¿Paul Zimmerman? Jodido apellido más complicado. No hay como Grey, cuatro letras y fácil escritura. No debe ser de aquí, porque ese apellido está raro, ¿O será su segundo nombre? Si claro, ¿Cómo si alguien fuese tan loco? Tras la duda que me asalta, no dudo en preguntar.
—Con S o Z, ¿Cómo le escribes? —Le sonrío amablemente. Mi encanto Grey al ataque, alzo una ceja en espera de su respuesta.
—Z-i-m-m-e-r-m-a-n. —Deletrea y pronuncia su apellido con naturalidad. —Zimmerman.
—No eres de aquí ¿Verdad? —Indago un poco mientras escribo.
Para: Paul Zimmerman.
Espero que lo disfrutes.
Phoebe Grey Steele.
—Soy alemán, pero también español, un poco extraño. Soy Zimmerman Flores. —Responde sonriente. — ¿Me aceptas un café?
Me atraganto con mi propia saliva ante su proposición, ¡Qué loco!
—No vayas tan lejos, solo intentaba ser sociable. —Cierro el libro, se lo entrego. Lo miro, lo miro y lo miro. —No va a suceder, ¡Siguiente!
¿Qué se cree este hombre? Hace falta más que una cara bonita, un apellido raro y una sexy voz para conseguir sucumbirme. Será atrevido, por favor, no sé qué raras intenciones pueda tener, ¡No lo conozco!
— ¿No deberías tratar mejor a tus admiradores? —Pregunta coqueto. Su brillante mirada y sugerente sonrisa me hacen dudar por medio segundo.
No caigas, Phoebe.
—Sí, tienes toda la razón. —Muestro mi sonrisa maliciosa. —Y es por eso que debo atender a los demás, muchachón.
Mi padre aplaudiría si pudiese verme, tal vez luego pueda contarlo como anécdota. Incrédulo pero sin borrar su enorme sonrisa se corre unos cuantos pasos, me desentiendo de él y continúo con mi acción.
— ¿Cual es tu nombre? —La chica me mira, me mira y me mira. Dudo de que esté respirando, ¡Hola amiga! —Ehm, hola. ¿Me dices tu nombre?
No responde a mi pregunta. Que chica tan rara.
Miro hacia todos lados imitando a un abanico de pedestal, mis ojos dan con la mirad del chico alemán con apellido raro. Alza una ceja divertido, idiota, bufo internamente. ¿SE BURLA DE MÍ? Que le den a palos. Una de las chicas organizadoras se acerca a ella y le hace reaccionar. No lo toma de buena manera y empieza a gritar.
—Siempre quise tener a un Grey frente mí para gritarles lo estúpidos que son, creen tener el mundo controlado, pero no es así.
Continúa gritoneando palabrotas, para nada bonitas. Los de seguridad actúan rápidamente sobre ella, antes de que consiga abalanzarse sobre mí. El bullicio de todos no se hace esperar. Hay personas asustadas, algunas aprovechan para sacar fotos y no perder detalle. Me retiro de la mesa por órdenes de Ryan, mi guardaespaldas asignado. Espero a que me den la orientación de que puedo regresar para seguir con la firma, expectante, detrás de la puerta que lleva a la parte trasera. Sawyer revisa que todo esté en orden desde la puerta que da a la parte trasera del local.
— ¡Dile a tu madre que Jack Hyde le envía saludos! —Grita antes de desaparecer con los policías que se la llevan. — ¡Que se cuide!
Mi madre está detrás de la espalda de Sawyer. Al escuchar lo que dice la chica, pierde el color de su rostro, madre mía. De un momento a otro, se desvanece, sin tocar el suelo gracias a Sawyer que le detiene. Entre el bullicio de las personas, sus miradas y mi susto, corro hacia ella.
— ¡Mamá, mamá! —Paso mi mano por si rostro, pero no funciona. Intento dando pequeños palmoteos en sus mejillas. — ¡Mamá, responde! ¡Oh, joder!
Sawyer habla por el móvil a no sé quien, mi madre empieza a reaccionar. Abre los ojos, se mira muy asustada.
— ¡Oh, por Dios, Phoebe! ¿Estás bien?
—Sí, mamá —beso su frente. —Estoy bien. Me asusté tanto al verte mal. —Uno de los organizadores me pasas un vaso, de donde mamá bebe un sorbo de agua. —Lo más seguro es que papá esté viniendo para acá, el exagerado Grey no debe tardar nada en hacer su aparición.
El ambiente poco a poco se normaliza, se les indica a todos que el evento se pospone por una situación de causa mayor, pronto anunciarán la nueva fecha y el lugar. Revisan a todos antes de salir. El tal Zimmerman me mira antes de marcharse.
Mamá se encuentra sentada con un médico que le examina para restablecer su presión. Su cara ha recuperado el color, parece estar mucho más consciente que antes. Lo que recién ha ocurrido, ha sido tan intenso como extraño. Un auto se estaciona fuera del local, lo reconozco a primera vista. La puerta se abre de forma brusca.
— ¿Qué demonios ocurrió aquí? —Papá entra muy alterado al local. Sawyer y Ryan se unen a Taylor para ponerle al tanto de lo ocurrido. —Cariño, ¿Estás bien?
Revisa mis brazos, la cara y me abraza. Su respiración es pesada y agitada. Le veo directamente a los ojos.
—Estoy bien, no me ocurrió nada. —Me mira y sonríe, pero su gesto cambia cuando localiza a mi madre. —Ve con ella, ha pasado un susto terrible.