Las lágrimas bajan por mis mejillas, me siento decepcionada. El miedo me inunda y no puedo hacer nada por detenerlo, camino y corro con intermitencia por los pasillos, ¡No hay salida!
— ¿Theodore? —Susurro cuando escucho un ruido proveniente el final de pasillo, con la esperanza de que como tantas veces sea él quien planea darme un susto. — ¿Thed, eres tú? —Espero, espero y espero, mas no recibo respuesta.
— ¡Aquí! —Hay un grito ahogado. Sonrío, de esta no te escapas listillo. Corro hacia la habitación de la cual sale luz, pero al llegar no hay nada.
Todo está en blanco, a excepción del sillón elegante a la mitad del lugar, y un maravilloso olor a rosas. Giro para regresar, pero la puerta ha desaparecido. De pronto, el pulcro color blanco va desapareciendo, empieza a apestar a alcantarilla, cubro mi nariz ya que el olor es demasiado fuerte. La imagen que está frente a mí es terrible, tres personas atadas a una silla, se ven mal, no alcanzo a distinguir sus rostros, ¿Qué es esto? Intento acercarme para ayudarles, pero no puedo avanzar, mis pies están pegados al suelo.
—Estás por tomar una decisión importante. —Escucho que me dicen, busco por todos lados para ver de dónde proviene la voz, pero no hay nadie.
—No quiero estar aquí, sea quien sea, quiero salir.
—Lo harás, pequeña Grey. Pero primero... Lo primero... —Dice en un tono asquerosamente satírico. El miedo me invade, una sensación extraña se apodera de mi cuerpo, ¿Qué demonios es esto?
La capucha de la primera persona es retirada.
— ¡Mamá! —Grito al verla respirando con demasiado trabajo, continúan con la siguiente. — ¡Papá! ¡Suéltelos! —Exijo cuando la garganta se me está quemando. La tercera acaba por destruirme, pese a la sangre que cubre su rostro, sé quién es. — ¡Thed!
—Salvarás a uno solo. —Susurran muy cerca de mí, huele terrible, a basura, alcohol, inclusive a algo que se pudre. —Decide bien, porque yo seré quién tome la decisión de quién muere.
Ante mí aparece un hombre alto, con la mirada llena de odio, apestando a alcohol, su rostro no se aprecia ya que lo cubre la oscuridad.
—Por favor, déjelos ir. —Le exijo. —¿Por qué... hace esto?
—La venganza es un plato que se come frío, y la mía, ya ha esperado mucho. Christian Grey me arruinó, le pagaré con la misma moneda. —Tengo miedo, mis ojos pican. —Esperé muchos años para esto, ese hijo de perra no debió meterse conmigo.
— ¿Quién mierda es usted?
—Jack Hyde, un placer señorita. —Dice antes de dejar salir su asquerosa risa. —Tengo un trato para tí, salvarás a tres. —Lo miro confundida, ¿Qué demonios? —Claro, eso sí, alguien más se nos une a la fiesta.
Dos tipos más hacen presencia, tras de ellos hay uno más. Me destruye, todo se va al piso cuando lo veo, sus azules ojos, la rubia cabellera. Niego, y cierro los ojos, si es una pesadilla ¡Quiero despertar! No ocurre nada, al abrirlos continúo ahí.
— ¿Pero qué tenemos aquí? —Ronda cerca de él con una navaja recorriendo su cuello. El corazón se me encoje. —Vamos niña, decide.
—No lo dudes, Phoebe. —Murmura Paul, se ve tranquilo, incluso sonríe. —Dilo, salvalos.
—¡No! —Me sostengo la cabeza. —Esto no es real, voy a despertar y todo desaparecerá.
—A ver, niña. —Recibo un golpe que me envía al suelo.
— ¡No la golpees! —Grita Paul. No puedo más, lloro y lloro. Me duele, me duele la cabeza y algo más.
—Cállate jodido alemán, y no hables o todos se mueren.
Toco la comisura de mis labios y tiene sangre. Al levantar la cabeza, noto a mi madre con dificultad para respirar, Theodore ha dejado de moverse, papá es el único que puede verlo todo. Sus ojos me suplican, quiere ser él, me niego. Con los ojos inundados en lágrimas, me levanto.
—Yo, yo voy a morir, pero déjalos ir. Por favor, señor Hyde. —Me dejo caer de rodillas ante él.
Una gutural risa sale de sí.
—Créeme, eso me daría mucho gusto. Pero... —Tira la navaja al aire y vuelve a tomarla. —No.
—No hagas eso, Phoebe. —Suplica Paul. —No lo hagas. Sabes por quiénes debes decidir, escogelos... Te quiero.
Su voz se desvanece, y pronto cae al suelo. La sangre empieza a salir, ¡Oh, por Dios!
—Tardaste demasiado. —El maldito perverso sonríe. Antes de salir de la habitación dice—: Los perdiste a todos.
Las luces se encienden, miro hacia todos lados.
— ¡No! —La desesperación me invade, ¿Qué hago?
Mis padres y Theodore desaparecieron, ¿Dónde están? En la línea donde ellos estaban, solo aparece la palabra "Muerte" pintada con sangre.
—Phoebe. —Él sigue en el suelo, me lanzo a su lado.
— ¡Quiero despertar! ¡Quiero despertar!
—No... No es... Phoebe. —Lo miro, su respiración disminuye. —Te amo.
Todo se vuelve oscuridad.
Tras dos horas durmiendo, desperté en horas de la madrugada, con sudor por todos lados, el corazón desbocado y un susto espantoso. Salí de la habitación encontrándome a Sawyer platicando con alguien de seguridad, todos estaban bien, pero mi preocupación era demasiada. Me tendió su vaso de café y sin pensar en lo mucho que lo odio, me lo tomé. El otro hombre nos dejó solos, entonces lloré frente a él. Como todo un confidente me escuchó hablar, de todo, pero prometió guardar el secreto de lo que yo sé. Unas cuantas palabras de consuelo y regresé a la habitación, donde intentar volver a dormir fue inútil. Al cerrar los ojos, imágenes regresaban a mi cabeza.