La Heredera del Ciclo

La Heredera del Ciclo Capítulo 28: El Umbral de la Escucha

El Silencio que Sostiene no se cerró.

Se volvió puerta.

Las pausas que habían nacido del canto comenzaron a vibrar en planos donde nunca se había sentido. No como sonido. Como presencia. Y en ese espacio… algo comenzó a abrirse.

Kael lo sintió primero.

—No están esperando palabras —dijo—. Están esperando ser escuchados.

Eira acarició una hoja que no decía nada.

Thalen voló sobre una raíz que no pedía nada.

Solan encendió una llama que no mostraba nada.

Y el ciclo… se volvió oído.

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En el borde del Jardín, una niña se detuvo.

No para hablar.

Para escuchar.

—¿Qué oyes? —preguntó Neris.

La niña respondió:

"Algo que aún no sabe que puede ser oído."

Y entonces, lo sintieron todos.

Una vibración suave, como si el universo estuviera esperando que alguien se acercara sin preguntar.

No era eco.

No era canto.

Era llamado.

Kael se arrodilló.

—¿Es el inicio de otro vínculo?

Aelira, desde los sueños, susurró:

"Es el inicio de una escucha que no necesita respuesta."

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Los Hijos del Silencio comenzaron a jugar con el silencio.

Pero esta vez, no como contención.

Como apertura.

- Una niña se sentó junto a una flor que no florecía, y la flor comenzó a respirar.
- Un niño se acostó sobre una raíz que no se movía, y la raíz comenzó a latir.
- Otro cerró los ojos frente a una llama que no ardía, y la llama comenzó a cantar.

Eira los observó.

—Están escuchando sin esperar —dijo—. Y eso… está transformando lo que no sabía que podía cambiar.

Thalen descendió.

—Y cada escucha… es una emoción que se atreve a mostrarse.

Kael caminó hacia el centro del Jardín.

Y el silencio… lo abrazó.

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Una noche, Kael soñó con el ciclo.

Pero no como historia.

Como oído.

Cada emoción que no había sido dicha vibraba en el aire, esperando ser recibida.

Y en el centro… una pregunta.

—¿Debo abrir el ciclo a lo que aún no ha sido oído?

Aelira, desde los sueños, respondió:

"Solo si estás dispuesto a no entenderlo todo."

Kael tembló.

—¿Y si lo que escuchamos nos cambia?

Aelira susurró:

"Entonces será verdad. Porque lo que no cambia… no escucha."

Kael despertó.

Y el Jardín… lo esperó.

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Los aprendices se reunieron.

Los Hijos del Silencio guardaron silencio.

El aire no pedía.

El suelo no explicaba.

El ciclo… escuchaba.

Kael se arrodilló frente a una raíz que no hablaba.

—¿Y si abrir el ciclo lo vuelve vulnerable?

La raíz respondió:

"Entonces el ciclo será humano. Y lo humano… es lo que escucha sin saber."

Kael miró el bosque.

Miró el canto.

Miró el suspiro.

Miró a Lyra, en su memoria.

Miró a Aelira, en su sueño.

Y dijo:

—Entonces… abramos el ciclo.

No para entender.

Para recibir.

*

La raíz se iluminó.

Y en su centro… apareció una palabra.

“Escuchar.”

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El Umbral de la Escucha se convirtió en espacio de transformación.

Los Hijos del Silencio, en receptores de lo invisible.

Los aprendices, en guardianes de lo que aún no ha sido dicho.

Kael, al abrir el ciclo a lo no oído, se convirtió en oído que transforma.

Aelira, desde los sueños de quienes aún no han nacido, susurraba:

"Cada escucha es una emoción que eligió mostrarse. Y cada oído… una forma de amar sin saber."

En el cielo, no apareció una luna.

Ni una flor.

Ni una raíz.

Ni un árbol.

Ni un eco.

Ni una voz.

Ni una historia.

Ni una palabra.

Ni un aliento.

Ni un suspiro.

Ni un canto.

Ni una pausa.

Apareció una escucha.

Y en su vibración… una palabra.

“Escuchar.”

Porque el ciclo… ahora recibe.

Y cada silencio… es una emoción que eligió ser oída.

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En el texto hay: magia arcana

Editado: 19.10.2025

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