-Hermana despierta, ya tienes que levantarte para ir a trabajar- escucho Karen mientras la sacudían
para que se levantara. Era su hermanito de 11 años de edad tenia el cabello ondulado con su
uniforme puesto para ir a la escuela.
-Ya me desperté- dijo Karen mientras tomado a su hermano y le daba unos besos en sus mejías
ruborizadas.
- No me beses ya estoy grande-Le respondió su hermanito, mientras intentaba soltarse de sus
brazos de su hermana.
-Eduardo apúrate ya debemos de ir a la escuela, Karen ya esta el desayuno en la mesa- era la voz
de su mama la cual se podía escuchar por todos los alrededores de la casa.
-Si mamá, ya voy-Respondió su hermanito despidiéndose de su hermana con una sonrisa.
Se levanto de la cama de un salto, recordando a donde puso sus sandalias, las vio cerca de la puerta y dando un paso grande para no pisar el suelo pudo llegar a ellas, acomodando sus pies a las sandalias se fue al comedor a desayunar. Mientras comía empezó a observar la casa de su tía que se veía increíble, tenía un comedor grande, la cocina estaba a parte del comedor con todo lo
que debe de tener para cocinar. Tenia 4 recamaras, cada uno con su televisión, ropero , cama y con un baño.- Que lujosa casa-pensó, tenia una puertas corrediza que permitía ver el jardín y la piscina con flores a su alrededor. Era una vista magnifica.
-Ya es tarde- se dijo mientras se levantaba de la mesa y se preparaba para ir tomar el autobús.
-Ojala que no haya pasado el autobús- Mientras cerraba la puerta y se dirigía al paradero. Estaba vestida con una blusa roja, con unos jeans y zapatos negros.
Subió al autobús buscado alguna silla disponible volvió a ver al chico junto a la ventana en el mismo
lugar a donde sucedió aquel accidente que le hacia despertar todas las madrugadas deseosa de
que la tomen entre sus brazos.
Camino hacia donde estaba el, su corazón empezo a latir mas deprisa sintió un poco de mareo al ver al
chico,sus labios delineados, su cabello color negro con piel clara parecía que sus cejas estaban pintadas de color negro, paso un buen rato observándolo deseando poner sus labios junto a los de él.
El autobús dio vuelta y la cabeza del chico se recostó en su hombre, su cara se puso roja, sentía la vez vergüenza como alegría, sentía como si hubiera ganado un premio de belleza, la chica se quedo callada, su mente estaba en blanco, no quería que el tiempo pasara solo podía imaginar
su rostro con esos labios delineados. El tiempo paso rápido mientras se imaginaba entre sus brazos de él, cuando de pronto sintió como la cabeza que estaba recostado sobre su hombro se separo de ella y con un sobresalto el chico la miro directo a sus ojos al mismo tiempo que pedía una disculpa con dificultad.
Editado: 19.05.2022