La Heurística y Absurdez Psicológica de Matías Hat

La Heurística y Absurdez Psicológica de Matías Hat

Durante la siguiente semana, y parte de la que le seguía, la noticia del robot conocido como Matías Hat dio la vuelta al mundo numerosas veces. Todos tenían grandes esperanzas para que el autómata pudiera resolver los conflictos externos y fuese capaz de realizar, en nombre del gobierno, algo positivo por primera vez en años de malas decisiones.

La campaña inicial tuvo un fuerte grado de negativismo por parte de los sectores conservadores, como era de esperarse. Pero poco a poco "él" comenzó a tener al público general de su lado.

La gente, sin darse cuenta, lo había convertido en alcalde de un pequeño pueblo del que ni siquiera era oriundo. Ellos sólo reaccionaron al ver el nombre del robot en la papelería electoral, y eso les bastó para darles su marca.

Sus propuestas para cambiar al pueblo de maneras positivas eran los suficientemente convincentes como para ser elegido de forma inmediata; pero el carisma de la maquina resultó ser el factor decisivo para ganar la posición. De nada sirvieron las quejas de los opositores o la defensa del puesto que el androide ganó; basada en el tecnicismo de que este ni siquiera debía postularse por el hecho de no ser una persona de carne y hueso.

Su señoría, los precedentes iniciaron desde alguna idea sin sentido” con esa línea finalizó un juicio que le dio rienda suelta a toda clase de comentarios en pro y contra de los derechos que los autómatas acababan de ganar.

Cualquiera que fuese la opinión popular sólo se reflejaría en las manchas de tinta y grafito con las que firmarían las boletas en las semanas subsecuentes al fallo.

Mientras eso pasaba, las encuestas mostraban una creciente popularidad en las proposiciones del candidato hacia un puesto más exigente. Estas vieron los desperfectos que las antiguas políticas trajeron hacía el modo de vida del ciudadano común, y en ellas se reflejaba un cambio drástico, sino es que total a las mismas.

Era claro que esto no era del agrado de muchos, ya que subsecuentes partidos se unieron en coalición para acabar con la campaña del candidato independiente, conocido como Matías Hat. Pero ni siquiera su unión pudo contra la enorme popularidad del robot, es más, si algo hizo fue mostrar una desesperación como no se había visto nunca en algún político actual.

Todo salió mal para el pequeño grupo de políticos que tratando de deshacerse de la imponente amenaza terminaron por disolver sus partidos y darle un creciente apoyo a la causa de Matías.

Cuando todo apuntaba a que él sería el primer gobernador automatizado electo por el pueblo, el partido conservador que quedó en pie recurrió a la más antigua táctica de cualquier contienda: eliminar a la competencia.

Parecía importarles poco que los culpables fueran fáciles de deducir, ellos querían deshacerse de él a cualquier costo. Cualquiera que se atreviera a aceptar el trabajo recibiría una ridícula cantidad de dinero, además de la promesa de que el crimen sería por el bien del país.

Como no existían estatutos para juzgar a alguien por ‘asesinar’ a un robot  la oferta atrajo a toda clase de personas. Asesinos a sueldo, los más obvios; asesinos seriales y asesinos a sangre fría, dispuestos a salir de su rutina y tal vez formar un nuevo patrón por estándares revolucionarios.

Sería raro utilizar el término asesino cuando la futura víctima se trata de alguien que no necesita respirar o que carece de sangre para sobrevivir, no podía negarse que se tratara de un ser pensante, pues la maquina sobresalía en ese aspecto. Incluso usar un pronombre como ‘él’ parecía excesivo.

Los intentos de estas personas de bajos escrúpulos fueron lo que sus empleadores esperaron, pero en los resultados ambos tuvieron los mismos desacuerdos.

Durante su fabricación se previno que ciertas personas encontrarían la idea de que un ser no humano los gobernara como ridícula e imposible. Cuando se creó al androide se supo de inmediato que lo ridículo se convertiría en sorprendente, y lo imposible en peligroso.

Por ello implementaron la tecnología más novedosa en su diseño, y por novedoso se refieren a avances, innovaciones y creaciones que estaban muy adelantadas a la época. La buena suerte pareció ser una probabilidad muy alta durante el nacimiento del robot.

Aleaciones imposibles, circuitos inquebrantables, softwares incorruptibles, inteligencia artificial ideal, y más imposibilidades formaban parte de las estructuras externas e internas del autómata.

El primer intento fue un atentado durante uno los cientos de discursos del robot al aire libre, hecho desde la planta más alta de un edificio a kilómetros de distancia. El record de disparo pertenecería a quien haya realizado el tiro, aunque la baja que esperaba no fue confirmada.

La bala que atravesó una distancia de más de cinco kilómetros de distancia se quedó alojada entre los "dientes" del afectado, sin ningún daño aparente. Este al darse cuenta que algo había aterrizado en su "boca" tomó el objeto de la manera más discreta y lo guardó en el bolsillo, no sin antes acabar su discurso.

La segunda oportunidad le tocó a un grupo de mercenarios que sorprendieron al candidato y a su séquito en una luz roja de semáforo. Ocho hombres salieron de dos camionetas negras portando armas automáticas y todas ellas apuntaban al automóvil que acorralaron.

El robot al ver esto suplicó por la vida de quienes iban con él, olvidando la suya, si es que tenía una que perder. La petición fue ahogada por el ruido de las balas impactando al metal y carne sin discriminación.

Al asegurarse de gastar todos los cargadores que llevaban consigo, el grupo regresó a sus vehículos y tan pronto se encontraban a una distancia segura llamaron a sus empleadores y les aseguraron que el blanco había sido eliminado.

Poco sabían que lo único que lograron hacerle a Matías fue dejar inservible su traje, así como su característico sombrero de copa. La ayuda no tardó en llegar para aquellos con los que compartió el auto, lo único que pudieron hacer los paramédicos por las tres personas fue cubrirlos con sabanas blancas.

La siguiente semana fue de luto para las familias de los afectados, también para su catalizador. El androide reforzó su convicción hacia sus metas prometiendo que algo así no sería tolerado. Evitó usar sus muertes como una palanca tratando de no usar los nombres o el incidente para futuros eventos.

Las noticias del día siguiente divulgaron que el candidato a la gubernatura viajaría solo de ahora en adelante para evitar más incidentes. La siguiente nota hablaba sobre cómo ocho personas fueron halladas sin vida en un almacén local.

Los atentados contra su persona no cesaron y casi parecía caricaturesco que el robot sobreviviera a todos ellos. Un coche bomba, un ácido que corroe el metal, un virus de alta programación, e incluso un rayo láser fue lo que el indestructible político tuvo que soportar durante meses.

Pero esto no importaba, ya que con un apabullante noventa y siete por ciento de los votos del electorado este poco convencional robot fue declarado ganador.

La fiesta de celebración sólo fue disfrutada por los mortales que ayudaron durante la campaña. El vencedor decidió quedarse en su oficina para familiarizarse con las políticas implementadas por su antecesor en los distintos sectores públicos y ver cuales ajustes eran los necesarios.

Entonces alguien tocó a su puerta. El robot fue capaz de escuchar a pesar del ruido de la celebración y le permitió la entrada a quien estuviera tocando.

— ¿Me encuentro ahora pidiéndole permiso a mi creación para abrir una sencilla puerta? ¿A dónde he llegado en estos días?

El irreverente creador había sido víctima de su tiempo límite y éste comenzaba a privarlo de su movilidad; obligándolo a usar un bastón y adoptar una postura más adecuada para sobrellevarlo.

— Doctor… — Lo primero que Matías quería ‘decir’ era la palabra padre, pero el científico le pidió de manera explícita que jamás refiriera a él de esa forma —. ¿Qué hace usted aquí?

—  Supongo que no eres tan listo como te programamos — El anciano tomó asiento en un mullido sillón —. Vengo a felicitar al nuevo gobernador, ¿qué más? 

El robot detuvo su trabajo y prestó su completa atención al hombre que lo creó.

— No crea que no estoy agradecido, pero es muy raro de su parte el venir aquí sólo para eso.

— Debimos cometer un error al dejar que aprendieras lo que agradecimiento significa — Dijo el científico sin tratar de esconder su amargura.

Tal vez eso era consecuencia de su edad avanzada.

— Sólo era un comentario… — El robot redujo el volumen de su voz algunos decibeles pero jamás dejo de encarar a su creador.

— Y ahora muestras arrepentimiento y las raíces que lo originaron. No es que me importe mucho las que estas sean, pero me parece inadecuado para un político mostrar vergüenza en su más mínima capacidad. Incluso si éste es un robot programado con imperfecciones humanas.

—… ¿Sólo vino a decirme eso de nuevo?

— No, verás… — El anciano sacó torpemente de los bolsillos de su abrigo una hoja de papel arrugada, pero no demasiado como para no poder leer lo que decía —. ¿Recuerdas que aun trabajo cómo consultor para el ejército?

Matías asintió con un movimiento de su cabeza.

— Éste mensaje me llegó esta mañana — El doctor tosió ligeramente, tratando de ocultar de su creación  las ganas que él tenía de escupir su propio pulmón —. Querían que te lo entregara en persona, creo que pensaron que tú eras alguien cercano de ella.

En un principio el androide no se pudo imaginar a alguien que él considerara como cercano, pues los lazos son difíciles de hacer cuando todo el mundo está consciente de que hablan con alguien que no tiene un gramo de carne o hueso en su ser. Al menos no dudaban lo suficiente como para no creer en él.

El mensaje detallaba un atentado que sucedió en un país de Occidente. Un lugar en el cuál las relaciones internacionales se debilitaban con cada día que pasaba.

Esta noticia todavía no había llegado a los medios de comunicación convencionales y eso sólo causaba más extrañez en el robot. O su equivalente mecánica de este sentimiento.

Los nombres de las víctimas estaban escritos debajo de la explicación del ataque terrorista y cómo se nombró a éste, cuando los ojos del robot llegaron al nombre de los pasajeros se topó con uno familiar.

— ¿Está información es correcta?— Preguntó tras dejar que la noticia se procesara por unos segundos. 

— Me parecería insultante para la familia del cadáver tener que profanar el cuerpo sólo para que no insinúes que soy un mentiroso— Sí el robot no tuviera dudas sobre cómo reaccionar ante comentarios de ésta índole entonces le habría pedido al vejestorio que se retirara —. Me parece que tu amiga, la periodista, se metió en agua muy turbias.

Seguramente la pérdida de tan brillante miembro de la comunidad periodística provocaría un pesar general en la sociedad actual. También para el singular robot.

— ¿Ustedes dos seguían en contacto? — Preguntó el doctor.

— Sí, solíamos comunicarnos por llamadas telefónicas, pero jamás mencionó que iba a un lugar como este.

— Tal vez lo olvidó o no quería preocupar a su querido amigo el Gobernador.

— Dudo que lo sepamos ahora.

— ¡Guau! ¡¿Qué les parece?! El robot con pensamientos independientes trata de sonar distante y poco interesado— La voz del anciano no pudo vencer el sonido de la fiesta que se llevaba al otro lado de la puerta pero su subsecuente risa retumbaría en la cabeza metálica por mucho tiempo.

— ¿Sirve de algo que remarque eso? — Preguntó el robot nuevamente y sí no tuviera un sonido estándar en su modulador entonces habría parodiado el sonido de una voz que remarcaba con fiereza sus palabras.

— Absolutamente de nada.

— Entonces no debió decir eso.

— Lo sé. Pero me pareció oportuno.

— No… entiendo… ¿Por qué hace eso?

El científico se levantó con lentitud y se acercó al robot. Sus arrugadas manos buscaron algo en el bolsillo contrario de dónde sacó el infame reporte.

Extendió su mano hacia el robot, ocultando con su palma lo que tenía en ella. Matías estaba obligado a aceptar cualquier cosa que su creador fuera a darle. 

Al dejar caer el objeto este hizo un sonido metálico cuando chocó con la mano del político. Cuando observó con detalle lo que su creador puso en su mano, el robot tuvo que verificar que su visión no tuviera ningún problema. Pues se trataba del primer botón que se usó para su campaña, el primer adorno que alguna vez mostró las intenciones del robot para incluirse en la política.

Ese día, como última cooperación por parte de colaboradores y visionarios, se llevó a cabo una pequeña campaña para darle un empujón a su recién iniciada carrera política. En las primeras conferencias se les obligó a los participantes a llevar un botón con la leyenda ‘Vote por Matías Hat’.

— ¿Por qué me da esto? Todavía puede utilizarse para la campaña hacia a presidencia— El androide no cerró su propia mano con la esperanza de que el anciano tomara de vuelta su distintivo

— ¿Te dije alguna vez por qué accedí a fabricarte?

Sí tuviera expresiones faciales, el robot habría mostrado una sorpresa equivalente a la de un niño que estaba a punto de escuchar el dato más sorprendente en la tierra. Pero como no podía dar a conocer sus pensamientos internos, ya sea por orgullo o por no salir de personaje, sólo se limitó a contestar lo obvio.

— No.

El doctor dio el más largo respiro que se le permitió antes de decir algo.

— El ser humano está acostumbrado a hacer las cosas a su modo, no siempre toma la decisión correcta, pero la lleva a cabo de todas formas por el simple hecho de que es su elección. Siempre que estoy convencido de que no somos tan diferentes de los animales las decisiones aparentemente egoístas de algunas personas me hacen cambiar de parecer, ¿Por qué? Pues porque lo que hicieron está en contra de las acciones naturales más simples, cómo: autopreservación, egoísmo, supervivencia, apatía, etc.…

Se detuvo un momento para toser una muy necesaria cantidad de fluidos acumulados en un pañuelo que llevaba, y antes de que el gobernador dijera algo el anciano continuó. 

— La razón detrás de estas acciones pueden ser fácilmente explicadas por algún filósofo, pero el momento espontaneo en que se presentaron apenas puede ser registrado como para ser catalogado. La política se creó para que ninguna persona dudara de su vecino ya que esta idea daba una sensación de falsa seguridad que funcionó en muchas partes del planeta; ahí entró la idea de separar tan maravilloso concepto de aquellos que lo arruinaron de formas impensables.

El doctor colocó su mano libre en el hombro de su creación y trató de darle una mirada estable al par de orbes que él ayudó a confeccionar.

— Ayudé a crearte con la excusa de que aquellos que soñaban un mundo mejor, y todos los demás, pudieran depositar su confianza en tu persona — La manera en que dijo esa última palabra le hizo pensar al robot que su creador hablaba con otro ser vivo, y probablemente así era —. Pero lo que en verdad ayudé a crear fue el último vestigio de que en verdad somos más que nuestras absurdas interpretaciones sobre humanidad.

Hasta la fecha el robot había respondido a cada pregunta y comentario que se le hizo con respuestas elocuentes casi inmediatas. Esta es la primera ocasión en la que no sabía qué responder. Aunque tampoco importaba mucho, ya que tras recibir una palmada en el hombro por parte del doctor este comenzó a retirarse.

Mientras sus sistemas internos computaban lo sucedido el robot dijo lo primero que se le ‘ocurrió’.

— Espere doctor, olvida esto — Él se refería al botón de aluminio con su nombre en él.

Sin siquiera voltear el anciano abrió la puerta y murmuró con su agotada voz.

— No lo necesitaré más… Recíclalo. Tal vez eso nos ayude un poco.

La suposición y mensaje aparentemente oculto dieron un golpe en la psiquis artificial del robot. Creyó que esta era alguna despedida forzada por parte de su creador y que la enfermedad que estuviese agobiándolo por fin cometía su objetivo final.

Decidió dejar a un lado el pensamiento y permitir que su procesador se preparara para la partida definitiva del doctor. Para su mala suerte, tenía razón pero estaba equivocado en un detalle: lejos estaba de su propia comprensión que estos pensamientos estaban completamente alejados de la deducción que su creador imaginó, pues las manecillas del reloj del juicio final se habían unido por primera vez desde su creación y las ojivas comenzaron a detonarse a la distancia.

Los temores de todo ser humano consciente se cumplieron esa misma tarde, y sólo alguien era ignorante de estos hechos. 

¿Y por qué habría de preocuparse de ello con un itinerario a seguir? 

El fin del mundo no podía entrometerse en su agenda personal. Aunque siendo justo, el robot ya había recibido una advertencia sobre ello.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.