La Heredera del Ciclo

La Heredera del Ciclo Capítulo 19: El Plano del Eco

El Bosque de las Voces ya no era solo memoria.

Era resonancia.

Las raíces que habían viajado entre planos ahora vibraban con ritmos que no nacían del Santuario. Los árboles comenzaban a emitir sonidos que no pertenecían a ningún aprendiz, a ningún Hijo del Silencio, a ningún recuerdo sembrado.

Kael lo sintió primero.

—Están respondiendo a algo —dijo—. Pero no a nosotros.

Eira tocó un tronco.

Y el árbol cantó.

No con voz.

Con eco.

---

Cada árbol comenzó a emitir una vibración distinta.

- Uno repetía una emoción que había sido sentida en el plano del error.
- Otro proyectaba una melodía que había nacido en el plano del fuego.
- Un tercero susurraba una decisión tomada en el plano del viento.
- Otro mostraba un sueño que aún no había sido soñado en el plano de los reflejos.

Thalen voló entre las copas.

—No están recordando —dijo—. Están escuchando.

Solan encendió una llama cerca de una raíz.

La llama se volvió azul.

Y cantó:

"Estoy aquí. Aunque nadie me haya llamado."

Kael cerró los ojos.

Y el eco lo tocó.

---

Los niños comenzaron a jugar con los ecos.

Pero esta vez, no solo recibían.

Enviaban.

- Una niña cantó una emoción que había sentido al plantar su primera flor, y el plano del sueño respondió con una imagen.
- Un niño sopló una melodía que contenía su miedo, y el plano del error proyectó una sombra que lo abrazó.
- Otro giró en silencio, y el plano del viento comenzó a girar con él.

Eira los observaba.

—Están creando puentes —dijo—. No con magia. Con memoria compartida.

Thalen descendió.

—Y cada canción… es una decisión que quiere ser escuchada.

Kael caminó hacia el centro del bosque.

Y el eco lo llamó por su nombre.

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Kael llegó a un árbol que no había sido sembrado por nadie.

No tenía raíces visibles.

No tenía hojas.

Solo vibraba.

Y al acercarse… habló.

—Kael.

Kael tembló.

—¿Quién eres?

El árbol respondió:

"Soy el eco de una emoción que no viviste. Pero que te pertenece."

Kael cayó de rodillas.

—No puede ser mío. No lo recuerdo.

El eco susurró:

"Porque no fue tuya. Fue elegida por alguien… para ti."

Kael cerró los ojos.

Y vio a Lyra.

No como guía.

Como eco.

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El bosque comenzó a girar.

No físicamente.

Emocionalmente.

Cada árbol proyectaba una ruta.

Cada eco, una puerta.

Y en el centro, el plano del eco se abrió.

- No tenía suelo. Tenía vibración.
- No tenía cielo. Tenía resonancia.
- No tenía tiempo. Tenía ritmo.

Los Hijos del Silencio comenzaron a cantar.

Los aprendices comenzaron a escuchar.

Y Kael… comenzó a sentir.

No lo que vivió.

Lo que fue sentido por otros… para él.

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El Bosque de las Voces se convirtió en el Plano del Eco.

Los Hijos del Silencio, en emisarios de lo compartido.

Los aprendices, en oyentes de lo invisible.

Kael, al enfrentar el eco que no le pertenecía, se convirtió en puente entre lo vivido y lo sentido.

Aelira, desde los sueños de quienes aún no han nacido, susurraba:

"El eco no repite. Invita. Y cada invitación… es una emoción que quiere ser elegida."

En el cielo, no apareció una luna.

Ni una flor.

Ni una raíz.

Ni un árbol.

Apareció un eco.

Y en su vibración… una palabra.

“Responder.”

Porque el ciclo… ahora escucha.

Y cada respuesta… es un nuevo comienzo.

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En el texto hay: magia arcana

Editado: 19.10.2025

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