La herencia del silencio

Capítulo 5

El precio del tiempo.

La mañana del 22 de octubre, Clara despertó en el suelo del estudio con la mejilla pegada a una mancha de tinta seca. Su cuerpo olía a salitre y humo, y en la muñeca, una marca roja en forma de espiral latía como una quemadura. El escritorio estaba cerrado, pero el aire vibraba con ecos de risas lejanas: Eleanor y James discutiendo en 1942, él gritando "¡No puedes controlar el tiempo, solo arruinarnos a ambos!".

Se arrastró hasta la cocina, donde el grifo escupió agua marrón antes de manar un líquido transparente. Al abrir la nevera, encontró productos de una era que no era la suya: botellas de leche con tapón de corcho, huevos con plumas adheridas y una lata de sopa Campbell’s con una etiqueta en alemán. ¿1946 o 2023? Ya no estaba segura.

En el recibidor, el retrato de su padre había desaparecido. En su lugar, un óleo mostraba a un hombre de uniforme militar con los ojos de James. Clara lo arrancó de la pared, descubriendo una foto escondida: ella misma, a los cinco años, sentada en el regazo de Eleanor frente al escritorio. "Abuela, ¿qué hiciste?", susurró.

El teléfono sonó, un timbre estridente de los años 50. Del otro lado, una voz femenina canturreó: "Él viene, él viene, y el mar lo tragará. Tú eliges: su vida o la tuya". Clara colgó con un grito. Al volverse, el reloj de péndulo marcaba las 3:33 a.m., aunque fuera pleno mediodía.

Decidida a detener la espiral, tomó el auto y condujo hasta el café donde solía desayunar. Pero al llegar, un letrero oxidado la recibió: "Sombrerería Alden, desde 1947". La vitrina mostraba tocados vintage y un vestido azul celeste idéntico al de sus sueños. La campana sonó al entrar.

—Bienvenida, señorita Velmont —dijo una mujer tras el mostrador, tejendo un sombrero negro—. Lo esperado siempre llega.

—¿Me conoce?

—Todos en Haven’s Point conocemos su historia. O al menos, la que está por escribir —señaló un sombrero con velo de viuda—. Este le quedará bien el 2 de noviembre.

Clara huyó, tropezando con una caja de cartas sin enviar dirigidas a "J. Alden". Una estaba abierta: "James: He visto a tu futura amante en el estudio. Si vas a ella, te mataré". Firmado: Eleanor, 1946.

En la biblioteca municipal, buscó registros históricos alterados. Los microfilms mostraban titulares contradictorios: "Dr. Alden sobrevive a tormenta milagrosamente" (1946) y "Eleanor Velmont desaparece en misteriosas circunstancias" (1947). En una foto de 1955, James aparecía anciano, abrazando a una niña que era el vivo retrato de Clara.

La bibliotecaria, una mujer nonagenaria con un broche de espiral, le entregó un libro sin catalogar: "Crónicas del Tiempo Perdido". En la página 144, un párrafo subrayado rezaba: "Quienes desafían al tiempo pagan con su existencia: un recuerdo por cada carta, un ser amado por cada verdad revelada".

Esa noche, Clara escribió con lágrimas en los ojos:

"James, no vengas. El mar te matará. Yo… no te amo".

El cajón se cerró con un chasquido siniestro. Pero a medianoche, en lugar de la habitual carta de respuesta, encontró un paquete envuelto en lino: dentro, el diario de Eleanor con la llave del candado. Las páginas revelaron la verdad:

"15/11/1946

Querido diario:

James llegó hoy. Le mostré las cartas que Clara le enviará en 77 años. Él no lo entiende aún, pero el escritorio lo eligió a él, no a mí. Para salvarlo, debo romper el ciclo. Esta noche, enviaré la última carta…

P.D.: Clara, si lees esto, perdóname. Tú eras el alma gemela de James, no yo. Por eso te envié lejos. Pero el tiempo siempre reclama lo suyo".

El sonido de un motor antiguo la sobresaltó. Desde la ventana, vio luces de faros acercarse por el acantilado: un automóvil negro de 1946 avanzaba hacia la casa, la radio emitiendo "I’ll Be Seeing You" entre estática.

El escritorio resonó. La última carta de James decía:

"23/10/1946

Clara:

Parto mañana al amanecer. Si estás ahí, cambiaré el futuro. Si no… el mar tendrá mi cuerpo, pero tú tendrás mi alma".

En el jardín, el auto se detuvo. La puerta se abrió, pero nadie bajó. Solo un sombrero de hombre rodó hasta los pies de Clara, mojado por la lluvia que empezaba a caer.



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En el texto hay: misterio, viajeeneltiempo, aventura

Editado: 28.02.2025

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