"La Hija de Cupido"

• Capítulo 1 •

- te observa - comenta guiñandome un ojo cómplice.

Mi amiga de cabello castaño observaba atrás mío un punto en específico.

En este caso un nuevo chico al cual presentarme. Pero como yo sabía y como había sucedido ya en otras ocasiones fallaría estrepitosamente.

- No, no lo hace - respondo tomando un sorbo de mi Coca Cola.

Un día bastante caluroso en el centro comercial solo era capaz de ser soportado con una deliciosa Coca Cola.

- acaso tienes ojos en la espalda? - pregunta retórica rodando sus ojos saltones y castaños.

- no, no tengo ojos en la espalda, pero sé y estoy muy segura y confiada en ello, de que ese chico del que hablas no me observa a mi - respondí simple, me irritaba seguir hablando de esto.

- como estás tan segura? - preguntó dando un sorbo a su Sprite.

Ella y su adicción a la Sprite al igual que siempre.

- porque si tuviera interés alguno ya hubiera...

- Hola - saludó de pronto una voz grave y varonil, desvíe mis ojos en dirección al dueño de aquella voz tan atractiva.

No tenía en absoluto mal aspecto, ojos azules, cabello castaño, labios carnosos, buen estado físico, y bien vestido.

¡Ulala!

No se veía para nada mal en lo absoluto.

- hola - susurre intentando recomponerme de su repentino y abrupto saludo.

- soy Zayn - saludó sonriendo.

¡Wow! Debería trabajar con una compañía que promocione cremas dentales o cepillos de dientes.

Porque, ¡Maldita Sea! Esa si era una buena sonrisa.

- soy Alexandra - me presenté sonriendo lo más amable posible, y en ese instante...

¡Zassss!

Me recordé de la existencia de la garrapata de Mel.

- ¡Oh! Y ella es mi amiga Mel - la presenté observandola con una pequeña sonrisa de discúlpame me olvidé de tu existencia por unos segundos.

Ella tan solo me sonrió comprensiva.

Raro.

Al menos viniendo de ella.

- ya lo sé - dijo Zayn.

Que lindo que ya se conocían...

Esperen...

¡¿Que?!

- disculpa? - pregunté observando el semblante avergonzado de Zayn quien observaba a Mel.

- Maldito seas Jonas - le reclamó furiosa.

Observé a Mel quien volvía a conectar sus ojos con los míos, sonriendome como discúlpandose.

- te amo? - soltó medio pregunta, medio disculpa.

Sin esperar otra palabra tomé rápidamente mi Bolsón, caminando hacia Dios sabrá donde al centro comercial.

- ¡Hey! ¡Flaquita! ¡Espérame! - gritó con su voz chillona y falsamente desesperada.

Varias personas giraron a observarla curiosos como si le faltara un tornillo.

Y es que en ocasiones no solo le faltaba un tornillo, sino que le faltaba una carpintería entera.

- ¡Alele, por favor! - pidió mientras me tomaba del brazo girandome para enfrentarla.

- no puedes seguir haciendo esto y lo sabes - le reclame rápida y precisa.

No era en absoluto amante de dar rodeos para ir al grano o al punto de la conversación.

- hacer que? - preguntó con una supuesta sonrisa inocente.

- es el quinto en esta semana Mel ¡EL QUINTO!, uno por día, es en serio? - pregunté sosteniendo entre mis dedos el puente de mi nariz.

- no es culpa mía - respondió simple caminando en dirección a una de las vitrinas.

- ah si? Que no es tu culpa? Creo que tu eres quien me ha estado presentando a 5 chicos esta semana, al igual que todas las semanas - chillé irritada, intentando en vano que ella sienta vergüenza o pena por sus actos.

Es que no entendía que yo amaba mi soltería?

Aunque en realidad yo nunca había experimentado otra cosa más que la infinita soltería en su máxima expresión durante toda mi vida.

- y hay algún problema en eso? - preguntó observando la vitrina.

- emm si, disfruto bastante el estar sola la verdad - exclamé rodando los ojos.

- ya es hora de que conozcas a alguien - soltó simple.

- la cuestión es que no quiero eso, y no vuelvas a hacer lo de esta tarde, ni lo de las ultimas semanas - la reprendí.

- ok - concordó, aunque yo sabía que lo volvería a hacer.

Digo...

¡Diablos!

Era Mel.

Claro que lo haría.

- en fin, vayamos por los disfraces - chilló emocionada.

Un día de estos esta psicópata que tengo por amiga terminaría volviéndome loca.

Sus cambios bruscos de humor en serio me mareaban.

Jaló mi brazo hacia una de las tiendas, y mientras íbamos recorriendo pude ver el sector de comidas.

Una joven pareja se encontraba sentada, charlando animadamente, hasta que se observaron mutuamente y un extraño humo rosa chillón apareció por encima de sus cabezas.

Iba a comentarle este suceso a Mel, pero ella se encontraba envuelta en una conversación con la dueña de la tienda de disfraces.

Observé la gente alrededor de la joven pareja, quienes no parecían percatarse del hecho que se encontraba aconteciendo.

Rápidamente quite mi teléfono celular de mi bolsillo, dispuesto a sacar una foto de lo que ocurría, pero la cámara no parecía captar en lo absoluto el humo rosa.

Dispuesta a guardar mi teléfono, apagué la pantalla de este, hasta que un rosa aún más chillón me alertó.

¡MIS OJOS!

¡OH NO!

¡OH NO, OH NO, OH NO!

MIS PUTOS OJOS ESTABAN DE COLOR ROSA.

Debería ser una perfecta broma,observé una vez más a la pareja y dispuesta a que nadie vea mis ojos, me coloqué las gafas de sol.

Justo a tiempo,ya que Mel giró para hablarme.

- Ale...- comenzó con una sonrisa pero al percatarse de mis gafas de sol, desapareció - y esas gafas? Que sucede? - preguntó visiblemente preocupada.

- no es nada cariño, descuida - le aseguré con una sonrisa falsa.

- segura? - preguntó en tono dudoso.

- por supuesto que si, ahora, entremos no? - pregunté empujandola hacia el interior de la tienda.

Más tarde averiguaría acerca de ese extraño color rosa chillón.

 


 




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