La herencia del silencio

Capítulo 21

Las Lágrimas de Cronos.

Clara existía en el vacío como un suspiro entre segundos, su conciencia dispersa en el tejido del tiempo. Desde su fusión incompleta, percibía los ciclos como hilos de luz entrelazados: algunos rotos, otros enredados en nudos de ira. En el Ciclo 0, observó a Elvira caminando por las ruinas de Atlántida, su bata blanca manchada de aceite temporal y botas que dejaban huellas de ecuaciones cuánticas en la arena. La científica recogió un fragmento del meteorito negro y lo insertó en un dispositivo portátil que zumbó con energía ancestral, iluminando jeroglíficos prohibidos en las paredes del templo.

—Proyecto Lyra: Fase 2 iniciada —dijo Elvira a un comunicador de voz distorsionada—. Activen los clones. El núcleo está listo.

En 3023, Kai luchaba en la Torre del Alba contra los Ecos Libres. Estos no eran meras sombras: tenían cicatrices de código en el rostro, ojos que proyectaban los peores recuerdos de sus víctimas, y voces que resonaban como discos rayados. Uno de ellos, con el rostro de Samuel y un látigo hecho de horas robadas, lo acorraló contra el reactor sobrecalentado.

—¡Tú los condenaste a repetir el dolor! —gritó el Eco-Samuel, azotando el aire que se desgarraba en cortes temporales—. ¡El Guardián es una mentira! ¡El tiempo solo sirve a sus amos!

Kai esquivó, pero el látigo le arrancó un jirón de túnica, revelando piel convertida en mosaico de tiempo: parches de infancia, adolescencia y vejez coexistiendo en su carne. Al tocar el suelo, su sangre (mercurio brillante que olía a ozono) dibujó runas atlantes que activaron un portal inestable.

—Clara… —murmuró, cayendo de rodillas mientras el reactor emitía un gemido metálico—. Si estás ahí… ¡Ayúdame a terminar esto!

En el vacío, Clara sintió el llamado como un tirón en su esencia fracturada. Intentó materializarse, pero solo logró proyectar una sombra en forma de espiral que se enroscó en el brazo de Kai. Con un esfuerzo titánico, escribió en la pared usando el mercurio de su sangre:

"Usa el reactor… enlázalos a Ciclo 0. Es nuestra única esperanza".

Kai entendió. Corrió al reactor, ahora infestado de Ecos que devoraban su energía como buitres, y reprogramó las coordenadas con dedos temblorosos. El dispositivo emitió un clic siniestro antes de absorber a toda la Torre en un vórtice dorado.

—¡Prepárense para un viaje! —advirtió, aunque sabía que nadie lo escucharía.

En 2137, Elvira observó la Torre desaparecer en sus pantallas holográficas, que parpadeaban con alertas de "Anomalía Temporal Nivel 5".

—Interesante —sonrió, acariciando un tanque de clonación donde flotaba un James ciclo 0 con cicatrices de soldadura temporal en el pecho—. Pero mi ejército ya está listo.

En el tanque contiguo, una figura femenina se agitó bajo un líquido ámbar: Lyra, clonada a partir de ADN extraído del meteorito. Sus ojos se abrieron, mostrando pupilas de reloj que giraban en reversa.

—Pronto, mi amor —susurró Elvira, ajustando los cables que conectaban a Lyra al núcleo del reactor—. Gobernaremos lo que el tiempo nunca pudo domar.

La Torre del Alba aterrizó en Ciclo 0 con un estruendo que partió el mar en dos. Kai salió a la superficie, encontrándose frente a un ejército de clones de James que marchaban hacia el Templo del Alba. Detrás de ellos, Elvira flotaba en una plataforma de energía púrpura, Lyra a su lado con un vestido de luz líquida.

—¿Quién eres para desafiar el orden natural? —Elvira lanzó un rayo de crononita que Kai desvió con su espada de mercurio, el impacto creando un cráter humeante—. ¡El tiempo es mío desde que tu Guardiana falló!

—¡Soy el recordatorio de que el tiempo no es tuyo! —Kai gritó, cargando contra los clones, cuyos rostros se deformaban entre James, Samuel y versiones desconocidas de sí mismo—. ¡Es de quienes se atreven a vivirlo!

Clara, desde el vacío, intentó influir en el combate. Al concentrarse, descubrió que podía prestar recuerdos a los Ecos Libres. Uno de ellos, un Eco-Eleanor con cabello de ceniza, recibió la imagen de Liora salvando a un niño en un ciclo pasado, sus manos convirtiendo arena en pan.

—¡Basta! —el Eco-Eleanor se volvió contra Elvira, lanzando un grito que hizo estallar los tanques de clonación—. ¡No somos tus herramientas!

La batalla se convirtió en caos: clones contra Ecos, Kai contra Elvira, Lyra observando con ojos vacíos mientras el Templo del Alba se desmoronaba. Clara, exhausta, sintió un tirón en su esencia: Liora la llamaba desde un pozo de arena negra en el vacío.

—Madre… ella nos usa a ambas —susurró la voz de Liora, ahora un eco débil entre tormentas de estática—. Encuentra el Lamento de Cronos, la única arma que puede destruirla. Está en…

Antes de que Clara respondiera, una mano de luz la arrastró a otro ciclo, dejando a Kai solo ante la caída del Templo.

En 2023, la Clara joven abrió el medallón con manos temblorosas, liberando sin querer un virus temporal que corrompió el escritorio victoriano. Las cartas de James se transformaron en amenazas vivientes, sus letras retorciéndose como gusanos de tinta:

"No confíes en nadie. Elvira está en todas partes. En todas las eras".

Fuera, el mar rugió con fuerza anormal, y en el horizonte, una flota de naves con velas de hologramas emergió de la niebla.



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En el texto hay: misterio, viajeeneltiempo, aventura

Editado: 11.03.2025

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