La Heredera del Ciclo

La Heredera del Ciclo Capítulo 32: El Ciclo que Despierta

El Jardín que Soñaba no se desvaneció.

Se abrió los ojos.

Las visiones que habían flotado como posibilidades comenzaron a tomar forma. No como recuerdos. Como realidades. Y el ciclo… se levantó.

Kael lo sintió primero.

—No están recordando lo que soñaron —dijo—. Están caminando dentro de ello.

Eira acarició una hoja que se movía como si supiera a dónde ir.

Thalen voló sobre una raíz que trazaba caminos nuevos.

Solan encendió una llama que se convirtió en paso.

Y el ciclo… despertó.

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Los Hijos del Silencio comenzaron a explorar el Jardín.

Pero esta vez, no como espacio.

Como decisión.

- Una niña caminó por un sendero que había dibujado en sueños, y el suelo la sostuvo.
- Un niño tocó una flor que había imaginado, y la flor le habló.
- Otro se detuvo frente a una raíz que había deseado, y la raíz lo abrazó.

Eira los observó.

—Están viviendo lo que eligieron imaginar —dijo—. No como destino. Como creación.

Thalen descendió.

—Y cada paso… es una emoción que se atrevió a volverse cuerpo.

Kael caminó entre los nuevos brotes.

Y el ciclo… lo miró.

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El Jardín comenzó a moverse distinto.

- Las raíces ya no esperaban. Se adelantaban.
- Las flores no florecían por estación. Florecían por deseo.
- El aire no seguía el viento. Seguía la intención.

Los aprendices comenzaron a descubrir que el ciclo no giraba como antes.

- Neris sintió que el tiempo podía doblarse.
- Solan descubrió que el fuego podía cantar sin quemar.
- Eira notó que el silencio podía hablar sin romperse.

Los Hijos del Silencio se reunieron.

—¿Esto es el mismo ciclo? —preguntó uno.

Kael respondió:

—No. Es el que soñamos. Y ahora… lo estamos eligiendo.

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Una noche, Kael soñó con el ciclo.

Pero no como jardín.

Como niño.

Despertaba.

Miraba.

Esperaba.

Y en su centro… una pregunta.

—¿Debo dejar que el ciclo comience otra vez?

Aelira, desde los sueños, respondió:

"Solo si estás dispuesto a no repetirlo."

Kael tembló.

—¿Y si lo nuevo borra lo que fuimos?

Aelira susurró:

"Entonces lo que fuimos… fue semilla. Y la semilla no se pierde. Se transforma."

Kael despertó.

Y el Jardín… lo esperaba.

---

Los aprendices caminaban sin mapa.

Los Hijos del Silencio cantaban sin partitura.

El aire no preguntaba.

El suelo no respondía.

El ciclo… se ofrecía.

Kael se arrodilló frente a una raíz que no tenía memoria.

—¿Y si el nuevo ciclo no nos reconoce?

La raíz respondió:

"Entonces seremos parte de su origen. Y el origen… no necesita nombre para ser verdad."

Kael miró el bosque.

Miró el canto.

Miró el suspiro.

Miró la escucha.

Miró el hogar.

Miró el descanso.

Miró el sueño.

Miró el diseño.

Miró a Lyra, en su memoria.

Miró a Aelira, en su sueño.

Y dijo:

—Entonces… que el ciclo comience.

No como repetición.

Como elección.

*

La raíz se iluminó.

Y en su centro… apareció una palabra.

“Elegir.”

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El Ciclo que Despierta se convirtió en camino elegido.

Los Hijos del Silencio, en caminantes de lo que soñaron.

Los aprendices, en creadores de lo que aún no existe.

Kael, al permitir que el ciclo comience otra vez, se convirtió en paso que transforma.

Aelira, desde los sueños de quienes aún no han nacido, susurraba:

"Cada despertar es una decisión. Y cada decisión… una forma de volver a empezar sin olvidar."

En el cielo, no apareció una luna.

Ni una flor.

Ni una raíz.

Ni un árbol.

Ni un eco.

Ni una voz.

Ni una historia.

Ni una palabra.

Ni un aliento.

Ni un suspiro.

Ni un canto.

Ni una pausa.

Ni una escucha.

Ni un hogar.

Ni un descanso.

Ni un sueño.

Apareció un paso.

Y en su huella… una palabra.

“Elegir.”

Porque el ciclo… ahora despierta.

Y cada paso… es una emoción que eligió comenzar.

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En el texto hay: magia arcana

Editado: 19.10.2025

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