- Liam, que diablos haces aquí? - preguntó con los dientes apretados y el odio tiñiendo su voz por completo.
- Hermano, yo también estoy feliz de verte - sonrió cínicamente, mientras se colocaba frente a Leonardo que aun me tenía acorralada entre sus brazos y su regazo.
- responde maldito infeliz - dijo, mientras me atraía más hacia su pecho y sus ojos se tornaban más y más rojos cada vez, como si eso fuera posible.
- pues, vengo a por ella - respondió observando mis ojos llenos de pavor y miedo, me acurruque más hacia el pecho de Leonardo, mientras colocaba mi rostro entre su cuello.
- vete - ordenó Leo clavando sus ojos en Liam que lo observaba burlón.
- y quien me obligara? Tu acaso? Principito de papá? - se burló simulando tirar un beso a Leonardo.
El ambiente se tornó aún más pesado, y sentía la piel normalmente fría de Leonardo, calentarse como agua hirviendo, observé su rostro pero el tenía la vista fija en Liam, que miraba la escena divertido. El cuerpo de Leo comenzó a cambiar increíblemente, el pelaje comenzó a aparecer, y sus huesos a crujir, de su boca se abría paso unos dientes terroríficos, y sus ojos cambiaron a un intenso color amarillo.
Sin esperar un segundo, salté del asiento, dándole espacio a que se transformará en lo que sea que seria eso. Varios segundos que pasaron rápidamente observando el cambio de Leonardo dejaron a la vista un enorme León, más grande de lo normal, observando con sus ojos amarillos penetrantes a Liam.
Cuando era pequeña, Nana me había llevado al zoológico,allí había distintas clases de animales, pero los más encantadores y cautivadores para mi, fueron los leones, eran gigantes y caminaban con paso perezoso, pero corrían a una velocidad impresionante cuando venía el cuidador a tirar la comida.
El tamaño de este León no se comparaba con ellos, era 3 veces más grande y terrorífico.
- pero si es Leo el León - expresó con una sonrisa cínica en el rostro.
El León rugío de una manera alucinante, y acercándose amenazante a Liam que se encontraba de pie frente a él. Los guardias de Leo, habían aparecido y observaban incrédulos el paisaje. La cantidad de guardias era de al menos unos 20 preparándose cada uno para atacar.
- vete - susurre observando sus ojos burlones que miraban a Leo con odio.
- que haz dicho princesa? - preguntó acercándose peligrosamente a mi. El León fue mas rápido y se coloco en medio interponiendose entre Liam y yo. Leo a través de esos ojos amarillos vidriosos me observaba enojado.
- ya haz oído...vete - sentencie clavando mis ojos en él, mientras levantaba mi tono de voz.
Él tan solo me observo con ojos inquietos, mientras parecía planear su próxima jugada. Intento dar un paso para aproximarse a mi, pero el León soltó un rugido potente, girando su cabeza para observarme con enojo y súplica. Él quería que saliera de allí. Leonardo quería eso. Me suplicaba con los ojos eso,y si fuera una persona cuerda lo haría, pero, no lo haría,ya que yo no poseía una pizca de cordura en absoluto.
- me iré, y los dejare tranquilos a ambos - dijo, suponiendo caminar hacia la entrada para salir, algo que ni siquiera había usado para entrar,pero antes de llegar, volvió sobre sus pasos, para seguir con su plan. Sabía que no se iría tan fácil - pero, lo haré a cambio de algo - explicó haciendo un ademán de manos.
- habla ya - exclame irritada, odiaba que de tantas vueltas.
- un beso - pidió, y el León pareció soltar un gruñido bajo al oír eso,no le había agradado, y tampoco a mi.
- no - sentencié.
- me niegas un beso que te daría unos días de tranquilidad a ti y a Leito? Solo un beso? - preguntó sarcástico y desafiante.
- volverás, no solo yo se eso, Leo también lo sabe, ambos lo sabemos, y no hay nada que hacer para impedir eso, excepto la muerte, claro está- explique macabra y segura, no tenía idea de donde sacaba tanta elocuencia para hablar sin tartamudear.
- tienes razón querida,en cambio, prefiero dejarlos a ambos tranquilos por un par de días, algo que no planeaba hacer, pero lo haré solo por un beso tuyo, que dices, aceptas? - preguntó altanero.
Lo que más deseaba eran unos días tranquilos con Leo, pero sabia que me metería en graves problemas con él si es que besaba a Liam. La idea en si, de besarlo,no me entusiasmaba nada, en cambio pasar unos días tranquilos con Leonardo, si, y bastante.
- bien - acepté.
El león soltó un rugido desgarrador, mirando mis ojos con enojo, no quería que lo hiciera, y yo tampoco deseaba hacerlo. Pero quería estar tranquila con él un par de días, para luego enfrentar los problemas e inclusive guerras que se aproximaban. Intente acercarme a Liam, pero el león se interponía enojado entre ambos. Así que decidí saltar por encima de él, me impulse lo suficiente y con un salto logre aterrizar donde se encontraba Liam. El león en cambio miraba más triste que enojado hacia mi dirección.
Liam tenía una sonrisa estúpida plasmada en el rostro, una que deseaba borrar de un puñetazo. Con fuerza tomó mis brazos, y sin perder el tiempo estampó sus labios contra los míos, se sentía como besar un bloque de hielo o algo amargo, simplemente horrendo. Escuchaba los rugidos del León tras mío,e intente separarme de Liam, pero él me sujetaba fuerte para no permitir eso. Así que me tomé coraje, empujando su cuerpo para separarlo de mi, y antes de darle tiempo a reaccionar decidí propinarle un golpe severo de mi puño en su rostro.
De su nariz salia un hilillo de sangre causado por el golpe, la toco,palpando la sangre y su nariz para encontrar que la había roto.
- ¡Maldita Hija de...
- no, no, no, ahora ¡Vete! - grité con fiereza, me sentía genial al haber logrado romperle la nariz,y si,lo volvería hacer sin lugar a dudas.
- volveré dentro de unos días, y tu amado Leonardo ya no podrá salvarte, te haré pagar lo que haz hecho - amenazo mientras intentaba inútilmente frenar el sangrado de su nariz.
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Editado: 15.04.2019