aetherion sentía que el viento ya no respondía a sus llamados.
Lyra habló:
—El ciclo no está destruyendo. Está transformando.
Pero el líder Solari respondió:
—¿Y si esa transformación nos borra?
Kael se mantuvo en silencio.
Porque él también comenzaba a sentirlo.
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🌠 Sobrecarga de los planos
Los aprendices comenzaron a notar que los planos vibraban con demasiada intensidad.
- Neris proyectó una sombra que se duplicó… y luego se volvió contra ella.
- Solan encendió una llama que no se apagaba… ni obedecía.
- Eira soñó con un plano que no existía… y al despertar, lo había creado.
- Thalen voló entre dos rutas… y quedó atrapado en una corriente sin tiempo.
Lyra intentó estabilizar el Santuario. Pero su memoria, ahora dividida entre planos, no respondía.
Kael la sostuvo. —Estás desvaneciéndote.
Lyra lo miró. —No. Estoy siendo compartida.
Kael tembló. —Y si te compartes demasiado… te pierdes.
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🌙 La decisión de Kael
Esa noche, Kael soñó con el vínculo.
No como línea.
Como nudo.
Y en el centro, Lyra… atrapada.
Aelira apareció en el sueño.
—Tu vínculo la sostiene. Pero también la limita.
Kael gritó. —¡No puedo perderla!
Aelira lo miró. —Entonces debes elegir: sostenerla… o liberarla.
Kael despertó con la marca ardiendo.
Lyra dormía. Su cuerpo brillaba con fragmentos de memoria.
Kael se acercó. —Si rompo el vínculo… ¿te perderé?
Lyra abrió los ojos. —No. Me permitirás ser parte de todos.
Kael lloró. —Entonces elijo… soltar.
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🕊️ El ciclo se estabiliza
Kael tocó el altar.
Su vínculo se deshizo.
No en dolor.
En luz.
Lyra se elevó. Su cuerpo se volvió energía. Su memoria se dispersó entre los aprendices, los líderes, los planos.
El Santuario dejó de temblar.
Las lunas compartidas se alinearon.
Aelira caminó hacia Kael.
—¿Estás solo?
Kael negó. —Estoy unido. A todos.
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🌌 Cierre del capítulo
El Consejo aceptó la fragmentación.
Los líderes comenzaron a compartir sus marcas.
Los aprendices se convirtieron en guías de rutas nuevas.
Y Aelira, la heredera del ciclo, se convirtió en equilibrio.
Lyra, ahora parte de todos, susurraba desde cada rincón del Santuario.
El eclipse invertido brilló en el cielo.
No como advertencia.
Como destino.
--- Heredera del Ciclo
Capítulo 5: El Consejo Fragmentado
El Santuario de los Ecos brillaba con una luz que no pertenecía a ningún plano conocido.
Las lunas compartidas giraban en espiral invertida. Las rutas entre mundos se multiplicaban sin control. Y en el centro, Aelira caminaba como si el universo la siguiera.
Pero no todos la seguían.
El Consejo comenzó a fracturarse.
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Los líderes de los clanes se reunieron en el Valle del Silencio. Por primera vez en siglos, no hubo acuerdo.
- El líder de Umbrae temía que Aelira estuviera desatando sombras que no podían ser contenidas.
- El líder de Solari creía que su fuego estaba siendo absorbido por rutas que no obedecían la voluntad.
- El líder de Noctis soñaba con futuros donde los clanes ya no existían.
- El líder de Aetherion sentía que el viento ya no respondía a sus llamados.
Lyra habló:
—El ciclo no está destruyendo. Está transformando.
Pero el líder Solari respondió:
—¿Y si esa transformación nos borra?
Kael se mantuvo en silencio.
Porque él también comenzaba a sentirlo.
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Los aprendices comenzaron a notar que los planos vibraban con demasiada intensidad.
- Neris proyectó una sombra que se duplicó… y luego se volvió contra ella.
- Solan encendió una llama que no se apagaba… ni obedecía.
- Eira soñó con un plano que no existía… y al despertar, lo había creado.
- Thalen voló entre dos rutas… y quedó atrapado en una corriente sin tiempo.
Lyra intentó estabilizar el Santuario. Pero su memoria, ahora dividida entre planos, no respondía.
Kael la sostuvo. —Estás desvaneciéndote.
Lyra lo miró. —No. Estoy siendo compartida.
Kael tembló. —Y si te compartes demasiado… te pierdes.
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Esa noche, Kael soñó con el vínculo.
No como línea.
Como nudo.
Y en el centro, Lyra… atrapada.
Aelira apareció en el sueño.
—Tu vínculo la sostiene. Pero también la limita.
Kael gritó. —¡No puedo perderla!
Aelira lo miró. —Entonces debes elegir: sostenerla… o liberarla.
Kael despertó con la marca ardiendo.
Lyra dormía. Su cuerpo brillaba con fragmentos de memoria.
Kael se acercó. —Si rompo el vínculo… ¿te perderé?
Lyra abrió los ojos. —No. Me permitirás ser parte de todos.
Kael lloró. —Entonces elijo… soltar.
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Kael tocó el altar.
Su vínculo se deshizo.
No en dolor.
En luz.
Lyra se elevó. Su cuerpo se volvió energía. Su memoria se dispersó entre los aprendices, los líderes, los planos.
El Santuario dejó de temblar.
Las lunas compartidas se alinearon.