Observo los pasillos de la casa, siempre me han encantado. Sobre todo cuando Teddy y yo corríamos como almas que llevan el diablo por todos lados, por supuesto que nuestros padres nos regañaban cada que lo hacíamos, más, si estábamos cerca de las escaleras.
Escucho ruidos provenientes de la sala, a medida que me acerco se hacen más fuertes. Los gritos no se hacen callar y corro, bajo muy rápido para encontrarme con algo horrible, el corazón me late demasiado acelerado. Mamá está tirada en el suelo, con su vestido manchado de sangre. Quiero acercarme pero no puedo, intento correr pero sostienen, ella cierra sus preciosos ojos. La impotencia recorre mi cuerpo, lucho y lucho por ir con ella y ayudarle, le pido que me mire, pero no lo hace. Le llamo una y otra vez. Una cruda exhalación, y su pecho no se mueve más.
─ ¡No, mamá! ─Grito con todas mis fuerzas.
Me siento en la cama, con la respiración acelerada, el corazón por salirse de mi cavidad toráxica y el miedo invadiéndome por completo. El silencio y la oscuridad de mi habitación se ve interrumpida cuando papá enciende la luz. De un tirón me lanzó sobre mamá, el pecho me duele de solo recordar mi espantosa pesadilla, la abrazo, tan fuerte que creo que se romperá.
─ ¿Qué ocurre, cariño? ─Ella mueve sus ágiles dedos a lo largo de mi castaña y enredada cabellera. Me regocijo en ella, mi mamá.
─Ha sido horrible, mamá. Yo soñé que morías, quería ayudarte pero no podía. ─Las lágrimas invaden mi rostro. ─Estabas tirada en el suelo, y yo... yo quería ayudarte, pero no me dejaban.
─Fue una pesadilla solamente, mi vida. Tranquila, estoy bien. ─Continúa su acción de reconfortarme. ─No ha pasado nada. Tranquilizate, ha sido solo una mala jugada de tu mente. Estoy aquí.
Ted, Gail y Taylor aparecen en la puerta, pero papá les indica que todo está bien, le susurra algo al oído a Theodore y él se va. Aún sin soltarme, mamá me guía a la cama, mi padre se dedica a seguirnos pero sin decir una sola palabra. Puedo ver desconcierto en sus ojos.
─A dormir, Phoebe. ─Susurra con su voz teñida de cariño. Me dejo guiar, y cuando me doy cuenta, el edredón está cubriéndome.
Sostengo su brazo para que no se aleje. Fue una tonta pesadilla, pero se sintió demasiado real.
─No te vayas ─Le pido a modo de súplica, siento tanto miedo. ─Por favor, quédate mamá.
─Claro, cariño mío. ─Lanza una mirada a papá, quien dejando un beso en mi frente, sale de la habitación.
Mamá mueve el edredón y entra en él, cruzando su brazo de forma protectora, como solo una madre puedo hacerlo. Minutos después, aparece Ted con un vaso de agua en sus manos, es tan Grey, que ejecuta la misma acción que papá antes de regresar a su habitación. Cuando termino de dar unos cuantos sorbos de agua, ella lo deja sobre el buró. Sus manos acarician mi espalda y murmura la letra de alguna canción de cuna, me aferro a ella. Lo que sentí fue horrible, mis ojos vuelven a inundarse de lágrimas, ¿Qué sería yo sin ella? Mamá es mi fortaleza, no sería nada.
─Duerme en mis brazos, la niña de ojos grises. Que bajo la luz de la luna, descansa sin miedo, que ilumine su mirada y que sonría mi amor. La serenidad invade su cuerpo, el ruiseñor la acompañe en su sueño. ─Hasta cierta edad, mamá dejó de cantar para mí, antes de dormir. Cada noche después de cuento de papá, ella se quedaba, cantaba y poco a poco me dormía. ─Sueña mi niña de ojos grises, que el sol vendrá e iluminará tu camino. Un nuevo día te espera, un nuevo día te espera, mientras tanto... Duerme mi niña de ojos grises.
Muy al contrario de lo que con normalidad causa esa canción en mí, se me escapa un sollozo.
─Estoy aquí, mi niña. Tranquila, no ha pasado nada. ─Deja un beso en mi coronilla, me aferro un poco más a ella. ─Vuelve a dormir, que yo me quedaré a tu lado.
─Sigue cantando, por favor mamá. ─Me acomodo en su pecho, como si fuese mi lugar de salvación. ─Te quiero tanto.
─Yo también te quiero mi vida. Duerme princesa. ─Mueve su mano a través de mi brazo, y nuevamente dice: ─Duerme en mis brazos, la niña de ojos grises...
Mis ojos se van cerrando al compás de su canto a mi oído, cada palabra que susurra, me sirve como somnífero. Me pierdo en un profundo sueño.
✴✴✴
Me remuevo en la cama, los rayos del sol que se filtran por mi ventana anuncian que ha iniciado un nuevo día. Estoy sola en la cama, el recuerdo de la noche anterior me golpea como luz segadora, debe ser la peor pesadilla que he tenido en la vida.
Observo la foto que siempre está en mi mesa de noche, somos una hermosa familia. Ted y yo estábamos muy pequeños en ella, él mantiene una sonrisa impecable, mis padres se ven felices y yo tengo en chupete que dejé hasta los tres años ─Mi padre tuvo que hacer una especie de trueque conmigo para que no lo usara más, un castillo rosa, que no alcanzaba en el cuarto de juegos─ Fue una pesadilla y nada más, no va a atormentarme.