La Hija de la noche

Capítulo 23: Una cruda realidad

Ayla

No sé en dónde estaba, pero si me interesaba.
Sabía que no me encontraba en el campamento, porque me encontraba a mitad de carretera, veía pasar a los autos, pero sentía muy familiar éste tramo.
Entonces lo vi... Vi el auto en donde una vez íbamos mis padres y yo, y en ese momento recordé, que aquí fue en dónde ocurrió el accidente; esa parte de mi memoria la tengo borrosa, por lo cuál no puedo recordar como pasó.

La escena cambia y ahora me encuentro en el hospital, vi cuando los paramédicos llegaron conmigo y me llevaban en una camilla. Me pude ver, estaba sangrando, y a simple vista se podía deducir que no sobreviviría.
Pude ver a mi madre cómo lloraba y pedía que sobreviviera...

No quiero que mi nena muera —decía mi mamá con un tono que te podía hacer sentir culpable de algo.

Tranquila, ella es fuerte. No va a morir, lo prometo —abraza con mucho cariño a mi madre.

Ahora recuerdo que esa era la primera vez que sentía mi muerte tan cerca. Los doctores salieron y mis padres preguntaron cómo estaba.

La buena noticia es que ella ya está fuera de peligro —dijeron con calma.

¿Y la mala? —preguntó mi padre, quién estaba agarrando la mano de mi madre.

—No sabemos cómo decirlo, pero... —contestó el otro doctor—. Por causas extrañas, ella perdió el sentido auditivo, no sabemos cómo pasó esto, lo sentimos —esas fueron las palabras suficientes para mi vida se empezara a arruinar por completo.

Y ahora recuerdo que esa misma noche, se apareció un hombre en la habitación en dónde yo me encontraba, su piel era pálida, vestía de negro, pero ahorita que lo veo, tenía un leve parecido a Nico. De ahí caí en la cuenta que se trataba de Hades.

Tú serás esa chica que le dará ese amor que tanta falta le hace a mi hijo —después de que dijo eso se fue.

Al irse no sé cómo fue que lo pude escuchar, y eso me había dejado con la duda hace mucho tiempo, pero tarde o temprano se me iba a revelar cómo pasó.

Salí de la habitación en dónde mi yo de 5 años se encontraba, y vi que ahí estaban mis padres biológicos, mis padres adoptivos y Hades. Me acerqué a escuchar.

¿Hay algo que podamos hacer? —preguntó mi madre adoptiva.

Como mortales, solo pueden ponerle el aparato auditivo —habló Nix.

Aunque puede haber una solución.

Dime cuál Hades, mi niña casi muere, cuál puede ser la solución para que vuelva a tener una vida normal —dijo Nix muy molesta.

Llama a Hécate.

Y así lo hizo, mi madre llamó a Hécate, los tres dioses fueron a la azotea para negociar.

Si puedo hacer que recupere su sentido auditivo, pero quiero algo a cambio —dijo la diosa de la magia.

¿Y qué quieres? —pregunta mi mamá Nix.

Que después tu hija se case con uno de mis hijos responde ella.

Eso no es decisión mía, es de la niña, por lo tanto yo no te puedo prometer nada lo aclara.

Recuerdo que Hécate se fue molesta, y mi madre la iba a seguir.
El escenario volvió a cambiar y está vez me encontraba en una cueva que era iluminada por antorchas, vi a Hécate aparecer.

Le hubieras dicho que querías todo su poder —escuché una voz totalmente diferente, era masculina, pero no sabía de quién era.

No seas idiota, si le decía eso, era más probable darle una pista. Aparte, el poder máximo no lo tiene ella, si no la despreciable de su hija —contestó molesta Hécate.

¿Hablamos de la hija de Nix y Poseidón?

Sí, yo quiero ese poder para que reviva como tal Cronos, y sea más poderoso al punto de poder destruir a todos los dioses y semidioses.

Escuché todo su plan, y ahí fue cuando me di cuenta de que todo era un plan bien hecho, y que si nadie sabía, probablemente saldría a la perfección.

Nico

Estaba sentado y mirando a Ayla, ella aún no despertaba. Quería que abriera sus ojos y ver de nuevo ese hermoso color que cambiaba de un café a un hermoso azul.
Abren la puerta de la enfermería y puedo ver que son su tía y hermana de Ayla.

—¿Cómo sigue? —pregunta muy preocupada su tía.

—No ha despertado, pero se ha movido un poco, al parecer sueña algo —miro de nuevo a Ayla.

Minutos después de despertó alterada y asustada, por más que le hablaba no me escuchaba, y su tía se dio cuenta.
Ella se puso en frente de Ayla y la agarró de los hombros, ella vio a su tía quién empezó a hacer señas con las manos.

—¿Ese es lenguaje de señas? —pregunta Hazel.

—Sí —responde la hermana de Ayla.

—Pero eso se utiliza cuando la persona es sorda —comenta Annabeth.

—Es porque ella es sorda —está vez responde Percy, quien había llegado apenas.

—¿Qué? —preguntamos todos los que estábamos ahí, a excepción de Percy, Quirón, la tía y la hermana de Ayla.

—¿Pero cómo...? —dejo la pregunta al aire.

—Percy —la tía de Ayla lo mira—, ¿te puedes quedar con Ayla y con Sarahí?.

—Sí señora —se sienta al lado de Ayla.

Los demás salimos de la enfermería.

—¿Cómo es que Ayla perdió su sentido auditivo? —pregunta Piper.

—Ella lo perdió en un accidente automovilístico, cuando ella tenía 5 años. Pero es un misterio —responde la señora.

—¿Por qué? —está vez pregunta Alice.

—Aunque, eso no tiene sentido, digo, en un accidente automovilístico no puedes perder el sentido del oído —comenta Annabeth.

—Y en eso tienes razón querida, ella no lo pudo perder de esa manera, pero los doctores nos dijeron eso —mira a Annie.

—Pero tengo una duda —habló ésta vez Leo—. ¿Por qué si perdió su sentido del oído, no le hemos visto un aparato en su oreja para ese tipo de problemas? —y en eso tenía razón Leo, Ayla se ha amarrado muchas veces su cabello y nunca le hemos visto un aparato en su oreja.



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En el texto hay: dioses griegos, percyjackson, metamorfos

Editado: 18.04.2023

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